Capítulo Único

13.8K 1K 762
                                    

Últimamente no sabía que es lo que pasaba por mi cabeza, no podía dejar de pensar en una sola cosa... Él... Su boca, su cabello y su tatuaje tan particular.

Al cerrar los ojos era lo único que veía y al despertar por las mañanas era lo primero que aparecía frente a mí. Literalmente, justo ahora estaba él susodicho rubio de metro ochenta gritándome para que me digne a levantarme de una vez por todas.

-¡Levanta tu culo de esa cama, que se nos hace tarde para la escuela!-. Dijo zamarreándome, debido a lo pesado que era mi sueño, podría pasarme un camión y ocurrir la tercera guerra mundial y yo seguiría durmiendo plácidamente.

-Buenos días, Kenchin-. Dije bostezando y volviendo a cerrar mis ojos, la verdad es que me gusta verlo enojado, porque sé, que realmente no lo está.

-Nada de buenos días, te levantas o te levanto de una patada-. Dijo frunciendo el ceño. Con pereza me estiré y me arrastré hasta el borde de la cama, me senté y levanté mis brazos.

El lo entendió y me sacó la camiseta. Esta era una nueva costumbre que habíamos comenzado a realizar, al principio él se había negado rotundamente, replicando que no era un bebé, pero finalmente terminó cediendo y ahora prácticamente me vestía para la escuela.

Ésto puede parecer algo bastante íntimo, pero para nosotros prácticamente el espacio personal y lo íntimo eran inexistentes. Ésto era algo que me jugaba completamente en contra cuando intentaba darle a entender que quería pasar al "siguiente nivel". Mis toques ya no le sorprendían y mis exigencias eran algo común para él.

-Báñate-. Dijo secamente el mas alto.

-No quiero-. Me crucé de brazos e hinché mis cachetes. Esto siempre lo ablandaba.

-Báñate-. Repitió

-Báñame-.

-Ya no eres un bebé, Mikey-

-¿Por qué no?

-Ya estas hartando mi paciencia- Soltó un suspiro

-No vayamos a la escuela hoy, quédate conmigo-. Le agarré el borde de su camisa y lo atraje, haciendo que perdiera el equilibrio, cayendo inesperadamente sobre mí.

Sus brazos quedaron a los costados de mi cabeza y su cara peligrosamente cerca de la mía. Por unos segundos sentí su respiración, que nubló mi razonamiento y todo lo que pensaba en ese preciso momento es que quería devorarlo.

Noté como intentó ocultar un leve sonrojo en sus mejillas, girando su cabeza y separándose rápidamente de mí. ¿Podría ser que se había puesto nervioso al tenerme así de cerca? ¿Podría ser que aunque sea un uno porciento le guste o atraiga?

Se dió media vuelta en dirección a la puerta de la habitación sin mirarme.

-Eh... Te voy a preparar el desayuno... Te espero abajo.- Cerró la puerta tras el. Él siempre suele parecer un tipo rudo, que no voy a negar que lo es, pero cuando está a solas conmigo sé que soy el único que puede sacar ese lado que él tiene tan escondido dentro. Sé que soy el único que puede doblegar a este aterrador rubio de metro ochenta.

Al imaginar todas estas cosas no pude evitar esbozar una sonrisa, ya que, si lo pensaba detenidamente, tenía muchas más posibilidades con él de las que me pensaba. Esto me dio ánimo, por lo que me dispuse a levantarme y entrar a la ducha.

 Esto me dio ánimo, por lo que me dispuse a levantarme y entrar a la ducha

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝘝𝘰𝘺 𝘢 𝘥𝘦𝘷𝘰𝘳𝘢𝘳𝘵𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora