Capítulo III

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Después de la llegada de la encantadora niña a la ciudad, su actitud y forma de pensar cambio repentinamente, mas que todo por que mientras admiraba el paisaje recordaba lo miserable que era su vida antes de la ida de su abuela.

—padre, por que usted nunca me llevo de viaje a otros lugares del mundo?— Pregunta mientras toma un chocolate caliente— Posibilidades tenia...

—Porque son cosas de trabajo, no una excursión de niños— dice mientras responde una llamada.

Ella sin querer interrumpir a su ocupado padre sigue observando el rigoroso lugar hasta que el coche para en un edificio muy moderno y enorme.

—Ohh, ¿es su hija?— pregunta el conserje.

—Si, su nombre es Niasha y se va a quedar a partir de ahora conmigo.

—¡Hola!, un gusto conocerlo- Dice mientra extiende su mano para estrecharla

—Hola, el gusto es mio- Dice alegre mientras recoge las maletas para llevarlas a su departamento.

Después de pasar un rato y Niasha decorar y colocar todo lo que tenia en sus maletas en orden, el padre pide algo a domicilio para cenar y descansar de ese día tan agotador.

—Niasha hija, se que no has estudiado en una de esas escuelas en las que el profesor por lo general no dedica el suficiente tiempo a cada uno de los alumnos. Pero como sabrás estamos en la ciudad, y acá hay escuelas de una gran calidad académica en las cuales puedes estudiar todo lo que tu quieras, y a la vez cursos o actividades extracurriculares— Explica mientras sirve la comida en la mesa.

—Lo se, ¿ha que te refieres padre?

—Me refiero, a que tendrás que socializar con otras personas así no sean de tu agrado, ya que estudiaras en una escuela con mucha gente y no con una profesora particular como hacías en aquel pueblo.

Ella no sabia como reaccionar, por una parte estaba feliz de saber que no estaría apartada de la sociedad, pero por otro lado no sabia si aquellas personas la aceptarían tal y como es.

...

escucha que una voz tenue la llama a la distancia, no le toma mucha importancia mientras observa como los pétalos de cerezo caen con gran densidad. Al fondo observa como un joven preocupado y de cabello dorado no deja de mirar un papel que en su interior contenía una dirección... escucha como pronuncian su nombre con mas fuerza y dureza, al momento de girar siente como una mano helada y una voz un poco mimada le dice.

—Disculpe, ¿sabe como llegar a la dirección?...

*despierta* Solo fue un sueño...

...

se dirige sin mirar a los lados a su aula de clases asignada, ya han pasado unas semanas y ella con un poco de dificultades para adaptarse siempre intenta de llegar antes, esquivando de esta manera las miradas de las otras personas, y evitar que de cierta forma hablen de ella.

Se que por su apariencia de una niña risueña, nadie sospecharía que dentro de ella tiene una gran depresión, que pese al tiempo ella no ha superado.

Ese día como muchos otros, le toco quedarse hasta tarde limpiando el aula, mientras limpia uno de los puestos encuentra en su interior una hoja de cuaderno arrancada y muy arrugada la cual despreocupadamente lee sin importar que contiene en su interior. Le costo leerla, ya que tenia grandes borrones y al parecer gotas de lágrimas.

Era una declaración sin terminar, la cual decía todo lo que esa persona sentía.

Ella sin saber que alumno o alumna se sentaba en ese pupitre, decide esperar hasta el día siguiente.

*al día siguiente*

ese día se despertó muy temprano, quería de cierta forma saber que paso en ese sueño tan extraño pero al pensar tanto en ello no pudo dormir mas de las 5:00am

—Hija, tenemos que hablar...- la voz provenía de su padre, el señor Sazuki

—Nunca son noticias buenas, ¿verdad papá?- Dice sarcásticamente, sin querer saber que le quiere contar.

—La señorita Misaki va a chequearte durante toda la semana, vendrá dos veces al día y vera si cumpliste con todos tus deberes. Ya que como anteriormente te mencione, me voy por una semana aproximadamente a una junta de trabajo y por razones obvias no te podre llevar.- Niasha acostumbrada de su asquerosa rutina, solo coge una manzana y se va a la escuela.

Después de pasar barias horas desvía las mirada hacia aquel pupitre, y ve como un chico de cabello un poco largo y oscuro, piel tan pálida como la porcelana se encuentra en aquel lugar, despreocupada lo observa y llega a notar cortadas profundas, y ojeras muy marcadas de largos desvelos, también nota muchos otros rasgos y desconcertada por su personalidad no lo deja de observar.

Suena la alarma y todo los estudiantes salen del aula. Mientras que ella recoge sus cosas escucha una voz, y esa voz tan apagada y distraída era de el.

—¿Por que no dejabas de observarme?

No es bueno dormir hasta medio día abuelitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora