Todos los vampiros dicen que apenas recuerdan su vida de humanos... Pero yo me acuerdo de todo...
Me llamo Elena Cullen Vulturi y pertenezco a la guardia. Soy la heredera del trono de Aro.
No tengo muy buen pasado, ya os lo contaré...
Un día decidí...
La semana ha pasado demasiado rápido, ¡Hoy es la fiesta!
Estoy súper emocionada, aún no me lo puedo creer, esto es increíble. Me levanto y voy a mi espejo, me miro y sonrío.
Alguien toca la puerta, por su olor creo que es Aro. Creo que se lo que quiere.
Elena: ¡Pasa!
Aro entra a la habitación con una enorme bolsa, dentro llevaba algo.
Elena: wow.
Aro: aquí está el vestido que te prometí querida.
Elena: ¡Muchas gracias!
Aro: te lo mereces, empezaremos dentro de una hora.
Elena: de acuerdo.
Aro: hasta ahora —me da un abrazo— ponte guapa.
Elena: claro que sí.
Después de eso sale de la habitación y cierra la puerta. Cojo la bolsa que había dejado en la cama y de el saco un vestido rojo enorme precioso.
Elena: ¡Me encanta!
Me desvisto y con cuidado de no romper el vestido me lo pongo. Voy hacia el espejo y me miro, ahora sí que es perfecto.
Elena: dios mío... ¡Es perfecto!
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No me había dado cuenta y tenía la boca abierta. Me hago unos ondas en mi pelo moreno y me maquillo. Me pongo rímel, algo de base, colorete y me pinto los labios de un rojo fuerte. Ya estaba lista, me veía preciosa.
Abro la puerta de mi habitación y me encuentro a Jane en el pasillo, está preciosa. Lleva el pelo recogido en una especie de moño, incluso va maquillada. Lleva un vestido negro enorme.
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Elena: ¡Jane! —digo casi gritando— ¡Estás preciosa!
Jane: ¡Mírate! —se acerca a mi— me encanta tu vestido. Aro tiene buen gusto.
Elena: parece que Marco también.
Después de decir eso las dos nos reímos, soltando una gran carcajada.
