Todos los vampiros dicen que apenas recuerdan su vida de humanos... Pero yo me acuerdo de todo...
Me llamo Elena Cullen Vulturi y pertenezco a la guardia. Soy la heredera del trono de Aro.
No tengo muy buen pasado, ya os lo contaré...
Un día decidí...
Hoy es el día, hoy me va a transformar Carlisle. Tengo que admitir que estoy algo nerviosa. Han pasado 240 años y aún me acuerdo todo lo que me dolió la mordedura.
Tocan la puerta de mi habitación, la abro y entran Carlisle y Thomas. He decidido pasar el proceso en mi habitación.
Carlisle: ¿Estás nerviosa?
Elena: bastante nerviosa.
Carlisle: ¿Le digo a Jasper que venga?
Elena: no hace falta.
Thomas: estaré junto a ti.
Elena: cuanto antes hagamos esto será mejor.
Me acuesto en mi cama, Thomas me coge de la mano. Carlisle se acerca a mí y aparta un mechón de pelo de mi cuello.
Carlisle: allá vamos hija.
Entonces me muerde, traspasando su ponzoña a mi cuerpo. Me desmayo debido al dolor, cómo la última vez.
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Fuego y dolor. Eso es lo que siento ahora, cómo si una llama de fuego recorriese lentamente mi cuerpo, consumiendolo poco a poco. Creo que se me había olvidado lo que es el dolor. Quiero gritar, pero algo me lo impide.
Solamente tengo que ser fuerte, cómo la última vez.
Tengo que despertar, esto no va a acabar conmigo. Sé que Thomas está a mi lado, porque no siento un vacío en el pecho.
De golpe todo el dolor cesa y abro los ojos. Mi padre y Thomas se acercan a mí.
Thomas: ¡Elena! -me abraza-
Elena: ¿Cuanto tiempo he estado así?
Carlisle: un día, normalmente son tres días lo que dura el proceso de transformación.
Me separo del abrazo de mi pareja, cuando los dos vampiros me miran se quedan bastante sorprendidos.
Elena: ¿Qué pasa?
Thomas: mírate en el espejo.
Me dirijo hacia el espejo de mi habitación, no tengo la piel tan blanca cómo la de un vampiro y mi temperatura corporal no es tan baja. Miro mis ojos, ahí se me quedo con la boca abierta.
Tengo los ojos diferentes. Tengo un ojo de color marrón, mi color de humana y otro ojo de color rojo, mi color de vampiro.
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Elena: ¿Qué me ha pasado?
Thomas: ¿Carlisle?
Carlisle: es una híbrida, puedo escuchar su corazón latir.
Elena: ¿¡Una qué?! ¡Soy cómo Thomas!
Me pongo muy feliz y lo abrazo. Ya no tendré que preocuparme de si le hago daño, ahora puedo comer y dormir, puedo pasar desapercibido entre los humanos y puedo llorar al ver películas junto a el.
