Un Cliché Más 3 ▪️Sterek▪️

Una larga noche

Cuando el Sr y la Sra Hale anunciaron la noticia respecto a Derek en la cena, todos se quedaron muy sorprendidos, ni si quiera Peter ni Cora sabían sobre los planes de sus padres.

-Vaya, sobrinito, parece que te ha tocado el premio gordo - comentó Peter a Derek, justo antes de que saliera corriendo detrás del menor. -En fin, no creo que tú o yo tengamos tanta suerte Cora. -agregó ahora dirigiéndose a su otra sobrina, que se limitó a hacer mala cara respecto al comentario de Peter.

Cora sabía que ella no tenía oportunidad de seguir con el legado de la família respecto a la empresa, aunque a ella le interesará muchísimo más que a su hermano, ya que ella era menor que él, y aunque también tenían hermanos mayores, estos ya trabajaban en otras ramas de la empresa que quedaban por cubrir.

A Peter en realidad jamás le había interesado la empresa, pero si de vez en cuando soltaba comentarios así era por la única y simple razón de que le encantaba meter las narices donde no le tocaba, y mientras más pusiera el dedo en la llaga, más divertido le resultaba.

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Cuando terminó la cena, Derek acompañó a sus padres al aeropuerto junto a Stiles. Por otro lado, Noah acercó a Peter, Cora y Isaac a casa de los Hale.

El camino fue callado, el sheriff estaba absorto en sus pensamientos, seguramente preocupado por la reacción de su hijo al saber la noticia. Cora y Isaac estaban sentados uno al lado del otro en los asientos traseros del coche de policía, también callados y cojidos de la mano, y Peter... Bueno Peter por más que intentara estar callado, eso no era algo que se le diera muy bien.

-Sabeis, sinceramente pensaba que la primera vez en la que estuviera sentado en el asiento trasero del coche de patrulla del sheriff, sería porque me habría arrestado. - no hubo respuesta, todos estaban demasiado cansados como para responder a las estupideces de Peter, a las que ya todos estaban acostumbrados. -Oh vamos hombre, que se va a Chicago, no a la guerra para no volver...

-Callate Peter. -lo corto la chica, tan seco como es habitual en un Hale.

Llegaron a la casa sin decir una palabra más, los tres chicos salieron rápidamente del coche, y antes de que el Sheriff volviera a arrancar el coche, Cora se asomó a la ventanilla.

-Todo irá bien señor. Su hijo estará bien, Derek no permitirá que su mierda lo arrastre a él también.

-Gracias Cora. -no dijo nada más.

-A usted.

Y con eso, el hombre arrancó el coche para dirigirse a su casa, dejándolos a los tres enfrente del portal. Peter iba a cruzar la puerta para dirigirse directo a su cuarto, pero antes de eso pareció haberse acordado de golpe de algo, cosa que hizo que este se girara rápido y directamente hacia la chica.

-Ah, sobrina, antes de irme... -empezó- si el rubio molesto se va a quedar a pasar la noche... No hagáis mucho ruido, algunos queremos dormir en paz, porfavor.

Cora enarcó sus labios en una sonrisa sarcástica y levantó el dedo del medio, apuntando directamente a su tío. Acto seguido, este se dirigió a su habitación, y Cora arrastró a Isaac hasta la suya, aunque éste ya se supiera el camino.

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-Es una mierda que Derek no vea la maravillosa oportunidad que será ir a Chicago -empezó Cora, cuando ya estuvieron en la habitación.

No hubo respuesta.

-Oye, ¿Estas bien? -preguntó- Has estado muy callado durante toda la noche.

Se acercó a su cama donde Isaac se encontraba para sentarse a su lado.

-Si, -respondió- solo que no me lo esperaba, no lo se, conozco a Derek desde que somos unos críos, y no me imagino poder alejarme tanto de él. -tardó un poco en responder, por lo que Cora pudo deducir que no solo era eso lo que le preocupaba, pero decidió no agregar nada.

Cora se acercó más a su novio para empezar a besarlo con delicadeza, inclinándose cada vez más hacia la cama, hasta que la espalda de Isaac acabo chocando con el colchón y este hizo una pequeña mueca.

