Vivir En El Pasado🌲 [ sᴛᴀɴᴄᴇsᴛ ] [ ᴍᴀʙɪʟʟ ] [ ᴘɪɴᴇᴄᴇsᴛ ] [ ғᴏʀᴅʙɪʟʟ ]

❀ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 1 [ 𝘗𝘰𝘳 𝘶𝘯 𝘱𝘦𝘲𝘶𝘦𝘯̃𝘰 𝘦𝘳𝘳𝘰𝘳... ]❀

𝑄𝑢𝑒́ 𝑒𝑠 𝑒𝑙 𝑎𝑚𝑜𝑟?~

Algunos dirán que es mirar la vida juntos, ver por el bienestar del otro, sentir un especial afecto por la otra persona, un juego donde no sabes si ganarás o perderás al final, o para algunos solo es un sentimiento temporal, algo que viene y va. Pero para otros puede ser una obsesión, una droga, un sentimiento que simplemente...no pueden controlar.

Pero si hay algunas personas que nunca lo han sentido....𝑜 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 𝑚𝑖𝑒𝑑𝑜 𝑎 𝑠𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑙𝑜?

Pues este es el caso de Stanford Filbrick Pines, una persona que ha sido considerado demasiado inteligente para su propio bien, pero también demasiado raro y nerd para el gusto de los demás.
Sus seis dedos siempre fueron un blanco de burlas toda su vida, lo que hizo que se volviera muy solitario. Siempre se escondía en la biblioteca mientras devoraba libros sobre lo paranormal, buscando a alguien que fuera igual de raro que él, autoconvenciendose que no era el único. Simplemente la idea de que existían criaturas paranormales y extravagantes, y que probablemente existía un lugar donde habitaba todo lo paranormal y en dónde podía encajar le facinaba. Su familia lo alentaba diciéndole que eso lo hacía especial, pero eso "que lo hacía especial" también causo que jamás experimentará el famoso, especial, anhelado y necesitado sentimiento llamado amor.....es decir, jamás lo hubiera experimentado si no fuera por....... 𝒔𝒖 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒊𝒎𝒑𝒐𝒔𝒊𝒃𝒍𝒆.

Si.....ese hombre que lo visitaba todos los días en sus sueños, ese hombre que era capaz de pelearse con todo el mundo solo por el, ese hombre con el que compartió gran parte de su vida, ese hombre testarudo, tacaño, joven, mentiroso, gruñón, molesto, irresponsable, hermoso, gracioso, y ufff, jodidamente bueno a los ojos de Ford.

𝑺𝒖 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏𝒐, 𝑺𝒕𝒂𝒏𝒍𝒆𝒚.

A veces, se sentía enfermo, sucio, y culpable por sentir algo por su hermano, es decir, que tan enfermo debes de estar para enamorarte de TU hermano? no se supone que eras inteligente, Stanford Pines?
Pero esos sentimientos sólo eran temporales, ya que cada vez que estaba cerca de el, o cada vez que pensaba en él por las noches, parecía que su corazón corría un maratón cada vez más rápido. Sus manos sudaban, tartamudeaba, el color de su rostro no tenía mucha diferencia con el de un tomate, en sus ojos se veía un destello, un destello que indicaba que ese amor, ese amor imposible, se hacía más grande cada día, al igual que sus arriesgadas ganas de decirle lo que sentía, y el muy profundo y secreto sentimiento de hacerlo suyo en ese preciso momento.

Pero para su desgracia, la oportunidad de su vida causó que el miedo dejara de ser el único impedimento para estar junto a él.

★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★★

Se encontraban en clase de física. El sol entraba al salón de clase por las ventanas con mucha calidez, haciendo que las clases sean más agradables, pero honestamente, todo sería mucho más agradable si el TERRIBLE profesor de la materia no hubiera puesto a los estudiantes a hacer un escrito de 8 páginas sobre el electromagnetismo. Pero para Ford no era ni siquiera un problema, le encantaba la física, a comparación de Stanley, que se limito a poner los pies en el pupitre y comer cacahuates confitados.

- Gemelos Pines a la oficina del director!, gemelos Pines a la oficina del director! - dijo la subsecretaria del director, que parecía estarlos llamando.

- Agh genial que sucedió esta vez?? - reclamo Stanley, a lo que Stanford solo le pudo dedicar una mirada de angustia, nunca los habían llamado a los dos juntos a la dirección....

Justo cuando llegaron a la oficina del director, la subsecretaria, que se encontraba en un escritorio justo en la entrada, los detuvo antes de que alguno pudiera hacer algún otro movimiento. Al parecer, Stanford era el que iba a hablar con el director esta vez, lo que hizo que los nervios de Ford se pusieran algo de punta. Pensó que los llamarían por el comportamiento de Stanley, ya que el le encantaba meterse en problemas. Stanley no tuvo más remedio que sentarse de mala gana afuera de la oficina del director, esperando que el director hablara una vez más de su inmaduro comportamiento.