Capítulo 2.

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Tus entrañas gritaban y se removian desesperadas. Había flores invadiendo tu interior.

Dabas gracias por estar fuera de la batalla. De lo contrario ya estarías muerto. Que irónico. Siendo uno de los héroes más respetados y temidos, al final terminarías sucumbiendo ante una enfermedad y no una herida mortal.

Es el triste descenso de Aizawa Shota.

Pero tu mente está repleta de rosa. No piensas en ti, nunca lo hiciste

- Mi hermosa Emi - le hablas a la nada, mientras imaginas su rostro. Te pierdes en el verde de sus ojos -. Emi - rezas en silencio

Todo lo mágico se mancha, se tiñe de rojo. Vomitas en abundancia, las arcadas son desgarradoras; sientes como espinas se enredan y se contraen en tu tráquea. Tratas de detener el flujo, quieres cortar las flores, pero se rehúsan a permanecer dentro.

El suelo se cubre con flores y sangre. Incluso puedes ver tu reflejo
borroso en el líquido carmesí. Ya no queda nada del Aizawa que alguna vez fuiste.

El desamor te consume hasta la raíz.

-Emi... - te la mentas por última vez, antes de hacerte ovillo en el suelo

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