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•Un Mes Después•

—Pues pasó todo el mes de junio, eso fue tremenda putada,— Bufa una risa Patricia sentada frente a la psicologa vistiendo unos mahones con una camisa negra de mangas largas y su cabello suelto. Ella juega con sus dedos antes de mirar hacia abajo con sus piernas cruzadas mientras que la psicóloga le presta una seria atención a la joven.

La joven deja de sonreír. Más bien pone una cara de silenciosa angustia. El ceño fruncido lo dice todo incluso si lo único que hace es carraspear la garganta.

Tiene múltiples cortadas alrededor de su rostro. Estas aún están rojitas a pesar de que se ven cicatrizadas e atendidas.

—No has visto a tu amigo desde el accidente ¿verdad?

—Sí. Dejó de venir a clases muy de repente. Se desapareció sin siquiera decirme algo. Le envíe muchos mensajes pero me aparece como que no los ha leído. No sé qué le ha pasado. Incluso cuando visité su casa durante los días previos del accidente automovilístico, él no estaba. Su madre también parecía preocupada. Claro. Que madre no lo estaría ¿no?

La psicóloga apenadamente baja la mirada ante esa trágica noticia sobre el mejor amigo de la chica y reincorpora su espalda sobre el espaldar. —¿Y tú crees que su comportamiento esté siendo normal o te parece extraño?

—Extraño.— Responde automáticamente Patricia alzando su mirada para revelar como dos lágrimas ruedan bajo sus ojos por el largo de rostro. Seria. Aunque dolida. —Una vez eres su amigo, él no te deja de hablar por ninguna razón.

—Ya veo. ¿Recuerdas algo del accidente automovilístico?

—Era mi tercera vez conduciendo.

FRAGMENTOS DÉBILES:

Patricia conducía bajo una noche lluviosa vistiendo una chaqueta estilo india. Habían pasado 5 días desde la desaparición de su mejor amigo así que estaba algo decaída. Su cabello suelto, portando mahones cortos y botas. Una bolsa de frutas e vegetales en el asiento pasajero.

Su mamá la llamaba así que ella llevó su teléfono a su oído. —Dime mamá.

—Tienes todo ¿verdad?

—Sí mamá. Ya estoy a dos calles más para llegar a casa.

—Está bien. Cuidado hija.

—Siempre.

Patricia guiña un ojo con una débil sonrisa aunque no se vean la una a la otra. Escucha la pequeña risa de su madre en la otra línea del telefono. Por lo tanto la joven cuelga y pone el teléfono en el asiento pasajero.

Sigue conduciendo y al doblar hacia la otra calle que le tocaba, las luces de un auto inesperado que iba a toda velocidad iluminaron el cristal principal del auto de Patricia.

Patricia agranda sus ojos respingando un poco y recibe el chocazo desde la puerta del pasajero. Aquel auto derrapa las gomas del auto de Patricia llevándoselo con la capota.

Mientras las gomas se derrapaban, el choque era tan fuerte que impulso la cabeza de Patricia a chocarse fuermente con la ventana a su lado. E incluso rompió la ventana del pasajero en trocitos que volaron por todos lados cortándola a ella.

El auto de Patricia se sostuvo en las dos gomas del lado derecho. Quedando parado de esa forma... Hasta que se cayó boca abajo y así quedó ella: con las mejillas ensangrentadas, la boca media abierta, y sus manos sobre el tejado del auto ahora con vidrios por doquier.

FIN DEL FRAGMENTO.

—Lo siento. Eso es todo lo que recuerdo.

—Está bien. Yo solamente estoy aquí para que tengas en claro lo que debes recordar siempre ¿de acuerdo, querida?

NO LOS VEMOS • MewGulf ft. Patricia GoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora