¿La hija de Snape? (Hermione y Tú) Parte 2

~Epílogo~

Nos encontrábamos en nuestro primer destino de nuestra Luna de Miel, apenas nos despedimos de todos por primera vez la pequeña Jean comenzó a llorar sorprendiendo a todos eso estuvo por hacer que ambas decidiéramos posponer la Luna de Miel pero después de que su tío Draco y Astoria comenzarán a hacerle caras graciosas y enseñarle un par de juguetes al fin lograron que volviera la pequeña bebé tranquila.

Dejé nuestras maletas en el suelo junto a la puerta y caminé en dirección a mi hermosa esposa que se encontraba mirando por el balcón la gran Torre Eiffel, y sí nuestro primer destino había sido París pues los padres de Hermione nos habían hablado muy bien del lugar y queríamos conocerlo. No iríamos a muchos países pues debíamos volver con Jean y aún teníamos muchas cosas por hacer. Rodeé la cintura de Hermione mientras ponía mi mentón sobre su hombro aspirando su dulce aroma.

T/N: Te gusta el lugar -susurré en su oído-

Her: Me encanta, amo la vista y saber que estoy aquí contigo

T/N: Y va a ser para siempre -rozaba mis labios sobre su cuello-

Her: Para... siempre -susurraba-

Poco a poco la giré hacia mi para encontrarme frente a frente con sus hermosos ojos, con su sonrisa y su aliento mezclándose con el mío

T/N: Me encanta todo de ti...

Her: Te amo -dijo antes de unir nuestros labios en un suave y dulce beso-

Poco a poco el beso comenzó a subir de tono y mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo, mientras intentaba acercarla más y más hacia mi, cada beso se sentía con más deseo con más ganas de pasar toda la noche demostrándonos cuando nos amábamos. Mi lengua comenzó a recorrer su boca chocando con la suya mientras la giaba hacia la cama que estaba a tan solo unos pasos. Poco a poco la recosté sobre la cama mientras mis besos bajaban lentamente por su cuello causando que soltara suaves jadeos que me estaban haciendo perder la cordura, pero no fue hasta cuándo nuestra ropa término en el suelo y solo la ropa interior separaba todo lo que ya quería probar que mi cordura desapareció.

Exploraba su cuerpo con mis labios mientras mis manos acariciaban y apretaban cada parte de su cuerpo, poco a poco comencé a escuchar el menos sonido del mundo pues cada vez me acercaba más hacia su zona íntima hasta que llegue al lugar que tanto quería y su ropa interior desapareció. Dejaba suaves besos cerca de la misma logrando que sus caderas se movieran esperando el contacto pero volví hacia sus labios mientras mis manos se movían con libertad entre sus piernas, mordía mis labios y soltaba suaves jadeos, hasta que metí dos de mis dedos en ella y fue suficiente para que viniera sobre mis labios.

Enseguida comenzaba a embestir la mientras mis labios no dejaban de besarla, mientras quería más y más de ella, por lo cual cuando sentí que ya estaba por venir saqué mis dedos y en un camino de besos llegué hacia su centro comenzando a usar mi lengua alrededor mientras no dejaba de tocar su cuerpo y sentirla. Hasta que llegó a su punto máximo y poco a poco comenzó a recuperar el aliento, volví a acercarme a ella para besarla pero enseguida me encontré bajo su cuerpo siendo debitada por sus besos que claramente me demostraban que la noche apenas empezaba y mi sorpresa fue más que grande cuando de la nada apreció una corbata en sus manos y con la misma ató las mías.

T/N: De... ¿de dónde salió eso? -dije entre jadeos-

Her: Te quiero completamente para mí, te necesito tanto... -dijo en un tono seductor que enseguida me hizo imaginarla en tantas situaciones-

La noche era joven y eso estaba más que claro, nuestra noche se convertía en una jornada de rondas en las cuales de seguro nunca iban a terminar. Y no fue así pues cada noche después de recorrer las grandes ciudades, terminábamos haciendo de todo con la otra, por horas y horas hasta que no podíamos más...