Jonathan Harker
Me desperté muy temprano por la mañana, caminé alrededor de la habitación observando el detalle de la cama e incluso de la cortina de la única ventana que poseía la pieza, se ve que tenían sus años. Fue algo extraño no encontrar algún espejo en todo el castillo. Paseé por la biblioteca que sin duda tenía todos los estantes repletos de varios libros en inglés y muchos volúmenes de periódicos, en ello escuché el sonido de la puerta al abrirse y era el conde. Prosiguió a saludarme y luego, continuó:
-Ayer usted habló de mi compra de propiedad en Londres, es correcto? Debo de aclarar que usted no esta aquí solo como representante de mi amigo Peter Hawkins, verá ... yo espero que usted se quede conmigo algún tiempo... - mencionó el Conde
-Para que yo pueda aprender el acento inglés, por supuesto. Además creo que debe de volver a disculparme por mi ausencia por el día, resulto ser un hombre muy ocupado - añadió el Conde
Toda la tarde estuvimos hablando de la compra de su propiedad en Purfleet, una casa amplia y de un estilo viejo, de hecho fue esa la razón por la que viajé a Transilvania, debía de ayudarlo a completar las firmas y el papeleo, ahora debería de enseñarle el acento y corregirlo. Drácula solo se mantuvo a hablar de la propiedad y otras conversaciones ocurrentes sobre el castillo y el diseño gótico que poseía la misma.
Al culminar me tomó del brazo y entramos en el siguiente cuarto, donde encontré una excelente cena ya dispuesta sobre la mesa.
-Joven Harker, me temo que no podré acompañarle a cenar, resulta que yo ya me he servido algo mientras estaba fuera de casa - mencionó mientras caminaba al otro lado de la mesa
-De acuerdo esta bien, muchas gracias otra vez por la buena comida - agradecí con una sonrisa
-Lo que sea para usted, Jonathan - se sentó e inicio una agradable plática mientras yo comía
Así pasé los siguientes días en mi instancia en el castillo. Realmente no soporto la idea de tener solo que hablar con el conde, si tuviese a otra persona... incluso a Mina, mi prometida, es una mujer hermosa que me espera en casa y una boda al regresar a Londres. Creo que es en lo único que pienso estos últimos y se me es muy difícil conciliar el sueño por las noches, por ello no dejo de levantarme y ver el oscuro paisaje de la venta acompañado por grandes nubes. Tomé mi espejo de afeitar en esa ventana e inicié la labor con el rostro y de repente sentí la mano del conde sobre mi hombre, escuché su voz diciéndome: "Buenos días." Me sobresaltó, pues no lo había visto por el espejo, acto que generó un ligero corte en la parte inferior de mi mejilla.
-No lo vi entrar disculpe. Buenos días! - respondí mientras guardaba la cuchilla y por un segundo miré por el espejo que no refleja ni la mínima señal de mi acompañante, por ello me volteé repentinamente
-No no me disculpo yo por haberle asustado de esa manera - me dijo mientras observaba mi cara con una diferente expresión
-¿Sucede algo? - pregunté mientras llevaba una de mis manos a mi mejilla y veía que efectivamente tenía un pequeño corte del cual se desprendía sangre, tomé un pañuelo de mi bolsillo y sequé la herida
Su mirada, sus dientes, parecía la expresión de una bestia en ese momento, una especie de furia inmediata y repentinamente se lanzó sobre mi garganta. Yo retrocedí dejando caer el pañuelo con sangre y su mano tocó la cadena del crucifijo, aquel que me dejó la mujer del carruaje, él mismo retrocedió con una expresión diferente casi como si nada de hubiese pasado.
-Tenga cuidado -dijo él-. tenga cuidado de no cortarse. Es más peligroso de lo que usted cree en este país -añadió, tomando el espejo de afeitar-. Y esta maldita cosa es una burbuja podrida de la vanidad del hombre. Lejos con ella! Al decir esto abrió la ventana y lanzó el espejo que se estrelló con las piedras del patio.
Me quedé atónito ante aquel acto y evidentemente solo ayudó a que incrementase el sentimiento de miedo y de inquietud que tengo cada vez que estoy cerca de él. No dijo ninguna palabra más, tomó el pañuelo del suelo lo estrujó con fuerza antes de llevárselo a la nariz y salir inmediatamente de la habitación.
Minutos después bajé al comedor por el desayuno y volví a ver la mesa repleta, aunque no vi al conde por ningún lado. Así que volví a desayunar solo, realmente el acontecimiento anterior me dejo un mal sabor de boca y me hizo creer que algo andaba mal aquí, en todo el castillo. Decidí aventurarme por todo los pasillos con un candelabro y no encontré nada más que varias puertas cerradas con llave, pocas ventas y esa iluminación escasa. Me sentí en una prisión.
Estaba claro que él iba a engañarme y en cualquier momento aprovecharía la oportunidad, debía de mantener los ojos bien abiertos y estar de buena salud. A la siguiente tarde, volvimos a hablar en la cena iluminada por esas fúnebres velas, esta vez creía que era mi imaginación, pero se veía más joven, todo en él era tan diferente y me atreví a preguntarle sobre la historia de Transilvania, de la que habló como si se la conociese toda, después de todo no es la cosa más rara de todo lo que he pasado. Tuvimos esa charla intelectual sobre el trabajo y luego se dirigió a mí:
-Joven Harker, verá tengo aquí unas cuántas cartas... espero que escriba cada una de ellas, para sus destinatarios, para el señor Hawkins, Mina, sus padres.... y les dirá a todos que se quedará aquí por un mes a partir de hoy - aclaro el conde con una mirada fijada en mí
-Yo nunca le hablé de Mina ... - dije asustado
-Claro que lo hizo! - respondió con una sonrisa
-¿De verdad desea que me quedé con usted por tanto tiempo? - le pregunté, incluso si de hecho ya quería salir corriendo
-Lo deseo mucho; no, más bien, no acepto negativas -culminó el conde con una sonrisa en los labios
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Drácula y el amante
Fiksi PenggemarJonathan Harker llega al castillo de Drácula en Transilvania, pero las amplias habitaciones que esconden el secreto del conde serán descubiertas por el joven, una propuesta que podría salvar la vida de Harker, servir como el amante o morir. + de 18...