Jonathan Harker
El frío me tenía encogido en una esquina de la celda, mientras una opaca luz era la que se colaba por la pequeña ventanilla del muro y dejaba por ver las ramas de los árboles del exterior, me encontraba incapacitado de fuerzas y con un hambre voraz por no haber comido nada por un día. Los dedos de los pies y mi nariz se encontraban casi congelados, maldije mi fortuna y me puse a recordar todos los sucesos en Londres, ya había perdido la noción del tiempo dentro del Castillo y pensé que a lo mejor y ya me habían dado por desaparecido, al menos para Mina temo pensar que se sentiría devastada; reflexioné en agonía y acompañado del único ruido de la noche más allá de ello no quedaba nada más que un puro vacío de oscuridad tan inmenso como las ganas que tuviese de que mi realidad fuese un sueño y como sueño sería del que yo despierte algún día.
En aquel momento no lo pude ver bien, probablemente él regresó pasada la medianoche, aún somnoliento se desprendió de su capa y reincorporándome de pie, colocó la cálida prenda en mis hombros que aún conservaba un peculiar aroma femenino, lo que era extraño a mi parecer. Se paró frente a mí, se acercó lo suficiente y me cargó en sus brazos a lo que yo añadí:
- No es necesario que me lleve como a un crío, yo puedo caminar -dije mientras me llevaba en brazos por medio de la oscuridad
Otra vez no obtuve respuesta. Después de ello, no me atreví a objetar ... quizá no por el miedo que sí tenía de él, era más porque sabía que a dónde me llevaría sería a un lugar más acogedor dentro de las habitaciones frías de este castillo y por irónico que eso sea me alegraba ver que mi captor me liberara de la celda y reflexioné de mi posición de ser un ratón en la guarida de un lobo; no era de esos que te devoran a penas ven la oportunidad de tenerte en frente, te someten y te llevan al punto del abismo dónde un paso sea para adelante o para atrás el destino, catastrófico en ocasiones, es la misma salida.
Al llegar a la habitación me sentó sobre la cama y a continuación tomó una silla de la esquina y se sentó a una distancia considerable, pero que aún así le permitía depositar su mirada fija en mí.
- Ahora, usted, me dejará encerrado en esta habitación otra vez?- cuestioné tratando de evitar ver su mirada y quitándome la capa que antes él había puesto sobre mis hombros y dejándola sobre la cama
Se arregló el cabello, apartó la mirada e hizo presión con los labios por un instante para devolver la mirada hacía mí, podría sugerir que se encontraba disgustado.
- Lo estoy pensando y eso será lo más humano que me oirás decir - indicó en un tono claro el conde
- Ja - mascullé- lo único que hace es alargar el desenlace, Conde.
- Eso cree, joven Harker? ha sido usted tan descuidado en primer lugar por aceptar la invitación a una estancia alejada de su preciado Londres y de su amada Mina, le recuerdo que usted ingreso a mi morada por su propia voluntad y en efecto su segundo error fue no quitarse la vida como otros antes que usted han hecho. - Se levantó estrepitosamente y se movió a unos centímetros cerca de mí- Es más resiste de lo que creí para serle honesto - acotó con una voz firme y arrogante, mientras yo me mantuve sentado en la cama intentando contener el cosquilleo que sentía en la espalda
- No esté tan seguro, uno puede tenerle miedo a la muerte e ignorar que está siempre presente incluso si se encuentra de frente. - Aclaré poniéndome de pie y obligándolo a retroceder; Sin embargo, el Conde no cedió y solo prefirió quedarse quieto mirándome por debajo de su nariz, incluso de cerca era más alto y eso era otra excusa para sentirse intimidado
-Hágase a un lado, por favor - entoné con un tono titubeante
El Conde tomó mi mano, no con mucha fuerza, y la acercó a su rostro; de tal manera que mis dedos acariciaban su mejilla pálida y fría, pensé por un momento que mi mano le daría una pequeña sensación de calor; él parecía disfrutar de la calidez, pues por un momento cerró los ojos como si estuviera dormido, me quedé de pie y giré la cabeza para evitar tener contacto visual.
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Drácula y el amante
FanfictionJonathan Harker llega al castillo de Drácula en Transilvania, pero las amplias habitaciones que esconden el secreto del conde serán descubiertas por el joven, una propuesta que podría salvar la vida de Harker, servir como el amante o morir. + de 18...