Dorados como la arena

Capítulo VII

Narrador omnisciente

Esas dos palabras resonaron como campanas en la mente de la peliverde, ¿cómo era posible que alguien tan torpe como esa chica de acento dominicano pudiese tener todos los requisitos exigidos para ese trabajo?

Eso era algo realmente impensable para la Blight qué miró perpleja a los hermanos responsables de la empresa pero se tragó sus palabras para no dar mala imagen. Simplemente miró al suelo y se despidió cortésmente de esos dos.

Salió con aires de confusión y algo agitando su pecho de aquel vasto edificio. ¿Por qué siempre qué pasaba algo estaba esa chica en medio? ¿Porqué siempre qué pensaba cualquier cosa el recuerdo de su cuerpo hacía su cara enrojecer y nublaba sus pensamientos?

Tantos sentimientos encontrados resultaban ser realmente abrumadores, su cabeza giraba causando mareo y náuseas. Era lo que le hacía la morena, estaba enamorada perdidamente de ella.

Pero, ¿eran correspondidos sus sentimientos? Teniendo en cuenta el escaso tiempo que llevaban juntas era muy improbable que fuera recíproco, o al menos eso era lo qué pensaba Amity.

Fue a la parada de autobús dónde esperó por diez minutos hasta que apareció el vehículo público.

Se sentó en uno de los asientos traseros y esperó. En la tercera parada pudo notar cómo una fría mano se posó en su cabeza, eso provocó un sobresalto en ella ya qué no conocía a la dueña de esa mano.

-Niña, sólo espera y el tiempo te dirá la respuesta.- dijo la albina señora.

Después se marchó del autobús sin decir nada, pensativa hasta su hotel. Mañana se reuniría con Noceda, pero ella no lo sabía. En términos de éxito la reunión había sido rotundamente exitosa.

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Narrador (perspectiva de Luz)

-¿¡Qué hiciste qué con quién?!- gritaba Luz alterada.

-¡No eres mi madre, puedo mudarme dónde quiera!- dijo un chico de pelo corto, moreno y algo bajito.

-No lo discuto pero ¡¿Porqué piñas te vas a Nebraska?!

-Ya te lo dije, me salió una oportunidad de trabajo junto con un chico que conozco.

-¿Qué tanto lo conoces, eh? Igual crees que sabes todo de él y cuando te mudas te das cuenta qué es un fumador, llena toda tu casa de humo, te conviertes en fumador pasivo, cómo eres pequeño tus pulmones se ponen negros, enfermas, vas al hospital, te buscan un trasplante pero no hay y mueres repentinamente por no haberme hecho caso Agustus Porter.

-¿No crees que exageraste un poco?

-En absoluto.

-Bueno, el chico era el hijo de un amigo de mi padre; estuvimos juntos durante preescolar, primaria y secundaria, era uno de mis amigos más cercanos y es alérgico a muchísimas cosas así que dudo que fume. ¿Te vale ya?

-Estuve un tiempo contigo en la secundaria, si me dices su nombre quizá me quede más tranquila.

-Math

-¡¡¿¿El hobbit gusano frustrado??!!

-¡Hey, era mi amigo!

-Lo siento, igual no lo conozco demasiado.

-Ves, te dije que no era tan malo.

-Luz, deja de chingar - interrumpió Willow.

-¿Tú de dónde saliste, no estabas con la fregona rosa?

-1: Se llama Boscha. 2: Sólo fui y le curé las heridas en mi apartamento, dejó su número de teléfono y se fue.

-Willow, Gus quiere irse a Nebraska con el hobbit frustrado.

-¿Qué él qué?

Y así fue cómo Luz terminó cediendo y dándole "permiso" a Gus para irse. Una vibración de parte de su móvil la informó de una llamada telefónica la asustó, era de su jefe.

Él habló autoritariamente de qué la mañana siguiente debía reunirse con su nueva compañera de trabajo en un restaurante cercano a la playa y discutir sobre el libro de esta semana para hacer la misma reseña de siempre.

El libro de esta semana era bastante interesante, un libro de ficción, fantasía y comedia realmente bien narrado. Un protagonista un poco inestable mentalmente, era rubio y tenía los ojos rojos. Servía a un emperador a cambio de un bastón que le concedía poderes mágicos. Buscaba un lugar en ese mundo, pero el mundo le daba la espalda repetidas veces.

Era una buena trama desarrollada muy cariñosamente con los suficientes giros argumentales haciendo una historia vistosa y equilibrada, el interés del autor para la reseña era para saber si sería factible poner a la venta un segundo tomo. Sería bastante buena inversión ya que en los alrededores de esta ciudad la ficción y comedia son claramente los géneros preferidos de los lectores.

Puede que sonase algo extraño pero Luz Noceda era mucho menos torpe de lo que parecía. Consiguió matrícula de honor en todas las áreas en secundaria y bachiller, se graduó como licenciada en filología hispánica y escribió numerosas obras de literatura famosas.

Todo eso teniendo ahora sólo 21 años, claro qué la adelantaron bastantes cursos debido a su coeficiente intelectual superior al de los demás jóvenes de su edad. Por su particular inteligencia le fue un poco más difícil integrarse socialmente a grupos de su edad. Hasta que encontró a Willow y Gus, dos chicos de su misma edad sólo que varios cursos por detrás de ella.

Eran un grupo pequeño pero se divertían mucho entre ellos. El único problema era qué habían algunos grupos de bullies y ellos eran un blanco perfecto, Luz era capaz de defender a sus amigos siempre por lo cual Willow y Gus no salieron nunca lastimados pero ella siempre se llevaba los golpes.

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-Mira, es la rarita de los libros.

-¿Me haces el examen rata de biblioteca?

-De seguro está demasiado ocupada haciendo tareas, pobre ilusa.

-Con su inteligencia y aún lee libros de fantasía, ¿cuándo tiene pensado madurar?

-Despierta Loozer, Azura no es más qué un tonto personaje con un desarrollo pésimo.

Sus brazos y cara sangraban, los hematomas repartidos por todo su cuerpo parecían haber sido sacados de la más terrorífica historia de miedo.

Pero no era un libro, era su realidad de cada día. Los golpes que recibía eran constantes y a cada vez su intensidad aumentaba. Las lágrimas calientes mezcladas con la sangre de su frente nublaban la visión de su cuarto.

¿Y si esos adolescentes tenían razón y era tan patética? ¿Merecía seguir viviendo la miserable vida que la perseguía constantemente durante todos estos años? Su mentalidad era fuerte y madura, pero hasta un adulto terminaría demacrado ante ese maltrato.

Aquí es dónde se contaría como se hizo daño a sí misma o cómo se suicidó, pero no fue eso lo que sucedió. Desahogo su frustración haciendo algo para ayudar a todos los que pasaban por su situación.

Ahí nació el club de lectura par los fans de Azura. Todos aquellos chicos qué sufrían algún tipo de acoso se reunían en una pequeña sala de la biblioteca y leían libros de fantasía. Por un momento podían desconectar de su triste realidad y crear su propio mundo dónde fuesen al menos un poco felices.

Ese entorno era seguro, unos le cubrían as espaldas a los otros y cuando tuvieron suficiente coraje enfrentaron a los bullies. Vencieron por mayoría numérica antes de llegar a los golpes.

De esa jornada les quedaría el recuerdo de una frase: "Los raros deben permanecer unidos".