En los siguientes días, las cosas se veían diferentes durante los entrenamientos. Todos estaban emocionados por la vuelta de Shawn y por el hecho de que se enfrentarían a Estados Unidos y eso implicaba estar más cerca de enfrentarse a Italia, pero algo no marchaba del todo bien con Nathan...algo que no pasó desapercibido por Caleb.
- Por fin ha terminado el entrenamiento, estoy agotado... - La voz aliviada de Scotty se hizo presente.
- ¿Dónde vas, Caleb? - La pregunta de Jude no se hizo de rogar cuando vio al mohicano caminar lejos del hostal.
- Voy a dar una vuelta - Su respuesta fue cortante antes de empezar a correr alejándose del hostal y por tanto de los demás.
Mientras iba dejando atrás la zona japonesa, la velocidad de su carrera aumentaba de forma inconsciente. En aquel momento necesitaba seriamente despejarse, concentrarse en los futuros entrenamientos, en el próximo partido... dejar de pensar en la situación de Nathan.
De reojo, sus ojos pudieron distinguir cómo había llegado a una nueva zona, pero no supo diferenciar a qué país pertenecía, su cabeza tenía otra pregunta más importante en mente: ¿en qué momento había empezado a preocuparse tanto por el defensa? Hasta el partido con Corea, no le habían importado sus compañeros en ningún momento... ¿por qué ahora?
De un momento a otro, su mirada comenzó a volverse borrosa y sus movimientos comenzaron a ser irregulares mientras sentía su piel arder... pero aún así prefirió no detenerse hasta que sus piernas fallaron, pero no llegó a tocar el suelo.
- Deberías tener más cuidado... Anda, siéntate a la sombra - Por algún motivo, aquella voz se le hacía bastante familiar, pero no la reconocía al completo y menos al rostro de su dueño.
- Déjame... - Intentó moverse, pero no tenía fuerzas, tenía el cuerpo agotado.
- No seas cabezota, Stonewall. Descansamos un poco aquí a la sombra y luego ya te ayudo a llegar al hostal - El mohicano suspiró y terminó por ceder, aceptando el agua que su compañero le había dado pese a no verle con claridad.
Después de un buen rato, pudo levantarse, sintiendo cómo el contrario pasaba uno de sus brazos sobre sus hombros. Todavía tenía la mirada borrosa, pero solo con ese gesto pudo intuir que la otra persona era bastante más alta que él.
Cuando llegaron al hostal tras caminar y parar un buen rato, le extrañó bastante no escuchar las voces de los demás en el campo, normalmente a esa hora todos debían estar entrenando. Prefirió no tomarle importancia y solo cerró los ojos con fuerza unos segundos al marearse, sintiendo cómo su acompañante reforzaba el agarre para que no cayese.
Entraron al hostal y fueron casi directos al comedor, se sorprendió un poco al escuchar a todos allí, ¿qué estaban haciendo? A pesar de su curiosidad, en aquel momento lo único que quería era sentarse y beber algo; pero al menos su vista se había vuelto nítida y por fin había logrado distinguir a la persona que le había llevado hasta allí.
- ¡Joe! - Lo primero que vio al levantar la cabeza fue cómo David se acercaba y abrazaba al moreno, él solo rio y dejó un beso en su frente - ¿Qué haces aquí...?
- Llegué hace un rato con intención de venir y animaros para el siguiente partido, pero cuando caminaba hacia aquí tuve un pequeño inconveniente... - Casi de forma inmediata, todas las miradas se clavaron en el mohicano, él solo suspiró y se levantó.
- A mi dejadme en paz. Si te molestaba, no fui yo el que pidió que me trajeras aquí - Sin añadir nada más, salió de allí.
Mientras caminaba hacia su habitación, su mirada estaba clavada en sus propios pies. No le molestaba que Joe le hubiese ayudado, en el fondo lo agradecía, pero odiaba que la gente se preocupase por él, estaba acostumbrado a la soledad y a solucionar sus problemas él solo.
- Deberías dejar que las chicas viesen si ya estás bien - Aunque se sobresaltó un poco al escuchar la voz de Nathan, no se detuvo.
- Es mi cuerpo y sé que estoy bien, nadie lo puede saber mejor que yo - A pesar de sus palabras, un fuerte mareo le golpeó y por poco se cae al suelo.
- ¡Caleb! - El defensa logró sostenerle y se puso frente a él - Deja de ser tan cabezota y deja que te ayuden - Hizo una leve pausa y le miró a los ojos - Y si no quieres que ellas se acerquen a ti, al menos deja que yo me quede un poco contigo... - De nuevo hizo otra pausa mientras desviaba la mirada - Te...Te necesitaremos para el próximo partido, no puedes enfermar...
- Haz...Haz lo que quieras... - Pudo ver cómo el peliazul esbozaba una pequeña sonrisa y acto seguido sintió su rostro arder, su cabeza culpó de ello a su situación y a la fiebre... tenía que ser eso, no había otra posibilidad.
Después de esa pequeña conversación, los dos se fueron a la habitación del centrocampista y se quedaron allí. Nathan no paró de insistir hasta que logró que el contrario se tumbase a descansar, y cuando lo consiguió por fin, sonrió de forma triunfal.
- Oye... ¿a qué viene esto? - La mirada del peliazul se centró en él, estaba confuso.
- ¿A qué te refieres? - Caleb, que hasta ese momento le había dado la espalda, terminó por girarse y mirarle a la cara...o al menos lo intentaba.
- Todo este rollo de ''cuidarme''... ¿por qué lo haces? - Aunque se sorprendió, el defensa logró disimularlo y solo arqueó una ceja, apoyándose levemente en la cama.
- Ya te lo dije, no podemos dejar que enfermes antes del part... - Sus palabras se vieron interrumpidas.
- No te creo - Sin añadir nada más, se acercó bastante al rostro del peliazul - Dime la verdad.
A pesar de la orden del contrario, Nathan no pudo reaccionar, aquella cercanía le había puesto nervioso y, sin saber muy bien porqué, ese mismo sentimiento se traspasó a Caleb cuando se dio cuenta, ambos habían terminado por mirarse fijamente a los ojos.
Cuando fueron conscientes de ello, terminaron por separarse y se dieron la espalda mutuamente, pensando ambos en lo mismo: ¿qué acababa de pasar?
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PULL THE TRIGGER ;; Inazuma Eleven ✓
Fiksi Penggemar''Me enamoré, me enamoré de ti como un imbécil. Puse en tu poder una pistola apuntando hacia mi corazón, y confié en que nunca apretarías el gatillo.''