Capítulo 1- Ryouka

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—¿De veras piensas que así vas a acabar con el mal? Vamos, inténtalo de nuevo. —Lance soltó una pequeña carcajada al ver que intenté asestarle una estocada y casi caigo de nuevo. No lo soportaba, o yo estaba demasiado débil, o él era invencible, llevábamos tres semanas así y no había conseguido ni rozarle.

—Hago lo que puedo ¿¡entiendes?!—Estaba cansada y sudada, y ya bastante tenía con tener que aguantar su compañía como para que encima me presione a algo que no soy capaz.

Era ya algo rutinario, tarde tras tarde entrenábamos, pero yo no podía seguirle el ritmo ni podía entender por qué tenía que ser él quien "cuidara de mi". —"Es el mejor de todos nosotros, Ryouka, tendrás que aprender a aceptarle" me dijo Huang Hua, semanas atrás, cuando conseguí salir de mi cuarto tras mi encuentro con Lance en la Sala de Cristal. No podía creerlo, Jamón también era muy bueno, y disfrutábamos entrenar juntos. Huang Hua había sido muy injusta conmigo, ella sabe perfectamente lo que pasó y que no quiero a ese hombre cerca, pero al parecer le da absolutamente igual. Lance se ha convertido en mi entrenador personal, jefe de guardia y por si sobraba tiempo, también mi guardaespaldas. Era increíble, estaba que echaba humo.

Quién me mandaría hacer ese test del infierno de nuevo, estaba muy a gusto en la Guardia Absenta, era lo mío. Pero no, tenía que compartir aire con ese hombre de ojos azules, hombre que me dejó traumada, hombre que había cometido crímenes horribles, y que había crecido como todos los demás. Ahora lucía una barba naciente pero bien cuidada, y se recogía el pelo color azul platino en una pequeña coleta. Me sentía inútil, había perdido mi sitio allí, Karenn hasta era mayor que yo. Era incómodo hablar con ella y con Chrome, eran notables los años que había perdido en ese maldito cristal. Echo de menos a Miiko, que dejó la Guardia Brillante. Inmersa en esos pensamientos, noté cómo caía al suelo, cortándome el aliento.

—Presta atención Ryouka, así no conseguiremos avanzar. —Me había aplacado cogiéndome por la cintura con un brazo y dejando una rodilla en el suelo. Puso su cara más cerca de la mía de lo que debería. —No puedes pasarte la vida en la enfermería. Debes aprender a defenderte tu solita y sobre todo a no volar al mundo de yupi.

Aquello me cabreó muchísimo. Él no tenía ni idea de por lo que estaba pasando, ni de que me sentía como la mierda, ni que estaba en malas condiciones físicas, ni de que detestaba con toda mi alma tenerle cerca. Sin decir nada, me levanté como pude y me fui. No quería ni verlo.


Fui en dirección de las duchas inmersa en mis pensamientos de odio contra Lance. Tenía esa mirada y esa sonrisa arrogante, no lo aguantaba. Me dejaba sin palabras, y estaba hasta las narices de despistarme en aquellos ojos fríos como el hielo. Se supone que le odiaba, que debería estar planeando su muerte o algo así, pero ahí estaba pensando como una tonta en sus ojos. Habían cambiado desde la última vez. Ya no veía ese rastro de ira y superioridad, eran unos ojos completamente vacíos y tristes. A veces conseguía hacer que bajase la guardia, y como no tuviera cuidado conseguirá empezar a tirar el muro que un día él mismo construyó con sus propios actos. Salí de la ducha y me choqué con una mata de pelo rosa, se giró hacia mi.

—¡Ryouka tía! Hace tres días que no te veo, ¿cómo van esos entrenamientos? ¿estás bien?—Mi amiga me miró preocupada y yo simplemente asentí. No tenía ganas de hablar de lo mal que me sentía.

—Van bien Karenn, aunque Lance es muy estricto y un rival imposible. —rodé mis ojos y ella soltó una carcajada.

—Ya ves que si es imposible, nadie del CG puede vencerle, de veras tienes al mejor profe que podrías haber pedido. —¿En serio todos habían olvidado lo que había hecho? ¿Podían hablar de él de esa manera sin tener retortijones? Estaba cansada, y era obvio que yo estaba fuera de lugar. Del sitio del que venía yo Lance era el enemigo y ahora es alguien admirado por muchos. No entendía nada. Me conformé con soltar una pequeña risa y me despedí de Karenn para ir a mi habitación. Ni siquiera pensé en ir a cenar.



The night we met.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora