【 Por favor, quédate conmigo】- League of Legends (Jhin x Lector Masculino) Lemon

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"Increíble, no puedo dejarlos solos por un par de horas sin que empiecen a aparearse como animales." La mirada de Jhin se levantó inmediatamente de la almohada ante el inquietante sonido de la voz profunda y oxidada de Thresh, su tensa caja de voz dando un pequeño grito de sorpresa tras su llegada inesperada. El hombre más bajo que seguía encima de él, por otro lado, no mostró ningún tipo de incomodidad ante la monstruosa presencia que había aparecido desapercibidamente en la puerta, acurrucándose amorosamente contra la elegante espalda del robot sin mayor preocupación, haciendo pequeños sonidos complacidos mientras sus piernas temblaban ligeramente con las ultimas olas de su clímax. "Bueno, al menos nadie murió. Eso es bueno, supongo." La vieja máquina soltó una risa escalofriante y burlona mientras entraba descaradamente en la habitación, deteniéndose cerca de la cama para acariciar el cabello desordenado del menor. "¿Supongo que te divertiste, bebé?" Preguntó tiernamente mientras su niño levantaba la cabeza para recibir sus caricias.

"S-sí, mucho~" Admitió tímidamente mientras casi ronroneaba bajo sus dedos, la sonrisa de satisfacción en sus labios mostrando que no sentía culpa ni vergüenza por su travesura, y sus brazos estrecharon posesivamente el pecho de Jhin para abrazarlo con más fuerza. "Deberías haberlo visto Thresh..." Su voz se fue volviendo más necesitada lentamente con cada caricia, ya que estas le causaban escalofríos que rápidamente recorrían su cuerpo para llegar directamente a su ya sensible ingle, los malintencionados toques despertando un último deseo egoísta dentro de él. "Estaba ronroneando y maullando tan perfectamente debajo de mí. T-tan adorable~"

Signos de exclamación parpadearon en la pantalla de Jhin, su sistema entrando en pánico al sentir un leve palpitar del miembro que permanecía dentro de él, apenas teniendo tiempo para procesar lo que estaba sucediendo antes de que el pequeño bribón embistiera perezosamente contra él un par de veces, llevándose descaradamente a un segundo clímax rápido y pequeño. "¡Hijo de pu-!" Jhin apenas pudo maldecir al pequeño diablillo con incredulidad, la sobre estimulación abrumadora en su punto sensible forzándolo rápidamente a una sobrecarga. Afortunadamente todo terminó tan rápido como había comenzado, su interior contrayéndose alrededor del miembro para exprimir hasta la última gota, su sobrecarga acabando finalmente con un último chorro manchando su vientre. "L-lo voy a matar. Justo en frente de ti." Jhin amenazó de pura indignación, temblando y jadeando bajo el cuerpo exhausto del mocoso, antes de inclinar la cabeza hacia el monstruo y darle un feroz escaneo.

Pero Thresh simplemente siguió riendo divertido mientras negaba con la cabeza de lado a lado, completamente incapaz de creer las amenazas vacías de Jhin después de que su voz se había convertido en un lío sumiso y agudo de estática rota. Lanzó un último resuello bajo y misterioso antes de agacharse frente a la cama, inclinándose para que se encontraran cara a cara antes de darle un escaneo detallado. "No lindura, ambos sabemos que no lo harás. No te lo permitiré '' Aseguró Thresh con una siniestra promesa, su garra metálica rascando suavemente la pantalla de su cara dejando unas cuantas marcas en el cristal. Maldición, ahora tendría que pulir eso. "Y además, cariño, me parece que lo disfrutaste bastante." Terminó sin más explicaciones, ya que no necesitaba pensar mucho para deducir eso en base al estado actual del robot.

"¡Yo no tuve ningún tipo de opción en nada de esto! ¡El pequeño mocoso me forzó porque eres una influencia terrible para él, fomentando sus comportamientos inaceptables sin siquiera molestarte en enseñarle a tu niño mimado cómo respetar los límites de los demás!" El robot comenzó a despotricar contra la bestia de metal lo mejor que pudo con su tensa voz, su terquedad y orgullo tomando la delantera después de la escena tan indignante y vergonzosa que acababa de ocurrir frente a él. Desesperado por justificar la posición comprometedora en la que los había encontrado echando toda la culpa al joven, la voz molesta dentro de su cabeza regresando para regañarlo por complacer la picardía del pequeño mocoso. Después de todo nada de esto habría pasado si se hubiera dormido obedientemente como le había aconsejado.