Destino, Soledad o un Sol - MewGulf

VII

1 hora antes:

Gulf se encontraba ansioso, su lobo caminaba en círculos mientras la noche abrazaba por completo la reserva.

La luna roja alteraba a los cambia forma de distinta manera, por alguna razón al general principal lo había llevado a transformarse inconscientemente, pasaba de humano a lobo sin algún motivo.

Se había desecho de algunos vampiros que aparecieron cerca, al final tuvo que volver a la concentración del exterior, se encontraba con Earth quien se había encargado de recibir los informes de las tropas 3 y 4.

- Los grupos de chupa sangre nos rebasan en número. Al parecer uno de los nuestros está gravemente herido, la tropa 3 ha controlado la emergencia.

- ¿Cómo va la tropa 4?

- Ya he mandado refuerzos- respondió Earth con toda la calma que podía tener.

- Perfecto, me moveré hacia el sur para contener al número de pálidos. ¿Hay algún reporte de que el perímetro se haya rebasado?

- Por el momento no han atravesado el límite, los guardianes de la reserva reportan calma.

- ¿Cómo están Mild y Kao?

- Ellos se encuentran bien, no se ha visto a ningún chupa sangre en 6 km a la redonda.

Era el 9no informe en lo que iba de la noche, Gulf estaba nervioso, la cantidad de pálidos contabilizados aumentaba a cada instante, algo dentro suyo sabía que no podía estar bien, ni mucho menos bajar la guardia. Su instinto no le mintió; como si hubiera llorado a la luna llamando la desgracia esta apareció siendo una respuesta a su inquietud.

Un alfa de gran tamaño llegó con la última energía que quedaba en su cuerpo, casi a rastras se acercó a Gulf. El general lo entendió en cuanto lo vio y recibió en sus brazos, se había jodido.

- General, su aprendiz. –Gulf sintió un escalofrió recorrerle todo el cuerpo en cuanto esas palabras aterrizaron en sus oídos, no era propio de Kanawut dejarse dominar por sus emociones, pero fue inevitable recrear la sensación de aquella luna sangrienta en la que perdió a su padre. – Se llevaron a Min.

- ¿Dónde estaban? ¿dijeron algo? – La voz del general principal se tornó oscura, oculto sus miedos como siempre que tenían un ápice de presencia y los disfrazó en su fachada de serenidad, aunque por dentro estaba temblando.

- Fueron 50 señor, nos atacaron cuando entregábamos el informe al beta, mi compañero.... Él – la voz le tembló al peli café- dijeron que uno vivo era suficiente para traer la información. –presionó los puños con fuerza tras el final de sus palabras.

- ¿Algo más? –Preguntó Kanawut, Earth se mantuvo estático por la impotencia, todos los lobos que escucharon el informe quedaron pasmados, estaban siendo rebasados en número y débiles por la luna sangrienta, no podían culparlos por sentir miedo.

- Me dijeron que lo esperan en la cabaña 202, solo usted o... matarían a Min.

- Entendido –Gulf suspiró en completo entendimiento, Earth lo volteo a ver como si la petición de los vampiros fuera imperdonable, todos los presentes se sumieron en un silencio sepulcral, porque el rostro del general lucia sereno, consciente de lo que pasaría con él y dispuesto al sacrificio.

Era bastante obvio que maldito chupa sangre había planeado el ataque, prácticamente fue una burla hacia Gulf, le gritaba en la cara lo confiado que estaba. El general no iba a perdonar su osadía, los recuerdos vinieron al apogeo de emociones, durante 5 años tuvo pesadillas constantes sobre su padre, tenía impregnado en la mente el rostro del vampiro que lo había matado, conforme trascurrieron los años entendió como terminaría este juego de presa y cazador, mientras ambos vivieran Gulf no tendría paz, por esa razón lo sabía; hoy debía ser el día de ponerle fin a sus culpas, de sanar la memoria de su padre y sobre todo demostrarse a sí mismo que el niño cobarde que hurgaba en la basura buscando comida se había ido para siempre, que el lobo solitario que nunca aprendió a cazar en manada consiguió la fuerza para levantarse de todo. Hoy el general del clan de la luna probablemente moriría y después de su muerte nadie en la manada lloraría su recuerdo, igual que su padre se iría sabiendo que hasta el final vivió fuerte a sus convicciones, pero no se iría solo, antes debía matar al hijo de puta que le arruino la vida.