𝐼

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Hoy era un día especial para cierto rubio, muy emocionado y nervioso no pudo dormir mucho anoche imaginando varias escenas en su cabeza. ¿Por qué todo eso?, simple, él iba asistir a la misma secundaria que su hermano mayor (que admiraba mucho), entonces quería hacer todo lo posible para no arruinar su nuevo año donde comenzaría de cero.

¿No es él raro?

Miro la hora de su reloj: 6 AM. Faltaba una hora para que su hermano se levantara, tratando de ignorar sus viejos recuerdos dio un salto al suelo, no podía estar toda una hora aburrido mirando el techo de su habitación, al levantarse fue a la cocina por agua y de paso haría el desayuno.

Preparo algo simple, tostadas con huevo y aún faltaba mucho para que Teru estuviera despierto, entonces preparo la comida para el receso y trabajo del mayor. De pronto escucho a alguien caminar por los pasillos, feliz dejo algunos postres en la mesa y comenzó a devorar su comida.

—Buenos días, Kou.

—Buenos días, Teru-nii.

Luego de unos minutos terminaron de comer, se cambiaron sus piyamas y vieron si tenían todo listo (aunque como Kou recién empezaba, no tenía mucho en su mochila). En la puerta se acomodaron los zapatos antes de salir, el más alto notaba los nervios del menor, aunque se notaba el entusiasmo y pregunto:

—¿Listo, Kou?

—¡Si!

Miro la reliquia familiar, extrañamente eso le daba al menos un poco de confianza en sí mismo, además de llenarlo de orgullo porque ya podía alcanzarlo, un poco pero podía. Antes tenía que subir una escalera para solo tocarlo y recién este año podría usarlo, para eliminar a los espectros malos y salvar vidas (solo era para entrenar, pero igual se ilusiono demasiado)

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Sus planes no fueron como planeaba...

Llego a la secundaria confiado, bueno no tanto, pero algo es algo. Lo que cambio fue al llegar a su salón correspondiente, todos hablaban entre ellos riendo y felices, como si se conocieran desde la primaria. Y él quería hacerlo, ósea, era el ser más sociable (entre su familia y algunos desconocidos que ayudaba). Con dificultad trato de hablar con un grupo de chicos hasta que se quedó quieto, recordando cosas que quería olvidar y su mano se alejó, se fue a su mesa ya asignada por apellido y se quedó ahí, quieto como una piedra.

Hablas mucho, sin ofender.

Se aferro a su bastón, se odio a si mismo por dejar que unos malditos nervios lo dominen, ¿esto era las "inseguridades" ?, tenía miedo de hablar demasiado abrumando al resto y que lo miraran de forma extraña o como si fuera loco, si por accidente soltaba algo relacionado con el mundo espiritista. Si esas cosas eran inseguridades, entonces las odiaba.

Y todo eso comenzó en primaria, por sus compañeros de clase.

<<No... No pienses en eso Minamoto Kou, tienes que olvidarlo, ya eres grande>>

Repetía una y otra vez ya que son recuerdos que no merecen seguir ahí

—Encantado de conocerte.

Levanto su vista del suelo saliendo de sus pensamientos, viendo a un chico delante suyo. Su cabello era un poco largo y rosado igual que sus ojos, tenía una sonrisa en su rostro que transmitía alegría con confianza, parecía que el tiempo se detuvo mientras las hojas de los árboles volaban. Estaba alucinando, ¿verdad?, con lo solitario y callado que parecía (según él) no esperaba que un chico lo hablara, menos uno lindo que podría ser posiblemente popular como su hermano en unos días o meses.

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