Capitulo 1

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El tiempo de la tercera clase había finalizado, dando a entender que era momento que los estudiantes tantos profesores se dirigieran al comedor a digerir sus respectivos alimentos.
Sukuna quien procedía a recoger sus cosas y meterlas a su mochila mientras en la puerta lo esperaban sus amigos, Nobara y Gojo. Eran un trío inseparable, el hilo que su amistad tenía lleva años uniéndolos a los tres. Por supuesto, eran atractivos por ese motivo eran los dichos alumnos populares pero más lo era Sukuna. Su belleza digna de ser alabada de todas las maneras posibles, no importaba si era mujer o hombre quien fuera quien viera a Sukuna, siempre quedarían embelesados por el azabache.

Mientras el azabache se tomaba su tiempo en guardar sus pertenencias, el de la cabellera blanca cómo la nieve, se dedicaba a coquetear con cualquier chico a chica que pasará por aquel pasillo. Lanzando miradas coquetas o con el simple hecho que hablará, ya tenia a una que otra chica o chico a sus pies. Por otro lado, Nobara estaba cansada por lo lento que era Sukuna y lo malditamente asqueroso que era Gojo en ese momento con su coqueteo.

-¿Quieren darse prisa? No sólo somos nosotros tres en esta escuela, la comida buena puede terminarse.-Dijo Nobara mientras miraba a sus dos amigos con una expresión de enojo que logró que ambos chicos caminaran detrás de Nobara una vez que esta emprendió su camino.

-¿De nuevo está enojada?-Hizo aquella pregunta Gojo, por supuesto en voz baja, por que sabía que si la persona frente a él lo escuchara, sería el fin de sus tiempos.

-Bueno, ella siempre está en ese estado de humor. Pero también está en la posibilidad de su amor no correspondido.- Al igual que Gojo hizo, Sukuna copió, hablando en voz baja.

Los tres caminaban hacia al comedor, no sin llamar la atención. Hasta su misma caminata era tan cautivadora, su sola presencia, sus aromas, expresiones, voces, hacían que la mayoría en el comedor los voltearan a ver.

Una vez elegida la mesa en la cual consumarían sus alimentos, estaban por formarse en la fila la cual no era tan larga como días anteriores.

-Será mejor que espere aquí. Gojo, trae comida para mi- Nobara habló repentinamente, sorprendiendo a sus dos amigos que inmediatamente la voltearon a ver. La chica se encontraba sentada con la mirada a la mesa, de una manera que en segundos le haría un agujero a la mesa.
Ambos chicos no la cuestionaron, sólo se dispusieron a formarse en la fila no sin dejar de mirar a su amiga.

Una risa familiar capturó la atención de los dos chicos, desde ese instante entendieron la situación. En aquella fila se encontraba la persona que Nobara amaba incontrolablemente, pero desgraciadamente no le pertenecía. Sólo le quedaba mirar de lejos ser feliz a la persona que por años deseo tenerla a su lado.
Situaciones así son comunes, un amor que no es correspondido, el cual muy difícil puede cambiar de rumbo. Muy difícil puedes tener a esa persona a tu lado.

Los minutos pasaron, los tres se encontraban en la mesa en la cual había un ambiente mejor que minutos atrás. Los tres comían, reían, la pasaban bien, contando momentos vergonzosos que alguna vez pasaron, o el día en el que se conocieron. Cualquier tema llegaba a su conversación, hasta que el timbre interrumpió sus palabras, haciéndolos levantar de las sillas y dirigirse a sus salones correspondientes.

-Nos vemos en la salida-Se despidió Sukuna de sus amigos antes de entrar al salón del cual había salido para ir al comedor.

La clase transcurrió, temas nuevos los cuales aprender, actividades por realizar, la misma mierda que un estudiante debe pasar y toda para "un buen futuro". Al menos no para Sukuna que en unos días se iría del país por decisión de sus padres, quienes habían llegado al límite del mal comportamiento de su hijo menor. Era cierto que Sukuna no hacía nada indebido alrededor de sus amigos, pero fuera, se descarrilaba del camino, sus acciones enfurecían a sus padres quienes siempre culpaban a Nobara y Gojo por ser mala influencia, cuando no era de ese modo. Sukuna era quien tomaba malas decisiones por su propia cuenta.
Algo que atormentaba a Sukuna en estos días era el hecho que sus amigos no sabían que él ya no estaría a su lado, después de tanto años juntos, en sólo día se separarían. Se cumpliría aquel momento que siempre trataron de ignorar, pues se rehusaban a tan solo pensar en separarse.
No tenía las palabras para decirles la verdad a sus amigos, no tenia el valor para enfrentarse a ellos por que después de todo él provocó eso. Provocó realizar su vida en otro país el cual jamás había visitado.

