Capítulo nueve

147 27 15
                                    

— Pasa, Lilly está en la sala

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Pasa, Lilly está en la sala. —Jonas lo recibió con una sonrisa.

La esposa del chico lo había invitado a tomar el té y Yeonjun aceptó gustoso.

Habían pasado tres malditos meses desde que Choi se había ido y ni por esa puta casualidad le había dado señales de vida o siquiera lo había llamado. Él llamó al hotel pero no estaba allí, ese pedazo de mierda mentirosa...

— ¡Yeonjun! —la mujer rubia se paró de su asiento para saludar al mencionado.

— Lilliane~ —la abrazó, sintiéndose feliz al ver su enorme panza— ¿Cómo vas con ella?

— Perfecto, sólo falta tan sólo un mes y ella estará aquí con nosotros. —sus ojos brillaron.

— Estoy tan emocionado... —festejó Jonas.

Ayudó a poner la mesa para que Lilly estuviese sentada puesto que se cansaba demasiado rápido al tener que cargar con una enorme barriga.

Así, el rubio pasó la tarde charlando con ellos entre risas y demás. Era lindo pasar tiempo con ellos puesto que Soojin y Shuhua ya no estaban disponibles como antes. El bebé de Shuhua pesó algo así como cuatro kilos y Yeonjun realmente se cuestionó cómo demonios aquello había salido de alguien tan pequeña como ella.

— Muchachos... Tengo que dejarlos. —avisó la rubia unas horas más tarde.

— ¿Sucede algo amor? —preguntó Jonas preocupado.

— N-No... —negó rápidamente— Pero por si no lo notaste, tu hija me está consumiendo el calcio. Quiero dormir. —comenzó a reír.

— Dame un segundo, Jun.

Seguidamente, el ruso se fue con su pareja solamente para que se pudiera acomodar bien en la cama. Volvió casi de inmediato, sentándose en el sofá frente a su invitado.

— Puedes hablar ahora, Yeonjun. —dijo en voz baja, para que solamente ellos pudiesen escuchar.

— ¿Puedes rastrear a esta persona para mañana? —tendió una foto sobre la mesita de café.

— Dalo por hecho. —respondió— Lo haré sin cargo, después de todo, ya hiciste demasiado por mi.

— Siempre haré lo posible para ayudarte a ti y a Lilly. Y también a Rosie. —sonrió.

— No sé si estás cómodo con esto pero lo hablé con Lilliane y... —se rascó la nuca— Uhm... Ella y yo queremos que tú seas el padrino de Rosie...

— ¿Bromeas? —rió— ¡Claro que quiero! —se adelantó para poder abrazar a su, ahora, nuevo amigo.

Estaba seguro de que no se equivocaba en llamarlo así.

Terminó por irse casi a las diez de la noche puesto que terminó jugando videojuegos con Jonas mientras bebían una cerveza. Lilliane se levantó y les hizo compañía con un juguito de manzana porque, por razones obvias, no podía tomar.

𝐒𝐈𝐑𝐄𝐍𝐒 © soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora