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Historia contada al Barón por otra muerte:

Estaba demasiado cansado, y frustrado, la humanidad se le había salido de las manos, pero, además, le había lanzado al exilio ¿qué hacer? 1, el suicidio, 2, cambiar de vida. Luego recordó su inmortalidad, así que tachó la opción 1 del papel, se levantó de la silla y descendió al Himalaya en busca de respuestas ¿Quién soy? ¿Para qué fui creado? ¿Quién me creó? El Himalaya ya no era lo mismo, a la humanidad no la detienen profundidades, alturas o distancias, así que le habían llenado de pequeñas Ciudades industriales y mineras. Pero para Dios no era nuevo todo eso, el exilio no era visual, él estaba al tanto de lo que sucedía en cuanto lugar habitado por humanos existía, incluso era aficionado a la tecnología, su Casa estaba repleta de aparatos,  las calles del paraíso se veían como las del lugar en el que se encontraba, luces de autos iluminaban las noches. Sabía Dios que no podía satanizarse a la tecnología, ella no es más que un vehículo que los seres humanos usamos para llegar a diferentes puntos en nuestras respectivas vidas, y, si de contaminación hablamos, él tenía su Ingeniero, Thor, el Dios del trueno, quien se encargaba de hacer ajustes a los aparatos para que funcionaran con energías amigables con el medio ambiente.

