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10 AÑOS DESPUÉS...

Cuando pisó aquella ciudad, sus ojos recorrieron todo el lugar con la mirada, todavía lo recordaba a pesar de haber estado tanto tiempo lejos y de lo mucho que había cambiado. A pesar de todo, echaba de menos el ambiente deportivo que había reinado durante su infancia en aquellas calles; con la prohibición del fútbol por parte del Sector V, aquella aura que tanto caracterizaba a Inazuma parecía haber desaparecido.

Sacudió levemente la cabeza y siguió caminando, aquel no era momento de sentimentalismos, al fin y al cabo había vuelto de Estados Unidos para cumplir con una misión...

A pesar de haber estado a miles de kilómetros de distancia con Japón, en cuanto se había enterado de lo que ocurría con el Sector V y la regulación del fútbol liderada por Alex Zabel no había dudado en tomar cartas en el asunto. 

Al principio simplemente reclutaba información incluso si tenía que ser de forma ilegal, pero todo había cambiado con la aparición de alguien en su vida. De forma casi accidental, había logrado contactar con un chico que vivía el infierno de los Imperiales de primera mano y que había accedido a contarle todo lo que sabía e incluso ser su ''espía'', pero lo que en un principio solo había sido una mera relación de complicidad había derivado en un fuerte sentimiento familiar...Para Caleb, aquel chico era como un hermano pequeño o incluso un hijo.

Tras un rato caminando, llegó al estadio, por suerte el partido todavía no había comenzado. Podía ver cómo los jugadores del Raimon y del Kirkwood estaban reunidos en sus respectivos banquillos y trató de recordar los nombres de los Imperiales que aquel chico le había dicho, pero su concentración se vio rota cuando sintió una mano en su hombro.

- ¡Caleb, has vuelto! - Su mirada se concentró en aquellos ojos verdes que le miraban con entusiasmo antes de sonreír levemente, el contrario solo fingió enfado - Yo te mato, mira que quedarte a vivir en Los Ángeles y no avisarme...

- Me alegra verte, Aiden... ¿pero cómo es que estás aquí y no en Hokkaido? - El pelinaranja solo sonrió mientras se sentaba a su lado.

- Byron entrena al Kirkwood, que menos que venir - Una sonrisa boba se dibujó en sus labios antes de que la borrase y rodase la mirada - Además, tenía que hacer de niñera...

- Señor Froste, ¿por qué no se calla y disfruta el partido en silencio? - El chico fulminó con la mirada al peliazul a su lado, al cual Caleb reconoció como a Njord Snio, respirando profundamente para callarse lo que pensaba decir.

Tras reír levemente, la mirada de Caleb se clavó en el campo cuando el partido comenzó. Le confundía un poco la presente rivalidad interna del Kirkwood, pero su atención pronto fue acaparada por uno de los defensas del Raimon. En aquel momento no podía recordar su nombre, pero sus movimientos le recordaban a alguien... aunque no estaba seguro de a quién.

Intentó recordar algo, pero lo único que consiguió fue un dolor de cabeza. Debido a los problemas médicos que su ''padre'' le había causado desde aquel día, había perdido algo de memoria, pero esforzarse por recordar solo hacía que todo empeorase... Ese era uno de los motivos por los que todavía aborrecía a quien le había dado la vida, la misma persona que se la había arruinado y ahora se estaba pudriendo en la cárcel.

Cuando el partido terminó, por fin logró descubrir el nombre de aquel defensa: Gabriel García...no estaba del todo seguro, pero algo le decía que no era la primera vez que miraba aquella forma de defender. Cuando la gente comenzó a despejar el estadio, Njord salió corriendo para ir con uno de los jugadores del Kirkwood mientras los dos adultos caminaban tranquilamente.

- ¿Te ha enterado de lo que pasa, verdad? - El moreno solo asintió en silencio.

- Mark me llamó para que fuese a reunirme con ellos... mañana iré a esa famosa isla Santuario, queremos descubrir de una vez por todas lo que pasa allí... - Inconscientemente, cerró los puños con algo de fuerza, él tenía otro motivo extra para querer ir a aquel lugar.

- Todos se pondrán muy felices si descubren que has vuelto... Sobre todo Nathan - Aquel nombre hizo que el centrocampista se detuviese - ¿Qué pasa, dije algo malo?

- No... No es nada, sigamos - Aún algo confuso, Aiden terminó por aceptar y siguió sus pasos.

Siguieron caminando un rato, fueron a tomar algo juntos aprovechando que el peliazul se había ido a dar una vuelta con el capitán del Kirkwood y cuando comenzó a anochecer ambos se despidieron y cada uno volvió a su casa.

Esa noche no pudo dormir. Aunque le recomendasen no esforzarse por recordar quiso hacerlo, necesitaba tener todos sus recuerdos de vuelta para entender lo que pasaba a su alrededor y algunas cosas de su pasado que no habían quedado del todo claras. Poco a poco, surtió efecto: recordó la Royal Academy Redux, el enfrentamiento contra ''Mister D'', el partido contra Argentina... y por algún motivo, recordar esto último le provocó una presión en el pecho, como si estuviese olvidando algo importante.

Cuando quiso darse cuenta, estaba a solo 30 minutos de que llegase la hora acordada para zarpar hacia la isla, no había pegado ojo en toda la noche. En cuanto tuvo sus cosas, caminó hacia el puerto hasta que al fin llegó, el capitán del barco le hizo una seña para que entrase y pronto estuvieron en medio del mar.

Cuando pisó el Santuario, el ambiente hostil se hizo presente al momento. Comenzó a caminar tranquilamente mirando a su alrededor hasta que sus pasos se detuvieron al estar frente a una pequeña cueva, aquella había sido la ''ubicación'' que Mark le había dado.

- ¿Hola? ¿Mark? - Comenzó a adentrarse en la cueva iluminando todo con la luz de su móvil.

- ¿Quién está ahí...? - Aquella voz le sobresaltó, pero no retrocedió y solo se quedó inmóvil al ver a la persona ante él.

- Nathan... - Al verle, el peliazul solo sonrió levemente.

- Bienvenido a casa, Caleb... 

PULL THE TRIGGER ;; Inazuma Eleven ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora