Forks, hace muchos años.
Apenas podía comer. Sabía que a la comida le metían droga para que estemos supuestamente más tranquilos.
Casi todos los días nos llevaban a una sala para que nos examine un doctor. No me caía bien, cuando me portaba mal me inyectaba algo que hacía que perdiera el conocimiento.
Muchas veces he intentado escapar de aquí, pero los guardias me atrapaban y me daban una brutal paliza.
Hoy es mi cumpleaños número 18, por fin soy mayor de edad. Pero no me dejan salir de aquí, estoy sola en este mundo.
Anoche tuve una pesadilla. Soñé cuando encontré el cuerpo de mi hermana sin vida por la culpa de mi padre. Mi hermana era rubia y yo morena, éramos inseparables. Aunque mi hermana pequeña fuese la favorita de mamá, mi hermana me apoyaba en todo. Me curaba las heridas que me hacían mis padres cuando no me portaba como ellos querían.
Estaba sumida en mis pensamientos, estaba en mi habitación oscura, hacía tiempo que no veía la luz del sol. De vez en cuando robaba un libro de la biblioteca, leer era mi única manera de alejarme de este mundo...
De repente dos guardias entran por la puerta.
Guardia 1: tienes que ir a tu revisión médica.
Elena: no.
Me opuse, sabía claramente que yo no iba a ir, ese doctor me hacía daño, el doctor Miller me clavaba agujas y yo le tenía mucho pánico, siempre me daban miedo.
Guardia 2: no te opongas.
Elena: ¿O si no qué vas ha hacer?
Guardia 1: tu te lo has buscado niñata — dice enfadado
Se acerca a mi y me propina un puñetazo en la cara, causándome un gran moretón en el ojo, uno más para la lista. Finalmente pierdo el conocimiento. Ya estaba acostumbrada a esto.
Poco después despierté en una sala muy iluminada. Mierda, estaba en la sala del doctor. Miré para el lado pero no estaba el doctor Miller. Había un hombre de piel pálida y muy guapo. Reaccioné e intenté escapar. Pero el hombre me cogió de la muñeca, algo hizo que deje de forcejear.
X: no voy a hacerte daño, soy el doctor Cullen, pero prefiero que me llames Carlisle — dijo con una voz angelical.
Elena: ¿Y el doctor Miller?
Carlisle: ha salido de viaje durante unos días, acuéstate en la camilla.
Le hice caso, algo me dijo que podía confiar en el. Estuvo un tiempo revisandome con delicadeza, como si pudiese romperme con un solo toque. Finalmente llega a la espalda.
Carlisle: ¿Puedes subirte la camiseta por la espalda?
Elena: em... —tenia la espalda fatal— es que...
Carlisle: no voy ha hacerte daño.
Finalmente me di la vuelta y me la subí un poco. El que quedó asombrado.
Carlisle: ¿Por qué tienes tantos moretones en la espalda?
Elena: hace unos días intenté escaparme y cuando me cogieron me dieron una paliza...
Carlisle: lo siento —dijo con la voz apagada— siéntate por favor.
Le hice caso y me senté en la camilla, con el cuerpo enfrente de el. Bajé la mirada al suelo, no estaba acostumbrada a mirar a la gente a los ojos, era muy inseguras.
Carlisle: estás desnutrida, a diferencia de los demás. ¿Estás comiendo?
Elena: no... A la comida le meten una droga para tranquilizarnos y yo no me la quiero comer.
Carlisle: ¿Cuántas veces comes al día?
Elena: una, y con suerte...
Carlisle: tengo que hacer una cosa —cogió una inyección con una aguja enorme.
Elena: ¿Qué es eso? —pregunté temerosa.
Carlisle: vitaminas, tengo que inyectartelas, estás fatal...
Elena: no, por favor...
Carlisle: ¿Te dan miedo las agujas?
Elena: mucho, el doctor Miller me las clava para dormirme, me ata con unas cuerdas a esta camilla...
Carlisle: ¿Confías en mi?
Elena: si.
Por segunda vez en la vida confíe en alguien, la primera vez fué con en hermanita.
Carlisle: allá voy — acercó la aguja a mi brazo.
Elena: —por instinto agarró su brazo— lo siento...
Carlisle: tranquila —puso una mano en mi hombro y otra en mi brazo, después me pinchó— ¿Ves? No ha pasado nada.
Elena: gracias.
Y de repente tocaron la puerta, eran los guardias.
Carlisle: ¡Un momento!
Elena: odio este sitio. Mi padre mató a mi hermana y luego se suicidó, mi madre me echó todas las culpas y me trajo aquí...
Carlisle: lo siento —dijo con unos ojos apagados—volveré mañana.
Elena: cuando me lleven a mi habitación me harán daño.
Carlisle: puedo darte una pastilla que te dormirá durante un par de horas, no sentirás dolor.
Elena: vale... —accedí.
Carlisle: toma —me la dió— tragatela.
Me la tragé y al momento sentí cómo todo se volvió negro, al final me dormí. Poco después entraron los guardias.
Guardia 1: ¿Por qué está dormida?
Carlisle: he tenido que dormirla, no se dejaba tocar. Mañana volveré a ver cómo está.
Guardia 2: vale —me cogió sin delicadeza y me llevo lejos de él.
Pov Carlisle:
Recogí todas mis cosas y me fui de aquel internado. Todos mis pacientes estaban locos, excepto ella, Elena. La habían tratado muy mal.
Finalmente llegué a mi casa, aparqué el coche en el garaje y subí al salón para ver a mi mujer y a mis hijos.
Esme: ¿Qué tal te ha ido en aquel sitio?
Jasper: ¿Por qué estás preocupado?
Carlisle: he conocido a una chica, se llama Elena...
Edward: ¿Qué pasa con ella? —en su voz se podía notar preocupación.
Carlisle: ella no quiere estar allí, le meten palizas.
Alice: probecita...
Rose: los humanos son muy crueles.
Carlisle: por lo que me ha contado su padre mató a su hermana y poco después el se suicidó. Su madre le echó todas las culpas y la interno allí.
Esme: son unos monstruos...
Carlisle: mañana iré a ver cómo está ella. Si le han vuelto a pegar la sacaré de allí.
Esme: no podemos dejarla ahí.
Pov Elena:
Los guardias me dejaron en mi habitación, más bien, me tiraron porque cuando me desperté tenía un dolor horrible en mi cabeza. Me la toqué y había algo de sangre.
Estaba atrapada, sabía que nunca iba a salir de ese sitio. Nunca más iba a ver a ese doctor.
Carlisle me había tratado muy bien, le había cogido cariño. Se preocupaba por mi, cómo si fuése mi padre, el padre que nunca pude tener.
Me dirigí a mi cama y me senté en ella. Debajo de la almohada tenía un libro que había robado, lo saqué y me puse a leerlo. Estaba bastante a oscuras, pero podía diferenciar algunas palabras. Los libros eran la única manera de sumergirme en el mundo que yo quería estar, uno en el que yo era amada.
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Elena Cullen Vulturi
VampireTodos los vampiros dicen que apenas recuerdan su vida de humanos... Pero yo me acuerdo de todo... Me llamo Elena Cullen Vulturi y pertenezco a la guardia. Soy la heredera del trono de Aro. No tengo muy buen pasado, ya os lo contaré... Un día decidí...