Toda la clase hasta que termino y las clases que faltaban se la pasó suspirando, pensando en cómo, cuando les diría a Nobara y Gojo sobre su salida del país, del cual no estaba seguro si iba regresar.
Estaba triste, pero más estaba enojado consigo mismo por las acciones que hizo, por sus estupideces que lo llevaron a la decisión de sus padres. Aunque de cierto modo sabía que eso pasaría tarde o temprano. Jamás fue el hijo favorito, siempre fue y lo será su hermana mayor. La chica perfecta ante los ojos de sus padres.


-Entonces, que dices Sukuna ¿Irás?. Nobara ya dijo que irá.- Los tres caminaba rumbo a sus hogares al finalizar sus clases. Gojo como siempre era quien habla más pero siempre tenía la atención de los demás, a excepción de esa tarde. Gojo estampó su palma con la fuerza suficiente como para que Sukuna reaccionará.

-Te hice una pregunta-Dijo Gojo mientras que Sukuna se sobaba su cabeza por el golpe reciente.

-¿Que pregunta?-Por aquello recibió otro golpe, no sólo de Gojo si no de Nobara.

-Hemos estado hablando desde 10 minutos atrás y tú pareces no acordarte de nada de los que dijimos. ¿Que te pasa? Tu no eres así, siempre nos pones atención. No me digas que no quieres llegar a tu casa por que discutiste con tus padres.- Nobara habló con un tono molesto por lo último que había dicho. No estaba de acuerdo con las cosas que su amigo hacía a solas, siempre intentaba hacerlo entrar en razón pero fallaba una y otra vez. Parecía que hablaba con una pared.

-No es nada importante. No se preocupen. Pero díganme de que estaban hablando antes de que me golpearan.-Sukuna señaló con su índice a su pobre cabeza adolorida. Lo cual hizo reír a sus amigos.

-Decía que si irás a la fiesta que un chico organizo para esta noche.- Una sonrisa en los labios de Gojo apareció después de terminar hablar. Le gustaban las fiestas, pero más le gustaba pasarla bien con sus amigos aún si no conocían quien organizaba las fiestas a las que iban.

-Apuesto que no conoces al chico. Pero si iré, jamás me pierdo una- Sonrió Sukuna aunque por dentro sentía unas manos apretar su garganta tan fuerte, por mentir.
Esa fiesta sería la última a la que asistiría junto a sus amigos.

-Perfecto. Entonces le pediré el auto a mi padre para pasar por ustedes. Los quiero afuera de sus casas a las 10 en punto. Bueno Nobara a las 10:10.

Ambos sólo asintieron con la cabeza para después despedirse moviendo sus manos hacia a los lados, para tomar caminos distintos.



La noche había llegado, inundando con su oscuridad a la toda la ciudad la cual se iluminó con cientos de luces brillantes.
Los tres amigos yacían ya en la fiesta, divirtiéndose como más sabían hacerlo, pero de un momento a otro Sukuna se separó de los demás para terminar en un cuarto en el cual había personas sentadas en el piso creando un círculo casi perfecto y en el centro de encontraba un botella. Sin dudarlo se unió a la diversión. No conocía a nadie a su alrededor y eso le gustaba aún más.

La botella giraba y giraba, pasaban los minutos pero no llegaba su turno, llegó a tal punto en el que se estaba desesperando, pensó que jamás llegaría su turno para divertirse. Su desesperación al parecer fue escuchada por alguien quien hizo detener la punta de la botella en su lugar.
El silencio en la habitación hizo que subiera la mirada hacia a su "compañera".
Un chico, también estaba al otro lado de la botella, ese era el motivo por el cual la mayoría se había callado y no gritado como lo habían hecho con las demás parejas.

Sukuna no tenía problema alguno con que pasaría siete minutos encerrado en el baño con un hombre, eso hizo que se levantará de su lugar y dirigirse al baño, esperando que el otro chico lo siguiese y así fue. Pasos detrás de él se escuchaban al igual que el cerrar de la puerta. Sukuna giró hacia al chico detrás de él.

-¿Cual es tu nombre?-Preguntó al instante Sukuna.

-Megumi. Fushiguro Megumi.- Respondió el pelinegro casi con vergüenza y nerviosismo. Y cómo no lo iba a estar si jamás había pasado por eso, él siempre presumió alegremente ser heterosexual, pero en ese momento estaba por tomar otro camino.

-Entonces Megumi, no perdamos más el tiempo y saquemos provecho a estos siete minutos.-

𝑆𝑒𝑣𝑒𝑛 𝑚𝑖𝑛𝑢𝑡𝑒𝑠 𝑖𝑛 ℎ𝑒𝑎𝑣𝑒𝑛- 𝑆𝑢𝑘𝑢𝑛𝑎 x 𝑀𝑒𝑔𝑢𝑚𝑖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora