Capítulo 2: El origen de la eternidad

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"El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal."

Aristóteles

-Sé que suena imposible pero ya te dije que no me importa mucho si no me crees

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-Sé que suena imposible pero ya te dije que no me importa mucho si no me crees. Mi nombre es en realidad Connor Myer, mi familia era reconocida en lo que hoy llaman London. Teníamos recursos económicos heredados por generaciones y puestos políticos importantes. Tuve una infancia tranquila y feliz. Mis padres eran estimados como grandes figuras en la sociedad, ataviados siempre de las mejores telas y joyas, pero eran en realidad muy relajados, aunque a veces peleaba mucho con mi madre.

Cuando esto sucedía, la Edad de Oro, la gran época Isabelina se veía por doquier. Realmente fue un gran periodo de desarrollo económico, cultural y social. Me encantaba como la poesía, la música y la literatura se respiraban de una manera increíble por las calles de Inglaterra. Tengo recuerdos de las obras de Shakespeare presentándose en los teatros, sin duda era una época envidiable.

Me convertí, en un abrir y cerrar de ojos, en un joven con un gran futuro por delante. Estaba involucrado con la carrera política de mi padre y ayudaba a manejar las finanzas familiares. Poco después de los 18 años, se acordó mi matrimonio con Camie Bristol, una hermosa joven de otra familia importante en el mundo político. Todo fluía en mi tranquila vida.

Sin embargo, en esta historia hay muchos peros.

Un día salía del teatro con mi prometida, celebrabamos mi cumpleaños número 20 y nuestra boda estaba cerca. Era joven e ingenuo, si en ese momento creí que la amaba, hoy me río de aquella niñería.
La dejé en casa y me fui tranquilamente hacia la mía.

Pero mientras estaba distraído, fui golpeado en la cabeza. Quedé inconsciente.

Cuando desperté, estaba en un lugar inusual, estaba atado a una silla y amordazado. A mí alrededor habían una infinidad de frascos con especias, líquidos y especímenes extraños.

También esqueletos humanos y animales.

Calderos, pócimas humeantes, parecía el escondite de un mago.

Entonces frente a mí apareció una figura flaca, vestida de negro, un anciano de cara enloquecida.

-Bien, muy bien, es perfecto. Joven, fuerte, saludable, es digno- dijo mientras me examinaba.

El resto está confuso en mi mente, pruebas y más pruebas. Experimentos con electricidad, fuego, mutilación. Nunca entendía el propósito, sólo podía ver al viejo y a un par de ayudantes anotar cosas y reírse de mí. No importó cuánto grité, cuánto maldije ni cuánto resé. La tortura no terminaba. De pronto, por lo que parecieron ser un par de semanas, me dejaron descansar en una cómoda cama.

Hasta que un día, el hombre (si es que se le podía llamar de esa manera) me trajo una extraña bebida. Estaba contenida en un frasco de fino vidrio, era dorada y brillante.

-Bebe, y luego serás libre, para siempre.

Muchas veces a lo largo de mi existencia, pensé que si hubiera sabido lo que era ese veneno, jamás lo había bebido. La muerte era un mejor destino. Pero el día de hoy, me retracto. Sin aquel líquido, nunca lo hubiera conocido a él.

Después de beber, me entró un sueño terrible y me quedé dormido. Cuando desperté, me encontré en aquel sótano infernal, pero estaba cubierto de polvo y telarañas. Frente a mí, en el escritorio, había un esqueleto cubierto con aquella conocida vestimenta negra. Me acerqué confuso y entre los dedos esqueléticos había un mensaje para mí:

-Querido experimento, no sé si la infusión ha resultado, y nunca podré saberlo. Así que descúbrelo por mí. El líquido que bebiste es la pócima de la inmortalidad.


No lo creí, incluso me reí abiertamente. Me cubrí con ropa polvorienta y salí al exterior.

Todo estaba fuera de lugar, sentí un terror que nunca creí sentir. El miedo profundo a lo sobre natural. Descubrí fue que habían pasado 100 años enteros mientras yo dormía.

Tarde a largo tiempo en asimilarlo, mi rostro no envejeció, mi cuerpo era fuerte y jovial. Los años no pasaban para mí. Viví en la calle mucho tiempo, como un indigente. Después de 10 años en ese limbo, llegué a mi límite e intenté suicidarme.

Fue inútil, desperté intacto. Me da vergüenza confesar cuántas veces en estos 430 años he intentado quitarme la vida sin éxito.

Finalmente me resigné y me dispuse a vivir, no me quedaba más. Siempre he sido un hombre duro, aunque me sintiera miserable, no dejaría que se notara. Para el año 1790, ya me había acoplado a mi condición, con mis conocimientos y habilidades, tenía varios negocios, muchísimo dinero, fieles sirvientes y había recorrido el continente europeo a mi gusto.

Tuve tantos nombres que necesitaría horas para dictartelos.

Era en esencia un hombre miserable, terriblemente exasperado de la vida, añoraba la muerte y le resé a todas las deidades que me arrebataran de este mundo.

Pero en el año 1850 aproximadamente, emprendí un viaje solitario hacia estas tierras: Japón.

El bello país donde lo encontré.

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¡Hola! Toda buena historia de amor comienza con un poco de contexto ¿No es así?

Espero que disfruten la historia tanto como yo estoy disfrutando escribirla👀.

Para escribir este cap, tuve que estudiar historia de Inglaterra y trabajé duro en la línea temporal así que apreciénlo o lloro🥲.

En fin, ¡Nos vemos pronto!

Atte: El Dragón Blanco 🤍.

Bakugo cuando despertó y vio que durmió 100 años:

Bakugo cuando despertó y vio que durmió 100 años:

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El relato de amor de un inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora