CAPÍTULO 4

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CANDY

Era algo irónico estar en el funeral de Anthony junto a Terrence, me entristeció que el último recuerdo de él fuera viéndole cogerse a su asistente, en el fondo sentí culpa por el rumbo que tomó nuestra relación.

Me acerque  hasta su cajón para mirarlo por última vez, pero de pronto todo se volvió extraño, vi a mi alrededor y estaba sola, Terrence no se encontraba conmigo, unos escalofríos recorrieron mi cuerpo, tuve miedo de mirar dentro del cajón, respiré profundo y caminé lentamente.

Mis ojos no podían creer lo que veía, ¡Terrence estaba dentro del cajón! Nooo, mis gritos no se podían escuchar, mi cuerpo no me respondía... Unas manos frías tocaron mis hombros y sentí su respiración en mi nuca...

Di la vuelta y era Anthony quien me mira con ojos de reproche, sus ojeras marcadas me asustaban.

—¡Candice! ¡Candice!... ¡Despierta! Es solo una pesadilla, despierta mi amor.

Escucho la voz de Terrence como si estuviera lejos, quiero abrir los ojos, pero me pesan los párpados.

—Terrence... ¿Dónde estás? —pregunto.

—Tranquila, estoy aquí, no me iré de tu lado.

Escucho voces a mi alrededor, pero no identificó a quienes pertenecen— La fiebre le esta haciendo delirar —fue lo último que escuché antes de volver a reaccionar.

La fiebre demoró en bajar unas horas, al despertar Terrence me contó que la información recibida de Anthony no era cierta, como había muchos oficios que mandar a diferentes familias de soldados y profesionales que servían a la patria en Irak, probablemente hubo una confusión de datos, se equivocaron al informar el estado real de Thony.

En la guerra había sido alcanzado por un proyectil de bala que fue a parar en su columna vertebral, dejándolo paralítico.

No sabía que era peor, si creerlo muerto o la invalidez que de por vida  él tendría que afrontar.

Mi cuerpo estaba débil, creímos que estaba enferma, tal vez gripe o anemia. Me hice análisis para saber que era lo que tenía.

Al sentirme un poco mejor, fui a visitar a Anthony al hospital, había llegado hace unas semanas atrás, al ya no vivir en mi antigua casa y estar de viaje, no habían podido ubicarme para informarme de su situación.

Le pedí a Terrence que me esperara  fuera de la habitación, ver a Anthony era algo que quería hacer sola. Tal como en mi pesadilla, tenía ojeras pronunciadas, la piel pálida, su barba crecida y el cabello largo, unas cuantas canas adornaban su melena rubia. Su mirada estaba perdida, la pena y la culpa invadieron mi corazón.

—Anthony... ¿Me escuchas? Soy Candice—musite al acercarme hacia él.

—¿Candy? —respondió con lágrimas en los ojos.

—Tranquilo, todo estará bien...

Su mano Apreté fuertemente la mía —Perdóname por todo el daño que te causé — empecé a llorar desconsoladamente al verlo en ese estado, indefenso, débil y sobre todo solo...

¿Qué clase de persona sería si lo abandonaría así? Me pregunté, no tenía el valor para pedirle el divorcio y mucho menos contarle sobre Terrence.

Al llegar a casa no podía mirar a Terrence a los ojos, en ese momento me dolía tanto la decisión que había tomado, por que eso significaba perderlo para siempre, mi mundo se derrumbó una vez más, mis sentimientos debían ser enterrados.

El silencio invadió nuestra habitación, me daba la impresión de que él sospechaba lo que le diría.

No preguntó ni dijo nada, me trajo una taza de té, se sentó a mí lado, tomó mi mano y la beso en el dorso.

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