✨From✨

238 12 41
                                    

Clint Barton se encontraba amarrado, de manos y pies, sobre una fría mesa de metal. Sus muñecas estaban adormecidas, debido a las constantes ocasiones en las que había tironeado de sus ataduras, logrando únicamente afianzarlas y, por ende, cortarse lentamente la circulación. Sus tobillos habían corrido peor suerte, al únicamente conseguir provocarse dolorosas quemaduras ante el constante roce. 

Pronto dejó de intentar y se obligó a si mismo a calmarse. Joder, Natasha Romanoff se encontraba a metros de él, probablemente observándolo entrar en pánico. Necesitaba mantenerse cuerdo y profesional. Soltó un gruñido de frustración, antes de comentar.

—¿Cómo va todo por allí, Nat?

La susodicha bufó con exageración, demostrando así su hartazgo ante la situación y su falta de paciencia ante los comentarios estúpidos de su mejor amigo. 

Y es que llevaban ya 9 días secuestrados, apenas comiendo un asqueroso sándwich al día y permitiéndose ir al baño únicamente durante la noche. 

Y la rusa ya se encontraba jodidamente harta de tener que aguantar hasta cierta hora del día para hacer sus necesidades frente a miradas pervertidas, ya se encontraba jodidamente harta de pasar sed y hambre constantemente y, sobre todas las cosas, ya se encontraba harta de las palizas matutinas que recibían ambos, todos los días, al negarse a soltar información alguna sobre su trabajo. Así que si: se encontraba exhausta, inmovilizada de pie con los brazos por encima de su cabeza y sus muñecas gritando por compasión.

Y principalmente se encontraba desesperada por su mejor amigo. Solían torturarlos por turnos, y no creía poder soportar verlo gritar de dolor nuevamente. Si tan solo pudiera encontrar una salida... rescatarlos a ambos antes de que SHIELD notará finalmente sus ausencias y se decidiera a autorizar una extracción.

—¿Nat? Joder no te quedes callada así. Dime cómo estás.

—Estoy bien, Clint. Mejor que tú dentro de un rato. Tenemos que....

—Lo se, lo se, tenemos que intentar escapar de aquí con urgencia. Natasha, llevamos ya cinco días intentándolo y fracasando en el intento, porque nos encontramos demasiado débiles al respecto.

—No pierdas la esperanza, Barton. Es lo único que tenemos ahora.

El arquero estuvo dispuesto a replicar al respecto, pero la puerta abriéndose abruptamente lo detuvo. Lo paralizó en su lugar en lo que su respiración se disparaba, anticipando lo inminente. Escuchó pasos acercándose hacía él y elevó la cabeza en acto reflejo, recibiendo una violenta bofetada como respuesta, que le dejo la mejilla ardiendo, seguida de una fría mano cerrándose sobre su rostro y azotando su cabeza de regreso contra la mesa. Todo dio vueltas por varios segundos, y se sintió empeorar cuando la mano presionó con más ímpetu sobre él, con los dedos impidiéndole abrir los ojos y la palma cortándole la respiración, tanto por la nariz como por la boca. Se retorció en su lugar, y lo siguiente que sintió fue un aire cálido contra su oído, seguido de un susurro letal.

—Te moverás únicamente si yo lo ordeno. Cualquier mínimo movimiento de tu parte, sin importar a que se deba, será castigado ¿entendiste?

Y antes de que el chico pudiera siquiera asentir sintió algo afilado enterrarse en el lado izquierdo de su cabeza y el pánico florecer rápidamente dentro de él. Siempre había sido demasiado vulnerable en lo que respecta a sus oídos, y cualquier forma de contacto con estos lograba desesperarlo. Pacheco se encontraba mordiéndole, con demasiada fuerza, el lóbulo de la oreja, y podía sentir la sangre caer lentamente por su cuello, despertando miles de recuerdos en su memoria, junto con una incapacidad por obedecer. Se estaba retorciendo con locura, tirando agresivamente de sus ataduras, jadeando en busca de aire y producto del dolor.

⚓From death to love⚓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora