𝘋𝘰𝘴.

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Casa De Santiago.
05:22 am

–¿Agustina? ¿Qué hacés despierta? - Pregunta en voz baja Santiago al verme entrar en la cocina, yo al escucharlo me asusto y lo miro con cara de orto.

–Santiago la puta madre.– Lo miro mal y Santi ríe por lo bajo. –No puedo dormir, encontré unos papeles de adopción esta mañana y no se que hacer.– Hago una mueca y Santi se acerca a mí para abrazarme.

–Vos tranquila, sabes que nos tenés a Dulce ya mí para cualquier cosa, hablá con tu mamá y que te explique, todo tiene un porqué.– Yo asiento y me acompaña a la pieza, se despide con un beso en la frente y nos vamos a dormir.

Horas después, en otra parte de Buenos Aires.

–Dale Marcelo, vas a llegar tarde.– Grita mi mujer desde el baño y yo animado me paro de la cama y me cambio. ¿Viste esos días que te levantas re contento? Bueno, así estoy hoy.

Antes de irme, me despido de Geraldine con un beso y salgo al Monumental en auto. En un semáforo, veo a un padre con su hija de la mano y la mochilita de river. Paro a pensar en que fue de la vida de mi hija, si es morocha como yo o rubia como su mamá. Ojalá vuelva.

Agustina Oliva.

–Por dios Santiago, ¿cuánto te vas a tardar con el pelo?, Te recuerdo que vas a correr y te vas a despeinar.– Grito pegándole a la puerta del baño, Dulce con galletitas en la boca, se ríe de mi actuación.

–Pero pará, dios mío, baja un cambio, tengo que ir perfecto querida, aparte tengo que estar lindo para mi novia.– Responde Santiago tirándole un beso a Dulce, yo ruedo los ojos y le saco el dedo del medio antes de entrar al baño haciendo que se rían los dos.

Después de arreglarme salgo alarmada del baño al escuchar gritos en el living, veo como Santi pelea con Dulce por llevar la casaca de Boca. Yo mentalmente me pegó una cachetada en la frente al ver lo boludo que es.

–¿Qué importa que sea de Boca, me vas a cortar o que onda?– Reclama Dulce enojada y al borde de las lágrimas, Santi se rescata y la abraza al ver la pelea boluda que estaba formando.

Yo sonrío al verlos abrazados y me atrevo a entrar. –¿Todo bien wacho?– Digo imitando a los turros y los dos ríen.

–Basta Agustina, no sos villera, no te da.– Ríe burlándose Santiago y yo le saco la lengua para ir al auto.

En el camino, Santiago y yo la cargamos a Dulce por ser de Boca, pero el boludo de Santiago termina cargándose a mi.

–Ay Agus y ¿Porque no le contás a Dulce sobre tu amor a Enzo Pérez y al Chino?– Habla y me mira por el retrovisor, yo al toque me pongo colorada y Dulce se caga de risa.

–Santiago callate tarado, está la hermana presente no me hagas pasar vergüenza, arruinas mi reputación.– Hago como que estoy dolida, ellos dos ríen y Dulce me dice que no hay problema, al revés le encanta porque me puede cargar.

Al llegar, bajo corriendo como nena chiquita y la pareja se despide con un beso. Dulce y yo nos sentamos en las gradas y miramos el entrenamiento.

De vez en cuando, pego minis grititos al ver como Enzo mira para las gradas haciendo llamar la atención de todos, Dulce se ríe de mí y yo avergonzada no se dónde meterme.


En el descanso que tienen los chicos, veo como se acerca el rubio que estuvo durante todo el entreno en el grupo de Santiago y que cada ratito nos miraba. Yo me acerco a él, para ver que quiere, pero conmigo no era el tema, era con Dulce.

–Ey bosterita, ¿Qué hacés acá culo roto? ¿No te da vergüenza venir con esa remera al club? Pelotuda tenías que ser.– Dulce se queda callada y yo salto enojada quien mierda se cree que es.

–Rubito, ¿Que haces acá, alguien te llamo? Nadie, cierto asique que te venís hacer el machito, no te conocen ni en tu casa tarado, rubio pelotudo tenías que ser.– Lo burlo usando sus mismas palabras, veo como se pone rojo de la bronca y yo me río. Cuando hace el intento de empujarme, Lucas lo agarra y Gallardo se mete entre los dos, haciendo que me quedé callada.

–¿Qué pasó gallita, viste a Gallardo y te cagaste? Todo un tema sos pelotuda.– Dice canchero, y cuando le iba a devolver las palabras, Gallardo lo caga a pedo y veo como ahora él se queda callado haciendo que me ría.

–Basta ustedes dos, este no es lugar para estar a los gritos, vos Dulce si te querés ir, andate, vos Bruno, anda a las bancas que después voy hablar con vos y vos vas hablar conmigo.– Me señala a lo último y yo asiento nerviosamente, todos le hacemos caso y los dos nos sentamos para hablar.

El muñe antes de hablar, me sonríe al ver su camiseta cuando el jugaba en River y yo le devuelvo la sonrisa.–¿Quién sos? Nunca te vi por acá.–

–Agustina, la mejor amiga de Santiago, es la primera vez que vengo a un entreno y me parece que la última.– Río dándole la mano casi al borde de las lágrimas y él me rechaza la mano para darme un abrazo. Y ahí fue con sentí que volví a nacer.

ᴘᴇʀᴅɪᴅᴀ ; ʙʀᴜɴᴏ ᴢᴜᴄᴜʟɪɴɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora