Capítulo 3

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Jonathan Harker

No pude negarme, en aquel momento no podía hacer nada más, solo debía de redactar esas tres cartas. A juzgar por esa sonrisa con los agudos dientes caninos sobresaliendole sobre los labios, era evidente que leería el contenido. Me di la tarea de escribirle al señor Hawkins y a Mina, aunque debía de encontrar la manera de poder comunicarme con el exterior y salir de esta prisión. Posteriormente a nuestra conversación él se retiró, no podía quedarme tranquilo sabiendo que tengo siempre a alguien detrás mío espiándome, debía de encontrar la manera de escapar, lleve una lampara conmigo y fui recorriendo todo el castillo, mientras intente abrir cada puerta. En ello, encontré una puerta al final de la escalera, al forzarla esta cedió, parecía la habitación de una dama, el conde había mencionado que durmiese en otra habitación que no fuese la mía, porque sino tendría pesadillas. Tomé el valor suficiente de pasar la noche en esta habitación, alisté la cama y me dispuse a dormir. Algo así soñé:

Estaba yo de pie en el mismo cuarto mientras que veía como es que la luz de la luna se filtraba por la ventana de la habitación, volteé y vi a tres damas en la cama, todas hermosas, con la piel pálida  y los labios rojos como la sangre, una de ellas se levanto y camino despacio hacía mí a penas pude ver el color de su cabello, rubio. Lentamente fue acariciando mis hombros quitándome el abrigo y  posteriormente desabrochando la camisa que llevaba puesta, sentí otras manos que me iban acariciando la espalda dando besos y haciéndome retroceder hacía la cama, donde una de ellas intento acercarse a mi cuello donde empezó a dar unas mordidas algo más violentas, pero al mismo tiempo excitantes. En aquel momento sentí que alguien me observaba desde el rincón de la habitación donde no alcanzaba la luz, pero podía ver esos ojos que alumbraban como el mismo fuego del infierno, mientras que la mujer de cabellos dorados se acercaba más a mis labios, luego vi la fuerte mano del conde sujetando el delicado cuello de la dama y arrastrándola hacía atrás, mientras que el resto de las mujeres retrocedieron instintivamente con ante la nueva presencia. Con un fiero movimiento de mano, lanzó a la mujer lejos de él. 

-¡Atrás, os digo a todas! ¡Este hombre me pertenece!

La muchacha rubia, con una risa de coquetería rival, se volvió para responderle:

-Tú mismo jamás has amado; ¡Tú nunca amas!

-Sí, yo también puedo amar; vosotras mismas lo sabéis por el pasado. ¡Ahora idos, idos! Que tengo trabajo que hacer.

El conde tomó mi brazo derecho y me levantó de la cama, tomó mi abrigo y la camisa de la cama, furiosamente aventó las prendas hacía mí. Pude ver su rostro por un momento, todas las arrugas del rostro, todo en él ahora era diferente, pero aún conservaba esos ojos tan vivos. 

A la mañana siguiente desperté en mi habitación, no sé como había llegado aquí, me senté en la cama y aún llevaba puesta la camisa, no perdí ningún minuto más y bajé a la habitación detrás de la escalera, pero esta vez se encontraba totalmente cerrada por dentro. Aún no había amanecido del todo y volví a mi habitación para lavarme la cara y fui en dirección para terminar las cartas que el conde me había indicado y obligado a escribir, aquellas tres cartas; una diciendo que aquí mi trabajo ya casi había terminado, otra diciendo que salía a la mañana siguiente después de que escribía la carta, y una tercera afirmando que había dejado el castillo y había llegado a Bistrirz. En ese momento sentí unas manos tocando mis hombros y luego prosiguió a hablar:

-Veo que ya a terminado, pero que hace aquí tan temprano, podría pegar un resfriado - disimulo Drácula con una sonrisa

-No pude dormir - voltee muy asustado y vi su rostro

Su rostro... todo en él ahora lo veía bien, se encontraba totalmente rejuveneció. Soltó mis hombros y me sugirió amablemente que debería de ir por algo de desayunar, es muy raro pensar que nunca le he visto llevarse ningún pan a la boca, habrá que pensar que de verdad es un hombre muy extraño. Siguió el camino a la puerta, pero esta vez tenía más dudas que respuestas y esta dispuesto a preguntarle sobre lo que estoy seguro que de verdad pasó, hasta que... su voz se adelantó a mi pensamiento

-¿En que estabas pensando cuándo se te dio por dormir en otra habitación? eh Jonathan! - giro la cabeza hacía mí y esta vez me habló con un tono muy diferente al anterior

-Disculpe? ... - no sabía que otra cosa más que decir

-Ayer por la noche lo encontré temblando en una habitación, decía cosas sin sentido, lo levanté en brazos y lo tuve que llevar a descansar a su habitación -mencionó con la total amabilidad que siempre le caracterizaba

-Así que fue una pesadilla nada más ... la comida debió de sentarme mal, lo siento muchísimo - dije medianamente con la voz temblorosa

-No se preocupe, solo que procure no volver hacerlo -culminó para dejar la habitación

Ahora no sabía que más hacer, un día más en esta prisión... otro día menos, que más daba de todos modos culminaría mi vida en esas dos semanas que me quedaban, el día otra vez había transcurrido y yo no había encontrado mi libertad, me dispuse a dormir... un profundo sueño.

Esta vez sentía otra vez ese frío que recorría mi piel cuando él me tocaba con esas largas manos, solo que él no estaba ahí... como podría estarlo. Giré para ver de quién eran esas manos, era Mina... quien se reía de una manera muy adorable, solo llevaba un camisón y yo tumbado en cama sin poder moverme, pasó una de sus piernas al otro lado de mi abdomen y se sentó haciendo todo tipo de movimientos eróticos, mientras que yo me detuve ha observarla, se acercó a mis labios y los besó de tal manera que parecía que de verdad podía sentir recorrer su lengua por mi boca, cerré mis ojos por un instante y a la siguiente no era a Mina Murray quien estaba sentada encima mío sino era el Conde Drácula... quién apoyo sus manos en la cama frente a mi rostro, como sí me fuese a devorar, yo era el conejo y él un lobo hambriento. 




Mensaje de Nath(autora):

He aquí mi primer intento sobre intentar escribir sobre este tipo de relaciones que como verán a un me falta practicar, ya en el siguiente capítulo veremos que fue lo que pasó debajo de las sabanas de la cama del joven Harker. Nos vemos TuT


Drácula y el amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora