Luz que iluminais el solio divino de mi Padre, ilumina las tinieblas de las que en ellas se encuentran.
Desde tu trono, supremo ser, apiadate de los que están sufriendo. Cetro de poder, baja y aquieta la naturaleza y obra milagros entre tantos que sufren.
Dios de bondad y de clemencia, que sufristeís por el mortal cruel sacrificio; por él sangre derramasteís; una gota debe esa sangre derrama, cual bálsamo, sobre la desgracia que aqueja a la humanidad.
Padre amado, Supremo Hacedor que en el hueco de tu divina mano tienes el destino del mundo y del mortal; con el índice, Señor, señala el bien a la humanidad y con la diestra expele de ella su desgracia y su maldad.
Mira señor, nuestros ojos lloran al ver cómo sufren nuestros hermanos; cómo te piden que tu clemencia y misericordia los acompañe.
Padre, Padre; extiende tu diestra, y con tu santo manto cubre a la humanidad.
Así sea.De la mansión celeste donde tu moras, manda Señor tu aliento Santo sobre nosotros, que en nuestras más terribles y penosas horas podamos elevar nuestro pensamiento hacia Ti.
Tu que riges desde lo alto las acciones con tu divino y celestial poder, haz Señor que corrijamos nuestras imperfecciones; y lleguemos tu doctrina a conocer.
¿Qué sin con querer tan solo, nos formaste para venir a cumplir tu santa voluntad, o acaso de la nada nos sacaste para habitar sin Tí en la oscuridad? No, señor.
Desde el alto firmamento, mándanos un rayo de tu divina luz, nosotros recibiremos siempre contentos lo que Tú nos destines por nuestra cruz.
Aquí, postrados en el polvo inmundo te pedimos tu santa bendición, para que, en las miserias de este triste mundo, obtengamos tu divina protección.
No, Señor; no nos dejes en la desgracia, líbranos por tu amor y guianos siempre, por tu divina gracia, para que podamos habitar en este valle terrenal.
Así sea.
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Oraciones de la Santa Iglesia Trinitaria Mariana.
DiversosOraciones múltiples para rezar a Dios Padre