⚓From death to love⚓

✨To✨

Barton despertó hora y media después, debido a un ataque de tos, más pálido que antes y temblando de frío. De fiebre. Probablemente alguna de sus heridas se había infectado, producto de no haber podido limpiarlo bien luego de que hubiese caído de lleno sobre su propio vomito. Se veía tan... miserable, y Romanoff lo necesitaría al menos 60% estable si es que deseaban salir de aquel lugar juntos y con vida. La situación era complicada y la espía se estaba quedando sin ideas.

—Barton ¿Puedes mantenerte despierto solo un rato? ¿Puedes ponerte de pie? Dime tu estado.

—Mmmm... si puedo estar despierto, pero no precisamente consciente si eso es lo que buscas. Averiguaremos lo segundo... me duele hasta respirar.

Concluyó el arquero, en lo que utilizaba la misma pared de soporte para hacer palanca e intentar incorporarse. Si tan solo la Viuda Negra no hubiese pensando que aquellas últimas palabras eran un chiste de su parte, exageración como él solo sabía hacerlo. Si tan solo hubiese prestado más atención a su compañero y menos a la idea de escapar de allí... quizá todo habría sido diferente.

Clint Barton logró mantenerse en pie luego de varios intentos e insultos de por medio. A leguas se notaba que se encontraba mareado y notablemente adolorido, probablemente por la cortada en la planta de su pie o rodilla. Lo que fuera no importaba, él se veía estable y era lo único que necesitaba por ahora: asegurarse que pudiera mantenerse alerta y dispuesto a proteger su propia vida de ser necesario.

Natasha Romanoff tenía un absurdo y suicida plan en mente. Necesitaba a su mejor amigo junto a ella.

------------------

Había entrado la noche y, como de costumbre, pronto tres guardias de seguridad llegarían para darles algo de cenar y forzarles a ir al baño, quisieran o no. La espía rusa los estaría esperando más que encantada. Nadie le había avisado que aquella noche sería diferente, que estos traerían otros planes en mente: divertirse de la misma manera en la que lo había hecho Pacheco horas atrás.

Efectivamente, estos últimos hicieron su aparición tan solo 45 minutos después de que Barton hubiese despertado para pasársela con la mirada perdida hasta aquel momento. Instintivamente volvió su atención a los tres hombres, alerta y completamente aferrado a la cintura de su compañera, con la cabeza sobre uno de sus muslos. Al parecer su voluntad por mantenerse en pie había resultado más corta de lo que esperaba. Pronto el arquero había colapsado, debido a la falta de aire, y se había visto obligado a descansar sobre su mejor amiga.

Toda aquella burbuja de paz, que se había creado, le estalló en la cara en el preciso momento en que su cabeza chocó con fuerza contra el suelo cuando dos de los sujetos tomaron violentamente los brazos de Natasha para levantarla y apartarla de él, en lo que el último guardia lo arrastraba fácilmente para luego aventarlo de lleno sobre la mesa... esa jodida mesa del diablo. Barton gimió por el impacto, en lo que su compañera aterrizaba bruscamente contra su pecho, cortándole la respiración durante unos segundos, antes de ser acomodada por completo encima suyo, boca abajo e igual de confundida que él. Los agentes apenas tuvieron tiempo de cruzar miradas cuando uno de los matones se acercó demasiado hacía sus rostros.

—Juguemos un juego... Pacheco nos ha mandando a otorgarle la misma diversión, que sintió el americano, a la espía rusa. Y decidimos que ambos tuvieran asientos de primera fila para el espectáculo.

Ninguno de los dos respondió al respecto, pero sus miradas gritaban "¿Espectáculo? Nosotros les daremos un espectáculo".

Clint llevó su atención únicamente a Natasha, buscando alguna señal, algún indicio para iniciar el caos y librarse de ello. No encontró nada. Su compañera se encontraba neutra, casi vacía, esperando alguna acción de parte del enemigo.