Capítulo 23

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LIAM

Abriendo mis ojos paulatinamente, no pude evitar parpadear repetidas veces. Sentí que mis pestañas, por más pequeñas que sus hebras fueran, rozaban mis ojos, escociéndolos constantemente. Poco a poco, mi vista empezó a aclararse y mi mente a bombardearse de los recuerdos producidos por la carrera, las pocas palabras que alcancé a escuchar de la banda de automovilistas entre sueños mientras estaba siendo trasladado sonaban como ecos indescifrables desde el fondo de mi mente.

Me sorprendí al encontrarme con las cosas de la habitación de Zayn a mi alrededor, lo que me indicaba que lo que estaba debajo de mí era su cama y no la mía o la de un hospital. Mi cuerpo estaba envuelto con suaves edredones y agradecí enormemente sus preocupaciones, pero no había muerto, al menos, no todavía.

Los enemigos de Zayn fueron realmente crueles al patearme el culo de esa forma bestial, seguramente tendré que quedarme en cama por un mes o más. No tenía idea de mi tiempo de recuperación pero lo que me desconcertaba mucho era el hecho de que los partidos regionales se aproximaban.

Tal vez me lo merecía, tal vez ese había sido mi tercer strike por haber desobedecido al moreno. La riña debió centrarse en él pero simplemente no pude permitirlo, me gobernó el instinto y, en cuanto me quité la venda de los ojos, ya estaba partiendo caras, y ahora mis costillas eran quienes lamentaban mi imprudente osadía.

Deslizando mis dedos, sentí un pequeño dolor agudizando cada milímetro de mi cuerpo. Mis yemas palparon mi piel y el dolor seguía siendo tan ligero que no podía creerlo, imaginé que sería tan serio. Así fue hasta que llegué a lo que parecía ser la tela de una gasa cubriendo la zona inferior de mi abdomen y me golpeé mentalmente al recordar la herida.

¿Fue tan fuerte la gravedad del asunto? ¿Morí y todo lo que veía a mi alrededor era una simulación creada por el más allá de uno de los lugares que me ha arrancado más de una sonrisa en mi vida? ¿Realmente me habían apuñalado? Sabía que estaba dramatizando mi situación pero a estas alturas podía permitirme sacar mis alocadas conclusiones.

—Ya iba a llamar a tu príncipe azul para que despertaras, bella durmiente —una voz masculina tensó mis músculos, ocasionando que el dolor fortificara su punzada al clavarse en ellos. Alarmándome instantáneamente, volteé la mirada para encontrarme con dos orbes azules, el propietario de los mismos tenía una conocida cabellera rubia que me hizo sentir menos inseguro y me confirmó que esta era la casa de Zayn—. Me salvaste de una buena patada en el culo, ¿sabes? El que hayas abierto los ojos trae buenas señales pero...

La palabra quedó suspendida en el aire cuando observó con entretenimiento la mueca de dolor que encogió mis labios y escuchó las maldiciones que escaparon de mi boca, como si desde un principio hubiese previsto que mi cuerpo empezaría a palpitar del dolor una vez despertara.

—¿Q-qué mierda está ocurriendo?

—... el dolor aún no ha desaparecido —completó la respuesta pendiente. Con un gesto vago, continuó—. Te lo explico: El motivo por el cual despertaste se debe a que el sedante dejó de surtir efecto, así como en tus entrenamientos, la adrenalina impide que tu energía se agote vertiginosamente pero cuando tus prácticas terminan, tu cuerpo empieza a quejarse. Sucede de la misma manera con los analgésicos, tu cuerpo necesita respirar un poco, por lo tanto, llega al extremo de rechazar el tranquilizante y espabilar tus sentidos, incluyendo la pulsación de tus heridas. ¡Como una resaca!

Parpadeé en su dirección, sin comprender en su totalidad lo que dijo pero lo suficiente para saber que se trataba de algo serio. Un estremecimiento volvió a azotarme, esta vez sentí como si cientos de puños de acero impactaran contra cada ángulo y arista de mi cuerpo. Maldije entre dientes todo lo que conocía, dolía como el infierno, como si hubiese entrenado sin descanso y el cansancio me estuviese pasando factura pero mil veces peor.

Por Ti (Ziam) || Fears Of God #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora