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Charlaba alegremente con una señora y sus dos hijos, habían salido afectados por la guerra sin poder comprar alimentos ni cobijas para protegerse del frío, amablemente me había ofrecido tres monedas de oro, ella no las iba a necesitar tanto como ellos lo harían
Sintió como alguien le tocaba el hombro, Ser Geoffrey estaba parado detrás de ella con una mirada preocupada, señalo con la cabeza a la sala de reuniones para ir a hablar allí, se despidió de la familia y siguió a su soldado
Al estar dentro de la habitación el hombre le tendió una carta, avisando que Daenerys Targaryen estaba de camino a Rocadragón llamándolo suyo
Suspiro y comenzó a idear la vuelta a el lugar, por lo menos hasta que todo se solucione con la chica, tendría que avisarle a Jon de su partida
Se encamino a su cuarto en su busca, al tocar la puerta y escucha un "pase" se permitió entrar encontrándolo leyendo una carta con Fantasma a sus pies, se volteo a verla y le sonrío parándose
Su relación era rara, ella siempre le hablaba coqueta en broma, pero comenzaba a creer que ya no era una broma
— lamento interrumpirlo, rey del norte — hizo una exagerada reverencia mientras se reía
— no es molestia cuando la que interrumpe es la Reina de los Seis Reinos — el inclino la cabeza también bromeando — sacaría mí espada y me arrodillarse ante su majestad, pero lamento decir que no a tengo a mano — soltando una carcajada Freya se sentó en la punta de la cama
— oh no se moleste, mí rey— soltó un suspiro ahora luego mirarlo — mañana a primera hora partiré a Rocadragón, Daenerys Targaryen está viajando para allá, pretende quedarse con el lugar, espero poder tener una charla decente con ella — sonrío burlona mientras acariciaba a el lobo — cualquier cosa que pase, avísame— el asintió colocándose a su lado
— todos aquí te aman, de seguro te extrañaran, yo te extrañare — Jon bajo la mira avergonzado
— oh Jon, solo me iré un tiempo, hay que acabar con la gran amenaza, no quiero perder a mis aliados por un tipo que revive a los muertos y los hace su ejército— sonrío y agarró la mano de el pelinegro — yo también te extrañare, me acostumbré a ver tu atractiva cara— se rió al ver cómo Jon se seguía avergonzando — oh vamos, seguro muchas personas te lo an dicho, ya no eres el niño que hacía pucheros cuando le cortan el pelo— sonrío al recordar cuando todos estaban juntos en familia, cuando ninguno había muerto ni desaparecido
— como sea, tengo que ir a empacar, nos vemos luego en la cena— se acercó y beso la comisura de sus labios, salió de la habitación con una sonrisa burlona
Luego de pasar la tarde guardando sus cosas y preparando a los Dothrakis para volver a Rocadragón llegó la hora de la cena, hoy comerían solo ellos, Sansa, Robb, Jon y ella, todo estaba en silencio, todo muy incómodo, cada uno comiendo de su plato
