MIYA CHINEN X TU || 𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐥𝐥𝐮𝐯𝐢𝐚

[𝟬𝟯] 𝖲𝖾𝖼𝗋𝖾𝗍𝗈𝗌 𝗇𝗈𝖼𝗍𝗎𝗋𝗇𝗈𝗌. 🕷

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Era la noche del domingo, me encontraba finalizando algunas tareas pendientes que no había tenido la fortuna de realizar en el día, el clima era algo cálido, así que abrí las ventanas y las puertas del balcón, un poco de ventilación no me venía mal para concentrarme. No quería admitirlo, pero a pesar de su comportamiento, le guardaba cierta admiración a él joven Skater, el mundo del patinaje nunca me había llamado tanto la atención, pensaba "debe ser genial poder hacer esa clase de trucos" no era una persona muy deportista, pero me agradaba ejercitarme y admiraba a las personas que encontraban en ello una profesión o un pasatiempo.

No demoré mucho en encontrar una página web llamada "S" era una campaña de dudosa procedencia que organizaba eventos clandestinos nocturnos cerca de casa, en donde miles de skaters talentosos competían por mero entretenimiento.
Por supuesto, era un lugar sin demasiada regulación, así que era fácil encontrar todo tipo de personas en el público.

La página también tenía un canal de videos y streams para disfrutar de las carreras en vivo desde dispositivos móviles, casi suelto el teléfono cuando un rostro conocido se presentó en la pantalla.

—¿Miya?–

En vivo y en directo, estaba ahí, parado de forma arrogante a punto de competir con otro muchacho de cabellos rojos que parecía ser mayor que él. Como siempre, impresionó a el público con sus movimientos precisos y trucos en la patineta, no pude evitar cuestionarme algunas cosas: "¿Sus padres sabrán de esto?" "¿No es peligroso que un chico tan joven participe en lugares como S?" La carrera finalizó con la derrota del azabache, pasaron un par de horas y me levanté para cerrar las puertas del balcón. El sonido de las ruedas contra el pavimento de la calle hizo que mi visión de fijara en el individuo, que regresaba a casa desvergonzadamente en plena madrugada.

—Dios, si yo me atreviera a salir a estas horas, mis padres me asesinarian...–

Murmuré para mi misma antes de cerrar y recostarme en mi cama, tratando de dormir al menos un par de horas más.

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Me levanté temprano para asistir a clases, me extrañó un poco encontrarme a Miya frente a mi salón, apoyado en la pared como si estuviera esperando a alguien, pase de él, pero jaló de mi mochila de forma brusca, forzandome a retorceder antes de arrastrarme a una esquina de la escuela.

—¡Eek!–

Lo miré confundida antes de recuperar el equilibrio.

—Lo viste.–

—¿El qué?–

—Ayer por la noche.–

Suspiré.

—Ah, si. ¿Y qué?–

Sacó un jugó de su mochila y me lo entregó en las manos.

—Guarda el secreto, ¿quieres?–

Me guiñó el ojo y se retiró tan repentinamente como había aparecido.
Froté mis párpados para despabilarme, aún sorprendida por lo que había sucedido, era un chico muy extraño.

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Otro bendito descanso del estudio, las materias que impartian en la escuela eran mucho más complicadas que las que estudié en mi país natal, aun cometía errores ortográficos y los profesores no eran amables conmigo. Afortunadamente tenía tiempo libre para caminar, pasear un rato y escuchar a mis bandas musicales preferidas, el destino era realmente cruel conmigo, justo cuando creí que mi estado de ánimo había mejorado, mi visión se reencontró con el individuo que tanto trataba de evitar.

Miré a otra dirección y me senté en uno de los columpios para darle la espalda, esperar a que se marchara y continuar con mis asuntos, pero mis planes se verían interrumpidos.

—Que grosera, no aprecio que me ignoren de esa forma, ¿Sabes?–

Rodeé los ojos y me quedé en silencio antes de sacar un paquete de galletas del bolsillo.

—Wah, muchas calorías, con esa alimentación tan mediocre te pondrás gorda y fea.–

—¿Ah si? No te pregunte, gracias.–

Continuó practicando, parecía mucho más agitado que de costumbre, supuse que la derrota anterior lo había frustrado bastante, en una de las curvas que practicaba, un pequeño gato se atravesó, obligándolo a frenar de último momento, chocando contra el pavimento como consecuencia.

—¡Ay!–

Se recostó en el suelo, ambas rodillas comenzaron a sangrarle, se veía doloroso.
Gimoteó de dolor y supuse que ayudarlo no era la mejor opción, pero no iba a dejarlo ahí en el suelo.

—Uy, se te va a caer la pierna.–

Me acerqué y saqué algunas cosas de mi mochila, alcohol y una botella de agua.

—No preguntes, no soy muy organizada y usé esta mochila la última vez que fui a un campamento... El alcohol era para la fogata.–

—No quiero, me va a arder–

—Si tanto te interesa tu apariencia física, deberías saber que si se infecta, habrá más probabilidades de que deje cicatriz.–

Bufó con molestia y rodeó los ojos.

—No recuerdo haber pedido tu ayuda.–

—Y yo no recuerdo haberte pedido consejos para mi dieta–

Finalmente me permitió curarlo, enjuagué la zona con agua y después apliqué el alcohol para desinfectar sus heridas.

—¡Me duele! Oye...–

Cerró sus ojos y algunas lágrimas corrieron por sus mejillas.

—¡Tonta! ¡¿Qué carajo?! ¡Estas siendo muy brusca!–

—¿Siempre eres así de hostil con las personas que intentan ayudarte?–

Terminé de curarlo, le ayudé a levantarse, se sacudió el polvo de la ropa y se dió la vuelta de forma desinteresada.

—Un "gracias" no está de más.–

—Gracias.–

Susurró, casi de forma inaudible.
Sonreí orgullosa y asentí con la cabeza.

—De nada.–