Dejando de lado los motivos, hagamos énfasis en la forma correcta de oír una canción de Morat. De preferible reproducción en gramófono o tocadiscos -si se tiene -, la canción debe reproducirse con cuidado y sin hacer desorden, procurando no derramar las emociones de la canción antes de tiempo. Se pone con cuidado el vinilo sobre el terciopelo, se deja caer la aguja, sin pincharse, y se deja correr suavemente.
Llegado el primer rumor de la canción se cierran los ojos y se dejan caer los brazos. Se espera a que ésta llena la habitación y rompa la frágil ilusión de que sólo se está oyendo música, derrumbando así las paredes y sacando el techo por lo alto. Se debe tener cuidado de no oponer resistencia cuando la canción lo eleve por los aires, pues de hacerlo podría caer y romper su corazón con el golpe. Si la canción le saca lágrimas se tapará el rostro con decoro y no interrumpirá con sollozos, teniendo cuidado de que sus lágrimas no caigan sobre el vinilo, por miedo a deshacerlo.
Duración media de una canción de Morat, cuatro minutos o 280 latidos de un corazón enamorado.