El taxi en medio de miles de autos avanzaba poco,  luego se detenía, media hora llevaba en esas, cuando Dios se vio atraído por, ja, quién lo diría, una simple humana, había visto entre sus creaciones a los más hermosos ángeles y demonios, incluso, sí, unas cuantas humanas atractivas, pero ninguna le había impactado tanto, y, a decir verdad, no era tan bella, pero, eso sí, era imposible no verla rodeada de todas esas personas de negros cabellos, o de cabezas rapadas, ella tenía el cabello rosa, la piel blanca, un gigantesco artilugio con forma de calavera prendido de la mejilla izquierda, tenía además medio rostro tatuado. Vestía una blusa muy transparente y corta,-no llevaba sostenedor-pantalones oscuros de un cuero sintético de alta calidad. La vio abrirse paso fumando un Micanxas electrónico esencia cítrica color verde mar olor a orgasmo,-no pregunten, cada quién sabe a qué huele su orgasmo-desatorarse de todas esas cansadas almas esclavas de la industria, subir a una moto y marcharse usando la zona de peatones por carretera, las personas daban un salto al costado para evitar ser atropelladas,  Dios sintió vergüenza de que eso le hubiera resultado agradable, pero luego pensó que a lo mejor era eso lo que necesitaba, un poco de emoción, algo diferente,  luego tachó ese pensamiento, el Rey de Reyes no podía comportarse de manera tan mundana. Dos horas después llegó por fin a la zona de los teleféricos, uno de ellos le llevaría al santuario...era sin duda un lugar bueno, ningún lugar estando repleto de nekos podía ser malo, los había de todos los colores, los había brillantes y llenos de estrellas, los había lunares y miradores de lunas. No había pisado el primer escalón cuando apareció de la nada frente a sus pupilas un monje de túnica roja acompañado por un tigre gigantesco de pelaje dorado, el monje le extendió una mano. Le condujo por un corredor rodeado de otros monjes que levitaban en posición de loto con cerrados ojos que todo lo veían, pues sus oídos estaban muy abiertos y el viento le contaba a sus cuerpos las cosas que las personas comunes no podían percibir, esas cosas que siempre están rodeándonos, pero sin que les veamos, o sin que se nos apetezca verles. Luego de tres vueltas a la izquierda, dos a la derecha y cinco vueltas en ascenso llegaron a un salón muy grande donde Dios pudo reconocer a todos los rostros meditantes, eran otros Dioses, otros exiliados, griegos, Romanos y demás-pana, ¿en verdad sos vos?-escuchó que alguien dijo a su espalda, se dio vuelta y se encontró con Cronos, luego corrió para abrazarle, hace tanto que no se veían-amigo, tiempo sin verte-¿dónde estabas?-dijo Dios-aquí, he estado meditando los últimos cincuenta años, alejado de los demás para provecho de la máxima concentración, pero eso ha terminado hoy-dijo Cronos-¿por qué?-preguntó Dios-he superado los daños que me causó el encierro en el Tártaro-dijo Cronos-que bien amigo-dijo Dios-lo mismo digo ¿y qué haces por acá?-dijo Cronos-necesito encontrarme como lo has hecho tú-dijo Dios-lo que buscas no lo vas a encontrar acá-dijo Cronos-¿por qué? preguntó Dios-yo buscaba paz y aquí la encontré, tú no buscas paz, bien que te conozco-dijo Cronos-dime señor del tiempo, dónde lo puedo encontrar-dijo Dios-afuera, en el mundo que has creado-dijo Cronos-¿afuera? Pero si conozco todo el mundo-dijo Dios-no, no lo conoces, no has bajado, no has estado nunca con una mujer-dijo Cronos-ack, nunca cambiarás-dijo Dios-pero es verdad lo que digo, mirá, hagamos algo, acompáñame al mundo,  si no te gusta nos separamos-dijo Cronos-vas a dejar el monasterio-dijo Dios-sí, ya no tengo nada que hacer aquí-dijo Cronos-lo siento, pero no puedo acompañarte, además ¿por qué hablas como si esto no hiciera parte del mundo?-dijo Dios-éste es un lugar en el mundo, pero a la vez no lo es-dijo Cronos-no entiendo-dijo Dios-qué no entiendes, el Dios de Dioses no lo entiende, amigo, tú lo creaste, este es uno de los tantos umbrales que conectan a los mundos mortales con los mundos espirituales, aquí se viene para matar el estrés o buscar sabiduría filosófica, pero no para lo que tú buscas, la gente suele hacer lo que tú, buscar quién es pensando a solas, pero eso no soluciona nada, rodeado de personas se puede pensar en lo mismo, si quieres saber quién eres debes analizar qué es lo que en verdad te llena, te motiva, te hace feliz, si no lo encuentras debes salir a buscarle, encerrarte no ayuda, aislarte no ayuda, amigo, vive lo que no has vivido, lo que te asusta, lo que crees que no es correcto, todo lo que creíste que jamás harías, puede que te generes algunos daños, a los mejor unos sean irreparables, pero, podría suceder que encontraras la respuesta, mira, he conocido personas que pensaban de un modo, y de pronto se toparon con seres a los que nunca creyeron, ni quisieron tener cerca, pero se enamoraron de ellos,  vivieron lo que nunca pensaron, sus mentes cambiaron, es que mira, hasta los Dioses tenemos metidas en la cabeza reglas tontas que nos impiden ver lo maravilloso de otros seres, sólo aceptamos lo bonito de lo que conocemos, de lo que creemos es normal, pero, te puedo asegurar que en lo diferente, o incluso en lo más simple, se puede encontrar mucha miel, te lo digo porque, mira, humanos, son tan, básicos, pero cuánto me han enseñado,  sus mujeres, Uff, sus mujeres,  sus hombres, Uff, sus hombres, no te imaginas la locura que es convivir con ellos, ningún Dios o Diosa me ha hecho el sexo como ellos, por qué, porque para los Dioses y Diosas es una necesidad, pero no es todo en su mundo, les preocupan el poder, la riqueza, la adoración-dijo Cronos-pero a los humanos también-dijo Dios-sí, pero ellos le dan al sexo la importancia que se merece, por lo menos la mayoría lo hace-dijo Cronos. Lograron sus palabras convencer a Dios, de modo que esa misma noche se infiltraron entre los seres humanos como dos hombres más, subieron a un avión y viajaron a la República de las Américas, a una de las Ciudades preferidas por Cronos, si lo era hace cincuenta años, lo sería ahora mucho más. Quilichao había crecido de modo impresionante.

La teoría del amigo imaginarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora