Origen de los poderes

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Vamos a empezar por algo sencillito: ¿a qué llamamos poderes? ¿Qué tipos de poderes hay? ¿Cuales usar en tu historia?

Para responder la primera pregunta, en este manual llamamos poderes a las capacidades y habilidades de las que el ser humano medio carece y normalmente no puede llegar a adquirir. ¡Con énfasis en "normalmente", porque dependiendo de tu historia algunos poderes pueden ser obtenidos! Y de hecho, muchos de nuestros protagonistas lo son precisamente porque han obtenido esos raros, únicos y espectaculares poderes.

Yendo a la segunda pregunta, existen distintos tipos de poderes en la ficción; vamos a hacer una clasificación rápida en los siguientes grupos principales, que dependen en cual es su origen.

- Lo primero en lo que uno piensa al pensar en poderes es en poderes sobrenaturales. Hechizos, habilidades psíquicas, encantamientos, maldiciones... Veremos esta clase de poder en todo tipo de géneros, desde el medieval-fantástico a la fantasía urbana. Y en el género de terror es donde más abundan estos poderes. ¿Una historia de vampiros? Sobrenaturales. ¿Licántropos? También, sí. ¿Momias? Por supuesto. ¿Freddy, Jason, los cenobitas de Hellraiser? Desde luego. ¿Zombies? Uhh, a menudo; se está poniendo de moda darles otro tipo de origen.

Por definición son poderes sobrenaturales aquellos que tienen un origen fuera del universo físico que conocemos. Ojo, casi todos los poderes permiten hacer cosas físicamente imposibles: sólo son sobrenaturales si el motivo de que puedan hacerse es ultraterreno.

Los poderes sobrenaturales son, a menudo, posibles de obtener. Puedes ser transformado en una criatura sobrenatural por otra, u obtener un objeto mágico cuyos poderes pasas a usar tú, o pasarte sesenta años estudiando grimorios y pactando con fuerzas místicas, y si eliges las equivocadas, que la luz de los Vishanti te acompañe, como dice el Doctor Extraño. O, bajo ciertas bendiciones o maldiciones, puedes nacer así.

- La segunda categoría serían los poderes pseudocientíficos. Se trata de aquellos cuyo origen se basa en la ciencia, o por lo menos en la ciencia ficción. Aquí el gran género son los superhéroes, sin duda. Spiderman fue picado por una araña radioactiva que le mutó. Los mutantes/metahumanos nacen con habilidades sobrehumanas debido a un capricho de la evolución. Iron Man es capaz de diseñar un traje y una fuente energética para el mismo que le permite volar, ejercer una fuerza sobrehumana y disparar rayos repulsores.

Ah, y aquí es donde incluímos las otras películas de zombies, o como prefieren algunos puristas, de "infectados". Aquellas en las que la zombificación proviene de un virus de capacidades únicas que gobierna los actos del susodicho zombie. En algunas versiones, esto les convierte en personas enfermas y contagiosas, lo que le da un punto de drama emocional a tener que acabar con ellos. En otras, el virus los mata y luego los reanima, y su única función es dar una explicación no mágica a los muertos vivientes.

Esta distinción sutil hace que, siendo el mismo resultado exacto, unos parezcan más realistas que los otros. Nuestra cultura fundamenta sus creencias en la ciencia, y uno de los dogmas científicos es que siempre es posible descubrir algo nuevo que nos obligue a revisar lo que ya sabíamos, o creíamos saber. Así que aunque sepa que no es así puedo permitirme, para disfrutar de esta novela, imaginar que podría existir un virus de los zombies, como el Solanum de World War Z. La explicación de George A. Romero ("Cuando no quede sitio en el Infierno, los muertos caminarán sobre la Tierra") nos parece menos realista porque se funda en ideas que, fuera de los creyentes, son consideradas supersticiosas.

Los poderes científicos se obtienen por un extraño e irrepetible accidente que tiene consecuencias improbables sobre la química corporal única del que los recibe. O pueden ser diseñados por ingenieros tan brillantes que para ellos que las leyes de la física son, más que leyes, sugerencias. O puedes presentarte voluntario (o no tan "voluntario") para que dicho ingeniero te implante dicha tecnología directamente. O puedes nacer así, como decíamos.

- El tercer y último tipo de poderes son los poderes físicos, o poderes naturales. Su origen es, sin influencias mágicas ni científicas, el cuerpo de quien los posee. ¿A qué me refiero con esto? Las armas naturales de un animal, por ejemplo; o la destreza en combate de un artista marcial. Las escamas de un dragón, los colmillos de un hombre lobo, la respiración bajo el agua de una sirena o la fuerza de un oso, son poderes inherentes a sus cuerpos, parte natural de ellos. Cierto, el poder de transformarse en hombre lobo es sobrenatural, pero completado el cambio, los colmillos son reales y creíbles.

"Eh, espera un poco", interviene un lector entrometido. "Las artes marciales sí puede adquirirlas cualquier hijo de vecino."

Cierto, lector entrometido, pero lo importante es si son importantes para la narración. Cualquiera puede aprender tiro con arco, pero ser lo bastante bueno con él como para que te admitan en los Avengers es otra categoría. Cualquiera puede estudiar informática, pero el hacker capaz de romper bloqueos infranqueables y reprogramar software alienígena con un Mac es ser parte de una élite mundial fuera del alcance de los meros y comunes mortales.

Y por último, existen los poderes mixtos. Es decir, en más de una categoría a la vez. El artista marcial capaz de entrenar su cuerpo físico hasta poder proyectar cantidades masivas de energía Ki tiene un poder físico pero que entra en lo sobrenatural. En Final Fantasy VI se acuñó el término Magitek, para referirse a máquinas como robots de combate alimentados por energía vital. Y el género cyberpunk abunda en cyborgs maestros de imposibles estilos de kung-fu; mi favorito al respecto es el manga Gunnm.

La tercera pregunta, qué clase de poderes conviene usar en tu historia... ¡la responderemos mañana! ¡Gracias por leer!

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