19 de octubre de 2008.
Lo más aterrador de toda la situación es no saber el futuro de mis hijos.
He hablado con mi esposo y sé que jamás los dejará. Eso no es lo que me preocupa, sino que no podré abrazarlos cuando ellos más lo quieran o lo necesiten, cuando logren un objetivo o una meta no podré celebrarlos con ellos.
He visto a mis hijos y esposo llorar, trato de hacerme la idea que es normal, el otro día me visitó Yasmine junto con sus hermanos y sus abuelos, la niña estaba triste y me preguntó qué podía hacer ella para animar a mi hija. Solo pude contestarle que estuviera para ella siempre y me lo prometió.
Ayer les escribí muchas cartas a mis hijos, para cada momento importante de sus vidas iniciando con sus 18 años, he dejado indicaciones sobre sus regalos, sé que esto le duele a mi esposo, pero me ha cumplido. Mi madre llorando me prometió cumplir lo que le pedí, de igual manera mi hermana.
Con Cody hablé sobre lo que pasará y agradezco que sea mayor y entienda muchas cosas, no hace que nada sea menos doloroso, pero si un poco más fácil. Lastimosamente no puedo decir que con mi hija fue lo mismo, Sky ha llorado, no ha sido fácil hacerle entender y cuando lo hizo estuvo tres semanas durmiendo conmigo por tener miedo de despertar y ya yo no estar con ella.
Se abre la puerta y veo a mi esposo, le hago señas para que se acerque, aún me queda hablar algo con él.
—Dime, cariño ¿Deseas algo?
—Hablar contigo.
Palmeo a mi lado y él se sienta conmigo, me abraza y me da un beso en la cabeza.
—Quiero que Cody esté con una buena mujer, encárgate de enseñarle eso y que Skylar esté con un buen hombre, encárgate de enseñarle eso, también.
—De Cody lo entiendo, pero de Sky no.
—Quiero que le enseñes a Cody ser un buen hombre, ella verá eso y buscara a alguien así como su padre y hermano. También quiero que la ayudes a encontrar amigos verdaderos, que los apoyes en cada sueño que tengan, en cada meta, así ésta sea pequeña.
—Lo haré.
—Quiero que estudien y obtengan títulos universitarios.
—Por supuesto que lo harán.
—Quiero que cuando ellos este realizados y listos para el mundo, tú te enamores.
—Ellos van a estar preparados y yo no haré eso. Y no está en discusión, Stephanie. Me dedicaré a mis hijos.
—No te estoy pidiendo que te enamores ahora o en dos años, te hablo de más tiempo, quizás cuando Skylar tenga 21 años. Amor, no te niegues a la posibilidad de enamorarte en algún momento así sea incluso cuando tengas 70 años.
Él se queda en silencio.
—No te pido que me reemplaces, sé que no lo harás, solo quiero tu felicidad, Matt.
Lo veo y está llorando. De los tres se que a él le duele ahora más, hemos estado años juntos, compartimos muchas cosas y somos mejores amigos. Nunca es fácil eso y ya sé que le estoy pidiendo muchas cosas.
—No quiero seguir hablando de esto, por favor.
Accedo y vuelve a abrazarme. Mis hijos entran y se suben en mi cama para yo abrazarlos.
—Mami ¿Cuál es tu color favorito?
—El azul. —Respondo sonriendo, ella me ha hecho varias preguntas y las escribe para no olvidarlas, supongo que para recordarme siempre.
—¿Cómo te gusta que te digan?
—Primero me gustaba Steph, pero después empecé amar que me dijeran Mamá cuando ustedes dos nacieron.
Pasa el rato preguntándome de todo, Cody también hace unas pocas preguntas, aprecio que mis hijos hagan todo esto por mí y para ellos.
—¿Animal favorito?
—Perros, conejos y mariposas.
—¿Qué fue lo que más quisiste hacer pero no pudiste?
—Diseñadora, quería hacer mi propia línea, en ese momento le habría puesto mi nombre pero después pensé en Macoslar.
—¿Macoslar? —Pregunta mi hijo.
—Matt, Cody y Skylar, Macoslar, la S es por mi nombre.
—Si pudieras cambiar un día de tu vida ¿Cuál sería y por qué?
—Muy buena pregunta, mi rayito de sol, pero no cambiaría ninguno. He tenido días buenos, días malos, días magníficos y días horribles, pero todos me han enseñado muchas cosas. No me arrepiento por ello, porque sé que tuve una enseñanza.
—De todas las cosas que quisieras hacer ¿Cuál podríamos hacer por ti?
—Te responderé esa, cuando me digas de donde sacaste esas preguntas.
—El abuelo de Yasmine, él me ayudó.
—Me alegro. Respondiendo a tu pregunta, quiero que vivan sus vidas con cuidado, pero sin límites, sueñen y piensen en grande con los pies en la tierra, quiero que traten de no llorar al pensar en mi, sino que sonrían, pero más que nada quiero que cada vez que logren algo, que les suceda algo bueno y que cumplan un sueño recuerden que, aún si no estoy físicamente con ustedes, siempre estaré en su corazón y alma.
Mi hija se voltea y me ve a los ojos, aprecio el hermoso azul que se volvió mi favorito nada más porque mis dos hijos tienen ese color en sus ojos.
—¿Cómo sabré que estarás ahí?
—Si sopla la brisa, si una nube tapa el sol, si una hoja te acaricia la cara sabrás que fui yo.
—¿Y si una mariposa se posa en mi hombro?
—También seré yo, hija. —Le doy un beso en la frente. —Sé que todo será difícil, pero cuento contigo para pensar diferente a los demás, encontrar lo bueno en lo malo.
—Así lo haré, mami. Te amo, gracias por ser la mejor mamá del mundo.
Me abraza y me besa.
—Te amo, mamá, gracias por ser la mejor madre del mundo. —Me dice Cody. Ambos me hacen llorar.
—Yo los amo a ustedes, gracias por dejarme ser su madre.
—Niños, ya es tarde, dejen dormir a su madre.
Ambos se despiden de mí pero Sky se detiene en la puerta y me ve, le sonrío a mi rayito de sol. Se va y me deja con Matt.
—Te amo, gracias por ser la mejor esposa y la mejor amiga del mundo, amor.
—Te amo, gracias por ser el mejor esposo y el mejor amigo del mundo, amor.
Nos acostamos y pienso en decirle algo.
—Estoy feliz, mis hijos son los mejores y mi esposo un gran hombre.
Él me da un beso y cierro los ojos.
A mi esposo le dejo amor y paciencia, eso le enseñé.
A mi hijo le dejo sabiduría y amor, eso le enseñé.
Y a mi hija, le dejo amor, paciencia, sensibilidad, positivismo, muchos sueños... Le enseñé eso.
Estoy dejándote mi mundo.
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Dejándote Mi Mundo.
ContoLa vida es efímera. Más para uno que para otros, y cuando llega el momento de partir es difícil. No por quién se va, sino por quién se queda. Y no es solo que alguien se muera, es el tiempo que pasa muerto. Stephanie Greenwood pasa por muchos desafí...