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Tres años después...

Diego

-¡Cuarenta y ocho, cuarenta y nueve, cincuenta! ¡Listos o no, aquí voy!

Terminé de esconderme en la cocina, cuando Ilan pasó junto a mí. Afortunadamente, no me vio, ya que de lo contrario, hubiéramos tenido una gran carrera hasta el otro lado de la casa.

-¡No, espérate, wey!

La voz de Abril desesperada, indicaba que mi amigo la había encontrado y que estaba perdiendo la carrera con Ilan. 

-¡Un, dos, tres por Abril que estaba escondida en el armario de la cocina!

-Puta madre, casi ganaba.

-Si me disculpas, tengo que seguir buscando a los demás.

Nos encontramos en la casa que Ilan, Grady (a quien conocimos hace dos años) y yo compartimos, jugando a las escondidas con Juan, Abril, Roberto, Víctor y por supuesto, Cami, quien fue la que eligió jugar esta tortura psicológica. Y sí, todos sabemos que es una tortura, porque estamos con la adrenalina al cien por el miedo a que nos encuentren y tengamos que contar la siguiente ronda, aquí es cuando todos lamentamos haberle enseñado ese juego a mi hija.

-¡Un, dos, tres por Juan, Víctor y Roberto que estaban escondidos debajo de la mesa de la sala!

¿En serio? Todos saben que es el peor escondite, y peor aún, los tres se escondieron juntos. Pff, principiantes.

-¡Puta madre!

¿Saben qué significa? Exacto, encontraron a Grady y están en plena carrera.

-¡Un, dos, tres por Grady que estaba atrás de la pared de la izquierda!

Comencé a escuchar pasos que iban directo a la cocina y segundos después, Ilan me encontró, por lo que rápidamente salí de mi escondite y comencé a correr hacia la entrada de la casa. Lamentablemente, llegué tan sólo un segundo después que Ilan.

-¡Un, dos, tres por Diego que estaba debajo de uno de los ¿burós?! ¿Dónde chingados estabas escondido?

-¿Cuál buró, wey? Es una de las plataformas que usamos, no mames.

-Eso.

-Sólo falta Maggie- dijo Roberto.

-Puta madre, me va a tocar contar a mí.

-Te dije que no te escondieras en el armario.

-Ustedes se escondieron debajo de la mesa, no mamen.

-Justo.

-Bueno, iré a buscar a mi escurridiza sobrina.

Ilan desapareció de nuestra vista unos segundos después.

-¿Cuánto a que Cami le gana a este pendejo?

-No mames, es imposible- dijo Víctor.

-Amo a mi niña, pero dudo mucho que le pueda ganar, a menos de que Ilan no la encuentre y ella corra aquí- dijo Abril.

-Sí, ni de pedo Ilan va a contar de nuevo- dijo Grady.

Tienen un punto muy bueno, pero para ser sinceros, ni siquiera yo he visto a Cami desde que corrimos para escondernos.

-Por eso, ¿apostamos?

-Te doy cincuenta pesos por persona en esta casa si Maggie logra salvarnos. Si no, al revés- dijo Juan.

-Órale, va.

Pasaron unos minutos en los que Ilan incluso salió al jardín porque no lograba encontrar a la niña, incluso comenzamos a pensar que podría haberse escondido en la planta alta, aunque establecimos que estaba prohibido. Nuestro amigo siguió buscando en la planta baja, cuando de repente, vimos a Cami corriendo hacia nosotros.

-¡Salvación por mí y por todos mis amigos!

Todos aplaudimos y abrazamos a mi pequeña.

-Puta madre, ¿dónde estabas? 

-Sí, pensamos que te habías desvanecido- dijo Roberto.

-En la alacena.

Todos la miramos sorprendimos.

-¿Hablas de las alacenas que están junto al refri y que es imposible subir sin ayuda?

-Nada es imposible, ¿verdad, mami?

-Nada lo es, pero que subieras ahí es complicado de creer.

-No, porque abrí las gavetas de abajo y me apoyé para subir a la barra, luego cerré las gavetas y abrí la alacena y me metí.

-Huh, ¿quién diría que ahí se escondió?

-Bueno, no todo el tiempo, en cuanto mi tío Ilan encontró a mi papá y salió al jardín a buscarme, bajé con cuidado y me escondí donde él estaba. Y luego corrí hasta aquí.

-Inteligente, eh.

-Obvio, salió a su mamá- dijo la morena con orgullo.

-No voy a negarlo, porque al chile yo sí estoy bien pendejo- dije rápidamente.

-Tío Grady, ¿qué hora es?

-Son las 5:30, ¿por qué la pregunta?

-Hay un maratón de Scooby-Doo a las 6:00 y el tío Beto dijo que lo vería conmigo mientras ustedes preparan todo para la pijamada de hoy.

-Nada más no la vayas a perder como la otra vez, wey- dijo Víctor.

Los miré confundido. ¿Alguna vez perdieron a Cami y yo no me enteré?

-¿Cómo que la perdieron una vez?

-Para empezar, fue Roberto y en segunda, ella fue a buscarte porque quería dormir contigo- dijo Ilan.

-Además, fue hace tres años, pasado pisado- dijo Roberto rápidamente.

-Papá, ¿puedes ayudarme a ponerme mi pijama de Scooby-Doo para ver el maratón al rato?

-Claro, princesa, vamos.

-Que salvada, Roberto.

-No, no, tendremos una conversación después- dije rápidamente- Y Juan, me debes 400 baros, no te hagas wey.

-Puta madre, no hubiera apostado.

-Ni modo, por pendejo.

-Papi, ¿vamos?

-Sí, pequeña, vamos.

Luego de esto, cargué a Cami y fuimos a la planta alta, para poder cambiarla y que tuviera su pijama para su maratón de su caricatura favorita.

Espero que les haya gustado mucho <3.

Lamento mucho no haber actualizado el 10, pero tuve algunos problemas ):

S.O.S: Código Princesa || Esos 4 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora