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Cuando la policía entró al estadio, todas las miradas se clavaron en aquella escena. Lo ocurrido con el capitán de Os Reis preocupaba tanto a sus compañeros como a los japoneses, pero simplemente observaron todo en silencio.

- Zoolan Rice, queda usted detenido - La mirada del detective Smith se posó sobre el otro hombre - Y usted también, Aarón Stonewall - Todo el equipo observó en shock al  mohicano al oír aquel apellido.

- Tiene que estar equivocado, yo no he hecho nada - A pesar de sus quejas, pronto tuvo las esposas puestas y su mirada se clavó en su hijo - ¡Todo esto es tu culpa, mocoso!

- No, no es mi culpa - Sin dudar ni un solo segundo, el ojiverde se acercó a su progenitor - Yo nunca te pedí que te unieses a alguien así... De hecho, nunca pedí que nos abandonases, ¿o acaso sí lo hice? - Aquello sacó al hombre de sus casillas.

De un momento a otro, el adulto logró alcanzar un balón y disparó con todas sus fuerzas con la mala suerte de que el balón se desvió hacia el peliazul; pero al notar esto, Caleb terminó por interponerse de forma que el balón le dio en la cabeza, acto que hizo que los agentes reprimiesen al hombre con ayuda de una táser antes de llevárselo junto con Zoolan.

- ¿Estás bien, Caleb? - Ante la pregunta, el nombrado solo asintió levemente.

Cuando el partido se terminó todos volvieron a casa hablando de la emoción por estar cerca de la final... o al menos eso hacían todos menos cierta pareja sentada en el fondo del autobús.

- ¿Seguro que estás bien...? - Ante la preocupación del peliazul, el mohicano solo sonrió levemente y entrelazó sus manos, acariciándolas.

- Si, tranquilo... - En cuanto dijo eso, una pequeña mueca se dibujó en su rostro mientras llevaba una mano a su cabeza.

- No hagas locuras, el golpe fue fuerte... - El centrocampista quiso responder, pero antes de poder hacerlo, sintió que se le cerraban los ojos y se dejó caer sobre el hombro de Nathan, quien le miró alarmado - ¡C-Caleb...!

Al cabo de unas horas, aquel mismo ambiente de angustia volvía a estar presente en el hostal, con todos reunidos en el comedor. Después del grito de Nathan, el entrenador había terminado por llevar a Caleb al hospital tras avisar a su madrastra; con su padre en la cárcel, era ella quien tenía ahora su custodia.

- Nathan... - Por su parte, David trataba de hacer todo lo posible por animar y apoyar a su amigo.

- No digas de nuevo que todo está bien porque saber que no es verdad, David... - El pelician quiso responder, pero en ese momento se abrió la puerta del comedor y todos se levantaron con cierto apuro - Señor Hillman, ¿cómo está Caleb?

- Eso, ¿y cuándo volverá? - El capitán del equipo también se veía bastante abatido, pero a pesar de ello el hombre no respondió.

- Eso es algo que solo le concierne a su familia... - Quiso retirarse, pero una voz le detuvo.

- Caleb es nuestro compañero y ha hecho mucho por el equipo, de no ser por su actuación contra Corea tal vez no estaríamos aquí - La voz decidida de Jude sorprendió a todos - Por favor, díganos qué ha pasado.

- ...La situación es complicada - Tras tanta insistencia, el anciano había terminado por hablar - El ataque de su padre le provocó daños bastante graves, así que tendrá que estar en el hospital algún tiempo.

- ¿Cuánto es eso? ¿Una semana más o menos...? - La pregunta del portero de la Royal no tuvo una respuesta instantánea.

- Chicos... Caleb no podrá jugar contra Costail, su paso por el Mundial se ha terminado - Aquello dejó a todos en shock - En unas horas se irá a Washington con su familia para que le traten en el hospital - Hizo una pausa antes de mirar de reojo - Nathan, no vayas al hospital.

- Lo siento, pero no va a ser usted el que me diga qué hacer - Tras decir eso, salió corriendo dando un portazo.

Mientras corría hacia el hospital, las palabras de Hillman se repetían en su cabeza provocando que las lágrimas se acumulasen en sus ojos, ¿realmente todo se había acabado así para Caleb? Simplemente no podía aceptarlo, se negaba a que aquella realidad se cumpliese.

Cuando llegó, preguntó rápidamente por el número de su habitación y en cuanto lo tuvo salió hacia ella con ritmo rápido. Cuando entró, pudo distinguir cómo Travis estaba apoyado en una pared mientras Sophia sostenía la mano del mohicano con la cabeza algo baja; él estaba tumbado en la cama, dormido...o inconsciente, no lo sabía y prefería no hacerlo.

Inconscientemente, secó sus mejillas y se acercó algunos pasos, pero de pronto se detuvo y sólo le observó en silencio, era como si todo su cuerpo se hubiese quedado paralizado. No tardó en sentir una mano sobre su hombro antes de mirar de reojo a David, Joe y Jude, al parecer ellos también habían desobedecido a Hillman.

- Entrenador... - La mirada del mencionado y de Jude parecieron conectarse, no necesitaban palabras.

- Hillman ya os lo habrá dicho, su paso por el Mundial se ha terminado, no hay nada que hacer, pero eso no quita que se haya buscado un castigo para su padre.

- Ese ser no es su padre - La voz del peliazul sonaba totalmente rota, pero sus ojos mostraban determinación - Un padre jamás le haría algo así a su hijo.

- Tenéis razón... - Las miradas se posaron en la mujer y en su sonrisa triste - Sé que yo no comparto sangre con él, pero os prometo que como madrastra intentaré darle una familia...

Después de aquella conversación, los chicos se quedaron allí un tiempo hasta que tuvieron que irse. Las horas pasaron tan rápido que pronto todos se habían reunido en el aeropuerto para despedirse del mohicano aunque él no les oyese.

Tras unos segundos pensando, Nathan terminó por acercarse y dejar un corto y suave beso en sus labios antes de separarse y mirarle, susurrando cerca de su rostro.

- Nuestros caminos se separan aquí, pero te prometo que ganaremos por ti... Hasta pronto, Caleb Stonewall... 

Sin que nadie dijese nada más, aquel avión causó una bifurcación que afectaría al Inazuma Japón de una forma nunca antes vista... sobre todo al jugador con el dorsal nº 2.

PULL THE TRIGGER ;; Inazuma Eleven ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora