KEISUKE BAJI

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(+18) Espero que les agrade.

Llevar una relación secreta era una de las cosas más difíciles, pero emocionantes que había vivido. Lo primero se intensificaba aún más si veías de seguido a la otra persona en un ambiente serio y tenías que disfrazar cualquier gesto que indicara lo perdida que estabas, controlar cuando las manos quemaban al querer tocarlo y tenerlo cerca o incluso tener que pensar dos veces antes de hablar para evitar soltar algún apodo o tono de voz que indique una relación más allá de la que aparentaban, la cual era simplemente compañeros de pandilla que ni siquiera eran de la misma división.

La atracción hacia Baji fue casi instantáneamente, verlo caminar con las manos en los bolsillos y la goma de cabello entre los dientes con su usual caminar con aires de grandeza era suficiente para llamar la atención. Era inevitable, su mirada y sonrisas te atraían. Podían estar hablando de algo tan inocente como osos de peluches, pero con un simple guiño todo podía cambiar a algo más perverso.

Podías continuar las conversaciones subidas de tono con mucha audacia, nada te detenía y pocas cosas te tomaban con la guardia baja. Era una clase de juego entre ambos, las frases con doble sentido en público lograba que la adrenalina ante ser descubiertos acelere sus sentidos y provoque varias promesas que debían de cumplirse más tarde en la privacidad.

–Demonios tendré que ir a revisarme este golpe, no puedo doblar bien mi mano creo que me fracture algo– dijo el rubio amigo de Mikey, aunque no lo conocía me llamaba mucho la atención su capacidad para enfrentarse a tipos que poseen el triple de fuerza que él. Me parecía idiota, pero oye no soy nadie para juzgar.

–Podría ser la muñeca, en una de tus caídas te apoyaste con ese brazo. Deberías practicar algunas cosas.– exclamé mirando el cielo. Nos encontrábamos caminando luego de una pelea, hace rato nos habíamos alejado del desastre de sirenas de policías. –Mikey no deberías de dejar a tu amigo tan descuidado– me animé a decirlo, no tenía problemas en decir las cosas si me parecían justas y todos lo sabían.

El aludido simplemente me miro de reojo y asintió con la cabeza, él sabía que decía la verdad así que no había caso de llevarme la contra.

–Oye Takemicchi, mira el lado positivo.– exclamó Baji con una sonrisa ladina desviando su mirada de reojo por un segundo en mí.

–Mmm ¿Qué pueden dibujar en mi yeso?– Soltó de forma inocente el rubio. La verdad es que a mí no se me ocurría nada mejor.

–Las enfermeras.–Contestó el pelinegro ahora mirándome fijo mientras el resto se reía aprobando ese comentario.

Esa conversación sucedió hace dos días atrás, al final Takemicchi solo tenía un esguince y nos dirigimos todos a nuestros hogares burlándonos de que haya exagerado algo de lo que estábamos acostumbrados. En el camino se me ocurrió una idea algo divertida.

Ya era de noche y si no me equivocaba dentro de unos minutos iba a llegar Baji a dormir conmigo. Lo esperé con la ventana abierta ya que no podía entrar por la puerta, mis padres no aceptaban tal relación.

Minutos más tardes escuché sonidos en el patio y supe que era él trepando por el árbol cercano. Me dirigí a mi escritorio para tener un apoyo y lucir menos tensa.

Estaba jodidamente nerviosa, nunca me disfrace para alguien y menos para alguien que con un chiste podía acabar con cualquier seguridad. Baji podía resultar cruel a veces, nunca fue así conmigo pero si pude presenciar discusiones en donde con una simple frase podía dejar sin palabras al contrario.

–Oi Oi...¿Estas durmiendo acaso?– lo último lo dijo porque mi habitación estaba a oscuras para generar algo de efecto sorpresa? aunque era para darme más seguridad.

TOKYO REVENGERS - ONE SHOTS 🍋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora