えいえんに / minshua

01. Mingyu

Mingyu jamás había deseado lastimar a alguien; jamás lo había hecho hasta que encontró a Jeon Wonwoo partiéndole la cara a Hong Joshua en los baños de la escuela, con Wen Junhui a su lado fumando un cigarrillo, como si la sangre del chico abusado no manchara las pulcras suelas de sus zapatos de un penoso color carmín.

Mingyu jamás ha sido un cobarde, pero tampoco se considera especialmente valeroso. "No busques los problemas si ellos no te buscan a ti", era lo que solía decirle su madre; "si los buscas terminarás como tu hermano", complementaba su padre.

Mingyu sabe que Wonwoo y Junhui son un problema muy grande, así que simplemente los ignora. No quiere terminar con una bala en la cabeza por jugar a ser el héroe.

Mingyu le teme un poco a la muerte y a un pueblo que se calla una arbitrariedad a causa del desinterés, o cobardía, de quienes lo habitan.

Donde vive no hay lugar para los héroes ni las buenas personas.

Al cuarto golpe del que Mingyu es testigo, la nariz de Joshua truena y la sangre sale a borbotones. Escucha el gemido del azabache y se compadece del chico cuando Wonwoo estrella su cara contra los lavabos de cerámica y un corte profundo se marca en su ceja.

—Te busca el profesor Yoon —interrumpe entonces, sin atreverse a interferir físicamente en el disturbio, tratando de apartar la vista del pobre chico magullado.

Wonwoo libera la cabeza del azabache, que de inmediato acaba una vez más colisionando sobre los impuros azulejos que cubren el piso, y lo mira antes de sonreírle cínicamente, como si no hubiera hecho nada malo. Junhui tira su colilla a centímetros de la piel de Joshua y la pisa con rudeza, aplastando el tobillo del chico también fingiendo ser un accidente. Joshua chilla de dolor.

—Gracias por el aviso —dice Wonwoo y toca su hombro antes de salir de los baños.

Junhui mantiene la mirada en Joshua por unos momentos, examinándolo, después pasa de largo a Mingyu y le sigue el paso a Wonwoo.

El castaño se acerca con cuidado al pequeño cuerpo inerte de Joshua. Está temblando y Mingyu le pasa su chaqueta por encima, importándole poco si esta termina empapada del fluido rojo.

—No necesitaba tu ayuda —murmura por lo bajo el americano con dificultad, tratando aún de regular su respiración e ignorar un poco el dolor.

Mingyu jamás le ha dirigido la palabra al chico, algo en su cabeza siempre le advierte que no es buena idea. Y Joshua parece mantenerse lo suficientemente alejado de él, como si Mingyu fuera ácido que corroe la piel.

Pero ahora, ni siquiera con la aspereza de voz del menor, se anima a pensar en él como alguien insolente.

Joshua es conocido como el único con coraje suficiente como para encarar a Wonwoo y defender a los demás, y de algún modo Mingyu lo admira por eso.

—Por un segundo creí que te mataría —asegura. Pasa los brazos del chico por sus hombros y Joshua gime con dolor ante el casi inexistente roce de pieles.

—No le tengo miedo a morir. Quizá eso marcaría alguna diferencia. —Porque Wonwoo es un chico violento por naturaleza, y Mingyu lo sabe. Sabe que alguien debería hacer algo.
Pero nadie se atreve a detenerlo cuando su propio padre es el alcalde de ese pequeño y corrompido pueblo.

Mingyu suspira y lleva a Joshua hasta la enfermería de la escuela con prisa aunque el chico se rehuse al comienzo. Teme que Wonwoo descubra su mentira y también vaya tras él ahora; aunque el mayor jamás se ha metido con él. Quizá Wonwoo le tenía algo de lastima, pues todos sabían la trágica muerte que se había llevado su hermano mayor hace un par de años.