Narra Olivia
Había logrado sobrevivir 3 largos días de clases, como había entrado el día miércoles a clases la semana se me acortó, sin embargo, para mí sentir la semana fue eterna. Desde mi encuentro con Max menos ánimos me daban de regresar a clases y el muy imbécil insistía en estar conmigo durante los recesos y en el almuerzo, por suerte él iba un año adelantado si no tendría que aguantarlo en clases. Odiaba el hecho de que fingiera que todo estaba bien cuando claramente no era así, ni para él ni para mi ya que verlo me hacía recordar el pasado y eso me hacía sentirme miserable. Él claramente tampoco se encontraba bien, Max no tenía amigos y se comportaba agresivo con todos menos conmigo, también había notado que solía saltarse mucho las clases, lo único que podría rescatar de todo esto era que nadie intentaba acercarse a nosotros, nuestra combinación hacía que todos se mantuvieran alejados y no nos molestaran.
Ya era mediodía y aún que no tenía ganas de levantarme, mi estómago reclamaba por comida, así que muy a mi pesar comencé a desprenderme de las sábanas que me cubrían para luego buscar mis pantuflas que según yo debían estar al costado de mi cama, pero por alguna razón no estaban donde las había dejado, no me esmere mucho en buscarlas e inmediatamente decidí solo bajar en calcetines. Salí de mi habitación y por lo menos en el segundo piso no había ningún ruido por lo que supuse que todos ya habían bajado. La verdad no tenía idea de que mi familia fuera tan madrugadora, recordaba que por lo menos los habitantes del segundo piso disfrutaban levantarse a mediodía como yo. Baje sin ningún ánimo la escalera y con lentitud llegué a la cocina, cuando entre pude ver a papá, Clara y a mí hermanastro, y por sus caras pude comprender que no entraba en buen momento.-Buenos días- salude.
-Ya son buenas tardes- respondió mi padre que fue el único que se dignó a decir algo.
-Qué más da- dije con amargura, no me sentía bien- y a ustedes ¿Les comieron la lengua los ratones?-
-Olivia, no es buen momento…- comento el señor Thomas con cierta nota de dolor en su voz.
-No sé preocupen, cojo algo para comer y me largo, no quiero interrumpir su charla poco amistosa.- indique con hostilidad.
Sabía que no era razón para enojarse pero desde que había entrado a clases me irritaba con mayor facilidad de la normal y eso era ya decir poco. Intenté fijar rumbo hacia el refrigerador pero de repente Thomas se me acercó, su mirada había cambiado inesperadamente por una de resignación y se quitó sus zapatos.
-Otra vez te levantaste descalza- susurró- a mi mamá se le cayó un plato hace un rato, puede que queden algunos restos de vidrios.- mencionó con una voz suave que hace tiempo no oía- ten, ponte mis zapatos.- Tú lo dijiste, que tú lo sepas- me sonrió levemente y yo le sonreí de vuelta.
Nadie dijo nada más, acepte sus zapatos que eran evidentemente más grandes que mis pies. Tomé un bowl, le puse yogurt y le agregué los cereales de Mike, con esta última acción me doy cuenta de que mi hermanito pequeño no está, pienso en preguntar por él pero el ambiente que se respira en la cocina me restringe y simplemente me voy sin decir nada. Tenía muchas ganas de escuchar que hablaban en la cocina, aunque no lo parezca me gusta estar al tanto de la mayoría de las cosas, así que simule que me iba pero me quedé fuera para ver si podía escuchar algo, me acerque a la puerta que había cerrado con anticipación y me apoye ligeramente. Logré escuchar un poco pero parecía que se empeñaban en hablar en voz baja, gradualmente fueron subiendo el tono de sus voces, parecían estar regañando al señor perfección ,"Thomas" pero era bastante extraño, ya que esto no solía suceder debido a que él siempre se esforzaba por hacer todo correctamente delante de mí padre y Clara. Según lo que podía escuchar estaban reclamándole debido a que al parecer no había llegado la noche anterior y él había entrado por la puerta de la cocina tan solo unos momentos antes de que yo entrara en esta, la verdad tal vez estaban exagerando un poco o eso era lo que yo creía, cuando la conversación se ponía interesante las voces fueron interrumpidas por el timbre. No quería que descubrieran que estaba escuchando su conversacion asi que me apresure en llegar a abrir la puerta, sin embargo, los grandes zapatos de el señor Thomas me lo impedían, me los quite en medio del camino rápidamente, deje mi bowl en la mesa del comedor, cogí los zapatos con las manos y rece porque nadie me hubiera visto. Gracias a Dios fui la primera en llegar a la puerta y abrí sin siquiera verificar quien llamaba al timbre, por suerte frente a la puerta se encontraba mi castaño hermanito el cual llevaba una grata sonrisa en el rostro, lo acompañaba un hombre que según yo se encontraba en sus 40. Mike me saludó con un abrazo y yo se lo correspondí.
ESTÁS LEYENDO
Hypocrisy: Persona
Teen FictionOlivia es una chica de 17 años, que estuvo en un centro de rehabilitación psicológica debido a que paso por una difícil situación. Ella no querrá hacer amigos, ni mucho menos enamorarse, pero el destino tiene planes que ella consideraría como arruin...