えいえんに / minshua

02. Joshua

Joshua tenía sólo 11 años cuando mató a alguien por primera vez.

No había sido su intención hacerlo.

Estaba junto a Junhui en el centro del pueblo y la noche era en extremo calurosa. Los dos jugaban a las escondidas por orden del mayor y era el turno de Joshua de contar, así que lo hacía lento y fuerte para que el otro niño lo escuchara.

Cuando volteó no encontró a Junhui, sino a dos hombres mayores que se acercaban apestando a alcohol y con sonrisas siniestras.

"¿Qué hace un pequeño como tú solo a estas horas de la noche?, ¿acaso estás buscando algo?", había preguntado uno.

Joshua retrocedió hasta dar con un muro alto y miró asustado a ambos hombres cuando lo sujetaron y tocaron todo su cuerpo. Y aunque se resistió no pudo sacárselos de encima, así que terminó sometido ante los adultos que cargaban filosas navajas entre sus manos.

No muy tarde un joven, con rasgos ligeros y mirada lastimosa, lo encontró y se deshizo de uno de los hombres con desespero.

Joshua estaba llorando mientras observaba el arma de fuego del oficial resbalar de su funda y ser pateada lejos de la pelea, mientras el joven se encontraba muy ocupado tratando de evitar que el terrible extraño desgarrara su piel con la afilada punta de su cuchilla.

En un vago intento por salvarse, también temiendo que el joven resultara perdedor ante el desagradable mayor, se hizo con el arma de fuego entre sus dedos. No estaba pensado nada.

"Escucha, deja eso donde estaba antes", pidió aquel extraño con una voz inestable y llena de rigidez. Pero Joshua estaba muy ocupado sollozando como para escucharlo.

El menor no sabía que las pistolas se sujetaban alejando los dedos del gatillo, tampoco sabía que aquella que sostenía no tenía seguro. Por eso, aunque juró apuntar al hombre que lo acosó, acabó dándole en la cabeza a aquel chico que lo trató de defender mientras Junhui lo observaba huir manteniéndose escondido detrás de un par de cestos de basura.

Nadie hizo un gran escándalo sobre el accidente, nadie nunca hacía escándalos.
Los acosadores salieron impunes y tampoco decidieron hablar. Inclusive Junhui había permanecido con la boca cerrada con la única intención de que Joshua cargara con la culpa del secreto hasta la tumba, porque Junhui era una mala persona.

Joshua nunca volvió a hablar con Junhui,; y el mayor encontró una nueva compañía que fuera tan cruel como él mismo en Jeon Wonwoo, que sólo encontraba diversión en lastimar.

—¿Podemos regresar juntos a casa? —Seokmin pregunta, y Joshua de inmediato regresa a la realidad.

Una realidad donde si Seokmin recorre el camino hasta su hogar en soledad terminará tan destrozado como él.

—Acompañaremos a Seokmin hoy —anuncia a Mingyu en cuanto encuentran al chico esperando frente a la escuela.

El moreno asiente antes de despegar la mochila de Joshua de su espalda para pasarla por la propia. Joshua no se queja y camina de la mano de Mingyu, mientras Seokmin lo agarra de la parte trasera de su sudadera para no quedarse atrás.

La casa de Seokmin es tan gris como lo es todo el pueblo. La panadería que está a su lado posiblemente sea la única de todo el lugar, y Seokmin corre al local en cuanto se le da la oportunidad, buscando al hijo de los dueños. Joshua y Mingyu lo siguen de cerca, pero no alcanzan ni a entrar cuando el chico ya está saliendo.

Seokmin se detiene frente a ambos y da un respiro largo, tratando de formular una oración coherente. —Seungkwan no está.

—Seungkwan no está —repite Joshua de nuevo, más como pregunta que como afirmación, tratando de entender el peso de la frase que ha escapado de los labios ajenos.