Parte 2

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Desperté un par de horas después, o un día después, no lo sabía, seguía habiendo una oscuridad abismal fuera. Igualmente salí después de salir de mi incertidumbre de recién despertar.

Waldgeist estaba casualmente tocando la armónica mientras se balanceaba en su mecedora vieja. Se notaba que era vieja porque tenía un poco de musgo por las patas.

—Ah, ya has despertado.

—Sí, supongo, a no ser que todo esto siga siendo un sueño.

Al decir eso Waldgeist se acercó a mí y me pegó en el hombro, haciéndome un poco de daño.

—¡Au!

—¿Ves? No es un sueño, soy real. Tienes suerte de haber acabado aquí, podrías haber muerto de hambre o te podría haber pillado cualquier Kawa-Uso nómada. Ven, te llevaré a tu billete de ida.

Bajamos de la cabaña y me acercó a la parte de atrás, donde se revelaba junto a la apertura del bosque un lago igual de oscuro que el suelo, se sabía que era un lago porque por fin se veía una luna encima de Walgeist y de mí.

Era enorme y blanca, muy bonita, pensé por un momento en la luna de la tierra, y cómo en las películas agrandaban su tamaño, esta luna se parecía a ese tipo de lunas. Le pregunté a Waldgeist por el nombre de la luna, interés, y me dijo que se llamaba Bizion E-23. Muy bonito el nombre.

Me ayudó a preparar la barca que me había ofrecido, subí la mochila y me dio un bocadillo para el camino.

—Te aconsejo que lleves cuidado. —Me dijo—. Hay mucho mosquito suelto por el lago, saldrás con vida si te topas con alguno, pero con poca sangre, el bocadillo que te he dado te irá dando inmunidad temporal a las picaduras y lentamente envenenará a los mosquitos que te piquen. Suena cruel pero así perdí yo a un amigo. Lleva cuidado y mucha suerte. Y no te preocupes por el barco, siempre acaba volviendo solo, tiene un hechizo que le hace volver.

—Gracias Waldgeist.

—No hay de qué. Anda, vuelve a tu planeta y disfruta. Envíame una postal si tienes la oportunidad.

Después de la despedida noté otra vez la soledad del principio. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero sabía que había sido bastante desde que había despertado.

Estuve remando un rato hasta que le di el primer bocado al bocata y me tumbé un rato para mirar la luna, inmóvil. Y sin saber en qué momento, me volví a dormir.

Lo supe porque sentí que me despertaba por un leve temblor en la barca, había cogido una pequeña corriente y seguía avanzando hacia donde fuera que iba. Y lo vi. Un mosquito de Kawa-Uso. Pero no un mosquito tigre normal, este era enorme. Más grande que yo.

Volaba por ahí con un farol pequeño en una de sus seis patas, la derecha delantera. El aguijón que tenía era distinto. No era uno ordinario y fino, era enorme, gordo y más puntiagudo, se ve que atacaban a criaturas más grandes, si es que había por aquí.

Vi su potencial cuando un ser vivo emergió del lago, pegando un brinco y siendo pillado en el vuelo por aquel Kawa-Uso. Lo que vi en ese momento fue muy desagradable. Vi como drenaba agresivamente de un soplido la sangre de la criatura en cuestión de segundos. Al acabar con ella simplemente la dejó caer en el lago, pude incluso ver cómo se hundía de lo cerca que estaba.

Por precaución le di otro mordisco al bocadillo, y fue ahí cuando se percató de mi estancia en el barco.

—Bueno, bueno, bueno, debí haber supuesto que habrías acabado por aquí, según Castus habías llegado a parar cerca. —Dijo. La voz sonaba grave y agresiva, como si hubiera estado esperándome y se hubiera comenzado a desesperar.

Mi mente, en un instintivo ni de coña comenzó a remar frenéticamente hasta que lo perdiera de vista, era grande, pero muy lento.

Vi la tentación en un momento de parar y sumergirme debajo de la barca, pero pensé en alejarme un poco más y ya quizás darle esquinazo de esa manera. Y eso hice.

La niebla se levantó momentaneamente, como si de una coincidencia se tratara, y pude quitarme toda la ropa y esconderme debajo de la barca, donde vi aparecer al mosquito titánico y en cuestión de segundos darse por vencido. Cosa que yo no haría tan fácilmente.

No me costó mucho llegar hasta donde intuí que era el sitio al que me había sugerido Waldgeist, y me cago en su puta madre, con perdón, aquel sitio supuso un cambio en mi motivación nada más ver qué se había presentado delante de mí.

Un laberinto.

Donde un mosquito me llevóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora