II. Como el azul que nunca antes había visto

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La cafetería en cuestión era una muy frecuentada, sobre todo por el género femenino; incluso, fue por eso mismo que Izuku y Shoto pasaron más de media hora en la fila. En todo ese tiempo, Izuku se la pasó tragando saliva para tratar de deshacer el nudo en su garganta mientras Shoto le contaba cosas para hacer más ameno el encuentro con su hermano, Touya. Según Shoto, era él quien estaba tomando las órdenes, junto a un chico de un cabello azul grisáceo y ojos rojos. Ambos chicos usaban un cubrebocas con el logo de la cafetería.

El tercer empleado, y el que parecía llevarse gran parte de las miradas encantadas, era un sujeto alto y atractivo de cabello castaño, corto y ondulado, pequeñas cejas y una mirada profundamente penetrante. Él se encargaba de llevar los pedidos a las mesas.

—¡El que sigue! —exclamó Touya al fin dándole la oportunidad a Izuku de volver a hablarle. Vestía una camisa de manga larga color crema y un delantal azul marino, que, irremediablemente, destacaba su mirada.

Lento, nervioso y con la garganta seca, Izuku avanzó con Shoto a su lado.

—Hola —saludó Shoto a su hermano. Éste alzó la mano como respuesta—. Él es Midoriya Izuku, mi amigo.

—Qué bueno. ¿Cuál es su orden? —contestó Touya sin siquiera mirar por más de medio segundo a Izuku.

—Yo quiero una malteada de fresa con chantillí extra, por favor —pidió Shoto—. Y una rebanada de pastel de chocolate blanco.

—Bien. ¿Algo más? —cuestionó una vez seleccionó en la pantalla el pedido de su hermano. Shoto miró a Izuku y éste volvió a tragar saliva dos veces más.

—Sí... Un chai latte frío, por favor. —Hizo otra pausa para volver a tragar saliva— Y un brownie envinado.

—De acuerdo. Pondré el pedido a tu nombre, Shoto, ¿está bien? —inquirió volviendo a mirar al aludido, quien asintió un par de veces— Serán 1,114 con 24 centavos. Su pedido estará listo en unos minutos; pueden esperarlo en alguna de nuestras mesas.

—¡Gracias! ¿Hoy terminas temprano tu turno? —cuestionó Shoto mientras aceptaba el dinero de Midoriya y se lo entregaba a Touya.

—No. Me toca ordenar el inventario.

—Ya veo, igual esperaremos. ¡Adiós, hermano! —Se despidió agitando la mano y dando un paso a la izquierda para darle espacio al siguiente en la fila. Touya volvió a alzar la mano, pero añadió:

—Los utensilios de limpieza se encuentran en el cuarto del fondo izquierdo, a un lado del baño.

—¿Ah? —cuestionó Izuku, quien todavía permanecía en su lugar, nervioso.

—Como dije, estaré ocupado y como ves, hay mucha gente que atender. No podré limpiar un vómito como el del sábado —dijo por fin mirando a un muy avergonzado Izuku, que apenas escuchó esa palabra, cubrió la mitad de su rostro con una mano, queriendo ocultar su sonrojo.

—¡Eh, sí, gracias! ¡Nos vemos! —Se despidió Izuku alcanzando a Shoto, sin volver a mirar a ese chico.

Maldita sea, que incluso cuando conversaba con Shoto, se había dado la libertad de volver a observar esos hermosos ojos azules que parecían brillar sin importar la iluminación de la habitación.

—No fue tan malo, ¿verdad? —cuestionó Shoto una vez encontraron una mesa vacía, cerca de la ventana. Él sonreía; parecía feliz de haber visto a su hermano.

Mientras tanto, Izuku se abrazaba a su mochila y repasaba el recuerdo de la fiesta en su cabeza. No era como si no hubiese esperado que Touya no lo reconociera, sino que, ingenuamente, creyó que el sujeto no sería tan cínico como para hablar con tan poco tacto sobre eso.

Encantado de conocerte |DabiDeku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora