Vientre En Alquiler ↳𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧↲

Convivencia

La mansión ancestral de los Malfoy le seguía pareciendo fascinante, uno de los elfos del lugar lo guió hasta una de las habitaciones la cual sería suya en su estancia ahí. Si quitaba el hecho de que el viejo elfo lo miraba de forma despectiva, le sorprendió mucho la calidez que desprendía la habitación, seguro que había algún hechizo de calefacción puesto ya que el resto de la casa desprendía demasiado frío. El cuarto tenía un gran ventanal de frente dando una hermosa vista al gran jardín de la mansión, pudo darse cuenta del esfuerzo que estaban poniendo, eso sin dudas le causó mucha alegría. Había escogido bien a la pareja

El alfa entró y dejó su maleta en el suelo a lado se la puerta. Justo después de eso la omega pelinegra llegó y tomó por el brazo al rubio, ambos miraban atentos como Harry inspeccionaba la habitación mientras que sus ojos verdes tras los lentes que tenía se podían ver brillantes de ilusión

—Les agradezco por la habitación, es muy hermosa

—No tienes que agradecer, es parte de nuestra hospitalidad, lo menos que podíamos hacer por ti. Si llegas a necesitar algo puedes llamar a uno de los elfos, en esos muebles están apuntados los nombres de cada uno, también... ¿Podrías contarme acerca de tus síntomas?

En la cara pálida que tenía la mujer se pudo ver un tono rosáceo en sus mejillas, se había sonrojado, lo cual le causó mucha ternura a Harry quien le sonrió amable. Draco los miraba interactuar sin hablar o interrumpir, aunque había algo dentro de el que estaba inquieto

—Por supuesto, le haré saber cualquier cambio

Astoria sonrió también

—Muchas gracias, te dejaremos para que puedas instalarte, si quieres recorrer la casa llama a uno de los elfos, te ayudarán. Cenamos a las 6:00 ¿está bien?

—Si

—Okey

La pareja de Malfoys salieron dejando al omega solo para que pudiera poner sus cosas en orden, como guardar su ropa en el closet y acomodar sus otras pertenencias en la cómoda, tarea que no le llevó demasiado porque aparte de que no tenía demasiado, sabía que usaría ropa de maternidad, más de la que usaba con regularidad

Sacó un suspiro cuando se acostó en la cama, no recordaba alguna sola vez que hubiese estado en una cama tan cómoda, era como estar en una nube muy suavecita y esponjosa «Si que tienen dinero... sé que vas a ser feliz con ellos». Su cachorro en esos momentos apenas y alcanzaba el tamaño de un frijolito, así que pensó en llamarlo así por ahora. Sonrió con tristeza, sabía con claridad que no debía encariñarse, lo decía muy claro en el reglamento de la empresa, pero el nunca podía cumplirlo

Sintiendo un dolor profundo recordó la amargura y las noches que pasó en vela llorando cuando entregó a sus dos primeros cachorritos, aún le dolía y saber que tendría que pasar por eso una tercera vez se le hacía muy sofocante

Tan absorto en sus pensamientos estaba Harry que sin darse cuenta e inconscientemente emitía feromonas de tristeza tan fuertes que el alfa de la mansión lo percibió. Astoria al estar en el gran jardín fuera de la mansión no lo notó. Un gruñido escapó de su garganta disconforme, el siempre se esforzaba para hacer feliz a su omega, por lo que excluyendo la parte del accidente, no se olían feromonas de ese tipo por la mansión. Molesto caminó siendo guiado por su instinto de protección hacia la habitación donde se encontraba el azabache

Paró frente a la puerta marrón que separaba la habitación de harry del pasillo, miró dudoso el picaporte «¿Y ahora que se supone que haré?». Tomó el picaporte dorado paga girarlo y se sorprendió al ver el omega dormido en la cama, estaba hecho un ovillo, sus delgados brazos rodeaban su vientre, como si protegiera lo más valioso del mundo entre ellos. La imagen lo hizo estremecerse, una necesidad insana de abrazarlo lo invadieron, demostrarle al omega que el era un alfa capaz de protegerlo a él y su pequeña cría, si, su cría, el aroma dulce del Moreno, se opacaba por el amargo olor a tristeza que emanaba