-¿Estas bien? -preguntó extrañada la chica, sonriendo un poco por la cara que acababa de poner.

-Sí, claro- respondió él, forzando un poco su sonrisa.

-De acuerdo...-dejó las palabras en el aire.

Ella empezó a jugar con el borde de la camisa blanca de Isaac, pero este la frenó de golpe.

-No...-empezó- estoy algo cansado.

-Oh, vale... -Isaac estaba actuando muy raro, eso era un hecho.

-Pero si quieres podemos vernos mañana. -Siguió al ver el rostro de su novia.

Ella asintió sin agregar nada más antes de escuchar como las llaves de casa abrían la puerta, seguido de una risa que ya todos conocían como la risa de Stiles.

Después de eso, Isaac volvió a incorporarse en la cama y acto seguido empezó a hacer cosquillas a la chica para distraerla de todo lo que acababa de pasar. Sus carcajadas hacían que Isaac también tuviera ganas de sonreír, nunca había estado enamorado y no sabía que era lo que se sentía con eso, pero estaba seguro que si una sonrisa, (esa sonrisa) era capaz de hacerlo feliz, era porque realmente estaba enamorado, y sin duda Cora le hacía sentir una felicidad inmensa cada vez que sonreía, aunque en su vida quedara muy poca de esa felicidad, y solo aparecía cuando ella sonreía.

Esas cosquillas acabaron en delicadas caricias tumbados una al lado del otro, caricias por el rostro, por los brazos, por el cuello.

-¿Que tienes aquí? -preguntó ella, cuando pasó su mano por la parte trasera del cuello.

Sintió como una herida en su nuca, pero no una cicatriz, sino algo reciente, con una crosta aún sensible y la carne dañada. Rápidamente ella se incorporó para verlo mejor, pero no consiguió ver nada, ya que Isaac también se incorporó rápidamente evitando que ella pudiera ver nada.

-¡No tengo nada ahí! -casi gritó de golpe, cosa que por un segundo asustó a la chica, ya que hizo un movimiento brusco para apartarla, pero lo único que consiguió fue tirar el despertador que había encima de la mesa al suelo.

-¿¡Que te pasa!? Amor estás muy raro hoy y me estás asustando - respondió ella.

-Dios perdón, no quería... -hizo una pequeña pausa. - no quería asustarte. Creo, que me voy a ir a casa. Estoy cansado.

-Vale... ¿Nos vemos mañana? - Isaac asintió de espaldas a ella. Cosa que permitió ver a Cora el inicio de lo que parecía un moretón y algunos arañazos asomando por el cuello de la camisa de Isaac -¿Quieres que vayamos a tu casa?, Nunca he estado ahí. -siguió, intentando acercarse a él para ver mejor la herida sin que se diera cuenta.

-En mi casa es imposible... -respondió, mientras se ataba los cordones de los zapatos, aún dándole la espalda. - ya sabes que mi padre trabaja ahí y no podemos molestarle. -siguió, ella sabía que todo eso eran excusas, ya que su padre era entrenador del equipo de natación, y no tiene sentido que trabajara desde casa.

-Claro...

Sólo bastó con que ella acariciara el cuello de la camisa para que él volviera a hacer un movimiento brusco apartándola de golpe.

-¡Ya te he dicho que estoy bien Cora!

-Yo no he dicho nada. -decir que estaba asustada era poco, jamás había visto a Isaac así y le preocupaba, mucho, y más después de ver el motivo de su actitud:esa herida que parecía enorme con solo ver el borde de esta. -solo... ¿Que te ha pasado?

-¡Nada Cora! Y si vas a meterte en lo que no te llaman será mejor que me vaya de una vez. -agregó, nuevamente gritando.

El portazo que pegó Isaac al salir rebotó por su cabeza una y otra vez, tal vez eso era mejor que el silencio absoluto que había dejado, o talvez no, pero no lo entendía. ¿Porque se ponía así? Se supone que eso hacen las parejas, ¿No?, Preocuparse por el otro. Porque entonces él no la dejaba ayudarlo, porque estaba claro que necesitaba de esa ayuda, aunque no sabía del todo por qué motivo.