ADVERTENCIAS:
-Exceso de cringe
-Mala ortografía
-Mas cringe
Léelo si quieres, ya estás advertid@. 😀
Estoy editando la historia para darle más sentido y arreglar la ortografía, además mejorar un poco la redacción.
—¡Hey! No recuerdo haberte dado permiso para llamarme por mi nombre, es Chinen para ti, tonta.–
No terminaba de entender cómo acabé en esta situación, el azabache simplemente apareció después del receso y me llevó a el pasillo con algo de brusquedad, mencionó que necesitaba ayuda con algo.
—Hay... Hay un gato atascado en uno de los basureros de la escuela.–
Llevé mi mano a la barbilla, parecía algo nervioso ¿un gatito? No quería cuestionar sus motivos, podía haber pedido la ayuda de un profesor o a alguien de sus amigos, pero se dirigió a mí.
Miya me guió hasta la parte trasera de la institución, los basureros metálicos eran grandes y muy pesados, según me explicó, necesitaba que alguien sostuviera la tapa del cubo para agacharse y ayudar a el animal a liberarse de una de las bolsas plásticas en las que estaba atascada una de las patas del felino, a pesar de ser un arrogante malhumorado, tenía buen corazón.
—No la vayas a soltar, no quiero golpearme la cabeza.–
El azabache se agachó y logró rescatar a la pobre criatura, era un gatito blanco, su apariencia se veía muy deteriorada, tenía la pelusa húmeda y una de sus orejas parecía estar herida.
—Dios mío, pobrecito.–
Tomé a el pequeño entre mis brazos, cuando la voz de un tercero nos exaltó.
—¡Ustedes dos! ¡¿Qué hacen aquí en horario de clase?!–
Escondí a el felino en mi mochila y ambos escapamos del prefecto, conociendo a las autoridades de la escuela, terminarían echando a el gatito sin ningún ápice de compasión. Jadeé después de haber recorrido toda la escuela, no quería meterme en problemas y hacer enfadar a mis padres.
—Uff... Parece que perdimos a ese viejo.–
Murmuró él contrario, aun suspirando para recuperar el aliento.
—Chinen, tienes talento para meterme en situaciones incómodas.–
Actualmente, nos encontrabamos escondidos en una de las habitaciones de almacenamiento del gimnasio, habían escobas, papel higiénico, pelotas de básquetbol, un botiquín de primeros auxilios y varias cajas que desprendían olor a humedad. La variedad de utensilios en el almacén nos permitió tomar cosas prestadas para cuidar del animal.
—Pásame el papel higiénico, el pobre esta lleno de lodo.–
Juntos, nos aseguramos de vendrá bien los cortes de sus patitas, algunos arañazos y otras cosas más leves, de alguna manera, no podía dejar de comparar a Miya con el gato, me recordaba bastante a aquella situación que tuvo lugar en el parque anteriormente.
Pasaron las horas, la campana anunció el final de las clases, y finalmente fuimos capaces de salir de nuestro escondite para dirigirnos a casa, caminamos en silencio a lado del otro, vivíamos relativamente cerca, por lo que nos veíamos forzados a caminar en la misma dirección.
Después de haberlo discutido en nuestro tiempo dentro del almacén, Miya accedió a dejar que "Frodo" se quedará en mi casa en el tiempo de su recuperación, si, Frodo era el nombre que Chinen escogió para bautizar a el gato.
Antes de poder alejarme un poco más, él azabache me detuvo y desvío la mirada algo tímido.
—Ehm, oye...–
—¿Si?–
—Puedes... ¿Puedes darme tu número?–
Estába a punto de contestarle, pero me interrumpió.
—¡No es porque me intereses o algo así! Solo quiero estar en contacto para saber el estado de Frodo, es todo... ¡No te hagas ideas raras!–
Sonreí divertida, saqué mi teléfono e intercambiamos números, me miró emocionado y estrechó mi mano antes de preguntar:
—Por cierto, necesito agendarte de forma adecuada... ¿Cómo te llamas?–
