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Hace varias semanas comenzaron a haber robos en el sector donde vivía Jisung, los vecinos estaban un poco asustados y más atentos de lo normal con respecto a las personas que transitaban sus calles.

Los padres de Jisung estaban un poco nerviosos. Debían hacer un viaje importante por su trabajo y no podían llevar a su hijo, por lo que reforzaron el sistema de alarmas de su casa para que, en caso de que entraran a su hogar, la policía llegara en tan solo algunos minutos de espera.

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Eran a penas las dos de la madrugada cuando Jisung sintió ruidos en el piso de abajo, se sacó los audífonos y pausó la serie que estaba viendo en su laptop para verificar que no había sido su imaginación jugándole una mala pasada.

No podían ser sus padres, ya que ellos habían salido hace algunas horas a un viaje de negocios a Japón y ya debían estar a varios kilómetros de distancia.

Su corazón latió rápidamente cuando escuchó unos pasos subir por las escaleras y se lamentó mentalmente al recordar las palabras de sus padres.

"Jisunggie, recuerda activar las alarmas de la casa, no queremos que el siguiente robo sea aquí y menos contigo estando solo ¿si? Prométemelo"

Jisung había asentido sin despegar la vista de su teléfono donde sus amigos se peleaban en el chat sobre quién tenía el pene más grande, ya saben, discusiones totalmente importantes y con mucho sentido.

Ahora solo quería golpearse contra la pared por no haberlo recordado antes.

Los pasos se acercaron hacia su puerta cuando quiso llamar a la policía, pero entró en pánico y optó por cerrar su laptop, bloquear su teléfono y hacerse el dormido, quizás si el ladrón veía que había alguien ahí se iría.

Pero grande fue su sorpresa cuando el extraño entró a su habitación y luego de un largo silencio, sintió un paño mojado de alguna sustancia fuerte siendo presionada contra su nariz y boca. Abrió los ojos por instinto y observó los contrarios a través del pasamontañas que ocultaba casi todo su rostro antes de caer inconsciente sobre su colchón.

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Abrió sus ojos lentamente, estaba confundido y desorientado, la cabeza le dio vueltas un par de segundos hasta que pudo enfocar bien su vista a su alrededor, aún seguía en su habitación. Cerró sus ojos intentando recordar lo que había pasado hasta que las imágenes llegaron a su mente de golpe, abrió sus ojos como platos rápidamente e intentó moverse, pero no pudo. Quiso gritar, pero tampoco pudo.

Movió sus labios y los sintió tirantes, pudo reconocer de inmediato una cinta adhesiva cubriéndolos. Tenía su pecho pegado hacia el colchón y sus muñecas atadas una contra la otra por su espalda baja con la misma cinta que tenía en los labios.

Intentó mover sus piernas también y tampoco tuvo éxito, llevó su vista hacia abajo, viendo como dos cuerdas mantenían sus piernas separadas y atadas a cada pata trasera de la cama.

No podía moverse... Y eso lo excitaba.

Lo que no sabía el ladrón, es que Jisung tenía una extraña parafilia llamada vincilagnia, es decir, que encontraba excitación sexual al estar amarrado.

Te Quiero Volver a VerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora