Capítulo 4: ¿Llorando niñita?

3 2 0
                                    

—Má, esa camisa no me gusta... Ese short se ve muy apretado... Mami, esa sudadera se ve muy caliente. No me voy a ir a la Antártida...

—Danelle, dime que es lo que te gusta porque es muy complicado saber que es lo que quieres. —Me regaña pero en el fondo sé que tiene toda la razón. —¡Ay, mira! te quedaría muy bien.

Me enseña un traje de baño, strapless, rosa. La miro y se da cuenta que no me gusta.

—Ay pero si se te vería lindo.

—La cicatriz, ¿Recuerdas?

Me ignora.

—Le quedaría precioso. —Habla más para ella que para mi. —¿Cierto que si, Kala?

Si, Kala está aquí.

—Si, se te vería lindo. —La fulmino con la mirada. —Aunque si no te sientes cómoda pues podemos mirar más.

Le agradezco con una sonrisa y mi mamá nos mira mal.

—Tienes que dejar de acomplejarte por esa cicatriz. Mejor siéntete orgullosa de llevarla porque fue una gran batalla ganada.

La cicatriz surgió después de una cirugía cardíaca. Un día Viernes, 13 de abril  me operaron debido a que me detectaron una comunicación interauricular o llamado comúnmente "soplo" que es, basicamente, un  orificio que separa a las auriculas. Por lo general, es un defecto de nacimiento así que suele cerrarse solo pero hay veces que requiere cirugía como mi caso. Mi orificio era bastante grande así que necesite estar conectada a unas máquinas (cirugía de corazón abierto) para poder cerrarlo. Recuerdo que ese día tenía tanto miedo que cuando los doctores me iban a poner la máscara de anestesia dije que se me iba a caer un diente. La enfermera se rio y me dijo que eso no sería problema. Me puse a contar para saber cuánto tardaba en dormirme pero solo llegue a tres. Después de la cirugía, tuve un mes de reposo donde la herida de mi pecho cada vez iba sanando más. Hasta que quedo una cicatriz medio rroja medio rosada de 10cm aproximadamente. Y a día de hoy me acompleja.

Al llegar a casa, mi madre me hace probar la ropa que compramos para el maldito campamento así que lo hago sin rechistar. Ella me aplaude cada vez que salgo con una prenda nueva y mi hermana, Laila, se rie de mi sin prudencia alguna.

***

—Buenos días somos Irma, Melina, Katarina y Danelle y hoy hablaremos sobre el cambio climático. 

Al finalizar la exposición del trabajo de síntesis me sentí aliviada y feliz. Todos esos nervios que sentía antes de exponer se fueron cuando vi la mirada orgullosa de mis profesores. Mis compañeras de grupo también se sintieron orgullosas de ellas mismas y de nosotras, lo percibí cuando vi sus sonrisas.

—¡Excelente chicas! No hace falta decirles que calificación obtuvieron. Ustedes son conscientes de lo que se merecen. Pueden sentarse. —Dijo Samuel, nuestro profesor y el mejor amigo de muchos de mis compañeros.

Después de clases fui directo a mi cita psicológica con Tom.

—¿Así que te sientes feliz? —Dijo él.

No lo sé, solo sé que el estrés que tuve toda esta semana por el TDS me pareció insignificante. Me siento aliviada por haber terminado mi curso con está sensación de haber hecho algo bien.

—Haces muchas cosas bien, ¿sabías?

No respondí solo pude regalarle una sonrisa.

—¡Oh. Dios. Mío! Danelle acaba de sonreír.

—Si —Me reí — solo por eso merezco un donut. —Me levante del sofá y fui directa hacia la mesa de aperitivos y dulces pero dejé de sonreír — ¿Tom, y mis Donuts?

—Se me acabaron, tengo más pacientes por si no sabías. Deberías probar una napolitana de crema. Te gustará más, te lo aseguro. —Dejo de sonreír y añadió —Danelle, no has vuelto a hablar sobre ese campamento de Inglés. ¿Cómo te sientes al respecto?

—Sabes, ya no estoy tan furiosa. Al principio, como ya sabes, creí que no necesitaba nada de eso que solo necesitaba a alguien que pudiera hacer que mis ojos cambiaran el modo con el que miran la vida y... lo miran a él. —Mordí mi napolitana, después de todo si me gustó. — y ahora solo pienso que puede estar bien desconectar por unos días.

Él sonrió de lado y anotó algo en su libreta tonta. Como odio a esa libreta.

Me despedí de Tom y me dirigí a mi lugar secreto. Sonreí al llegar y una lágrima corrió por mi mejilla.
Contemplé la vista, era maravillosa, no solo porque el cielo se ve increíble sino también porque podía ver a las personas pequeñas y las luces de los coches difuminadas. Todo se veía desde allí y eso me agradaba.

—Otra vez estoy aquí. — Suspiré. Me senté dejando caer mis pies  y me limpié mis ojos húmedos.

Los recuerdos empezaron a llegar. Esos abrazos que algún día me hicieron feliz, hoy me destruyen.

—No empieces con tus filosofías. — Me llegó a decir en este mismo lugar cuando me estaba hablando de Babette y yo le había dicho que él solo necesitaba sanar para poder perdonar.

—¿A qué te refieres con “filosofías”? No seas tonto. Solo hazme caso y no necesitarás mis “filosofías”. Por cierto, esa palabra no existe.

Él se rió y me abrazó.

—Te odio tonta.

—Y yo a ti.

Ahora sí que te odio. —Lloré —Nunca te podré perdonar y nunca me podré perdonar. Me odió a mi también.

—¿Llorando niñita? —Dijo una voz con un todo perverso —¿Quieres que te haga feliz?

Sentí miedo, no quería mirar porque sabía que era un tipo mayor. A pesar de ser un lugar maravilloso, era muy oscuro cuando se hacía de noche y ya estaba cayendo el día.

—Yo... Ya me voy. —Dije con voz temblorosa.

—No es necesario linda.— Se me acercó. Quise ir para atrás pero si lo hacía iba a caerme y podría morir aplastada por un coche o simplemente porque me pegaría en la cabeza con muchas rocas. —Podemos hacer que nos olvidemos de nuestros problemas.

—No, de verdad. Tengo que irme ya se hace tarde. —Di un paso para irme pero me cogió del brazo.

—¡He dicho que te quedes!  Si te resistes te tiraré por ahí—Señaló el cielo pero sabía que se refería al barranco. Así que no puse resistencia. O me violaban o moría de un golpe en la cabeza.

Me empezó a besar el cuello bruscamente e iba descendiendo por mi cuerpo. Llegó a mis pechos y desabotó mi camisa. Apretó mi pecho izquierdo mientras que intentaba desabrochar mi sostén. Retiro su mano de mi pecho para que él brasier cayera.

—Wow, eres preciosa. Aunque tú cicatriz es horrible. Ahora puedes dejar de llorar porque la vamos a pasar muy bien. —No dije nada pero mis manos fueron directas a mi pecho descubierto. Quería taparme. —¡NO, NO TE TAPES!

Lloré más y él volvía a tocarme. Su mano levantó mi falda, me besó mi muslo mientras enterraba sus uñas en mi trasero. Me volteó bruscamente y me mordió una de mis nalgas. Empezó a bajarme mis bragas. Le detuve la mano.

—Por favor no — le rogué en un susurro.

Me giró para que volviera a estar frente a él. Me agarró de la cara, me besó los labios asquerosamente. Se separó de mí y me abofeteó.

—Mira mocosa esto te pasa por estar en un lugar sola.

—¡Por favor... Déjeme ir! —le grité y volví a recibir una bofetada.

—No grites estúpida. —Me dijo y vivió a tocar mis pechos.

Se desabrochó el pantalón y supe que ya no habría nada que me salve.

—¡DEJALA EN PAZ O LLAMÓ A LA POLICÍA!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 11, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

5 días para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora