______...¿Coulter? | Peter Hayes o Uriah Pedrad

Capítulo VI

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Antes de comenzar con la historia voy a avisar de unos cuantos cambios, no son muchos, pero así sabréis mejor que personaje habla.
Familia: •
Amigos: ~
_______: -
Desconocido: ▪︎
Peter o Uriah: =
Eso es todo, una estupidez, pero se aclara un poco mejor.

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Último día aquí, sé que debo ir representando a mi facción hasta que este en otra, pero no puedo ir con el típico semi-recogido que llevan todos aquí, a parte si lo que Uriah me dijo es cierto vamos a tener que correr y con tacones y el pelo en la cara no sé si lo lograré, así que me hago una coleta estilizandola lo mejor posible y me pongo los zapatos más cómodos, pero medianamente elegantes en mi armario, lo bueno de esto es que puedo decidir si ponerme un vestido o no en este día.
Cojo mis leggins y un suéter azul y me voy al baño a darme una ducha rápida.

•______, llegaremos tarde si no sales ya de ahí, todavía tenemos que llegar al edificio y coger sitio.

-Ya salgo, dame dos minutos como mucho- digo poniendome los zapatos.

Salgo corriendo del baño bajando las escaleras de 2 en 2.

•Bien, ya estas aquí, monta en el coche.

Me monto en el lado del acompañante mientras mi padre arranca y busca la ruta más segura, aunque casi no pasan coches y no tiene mucho sentido que haga eso.

Mi padre es un hombre con una vista perfecta, pero como muchos eruditos aquí lleva gafas por vanidad y en un intento de parecer más listo, si eso es posible.

•Ya hemos llegado• anuncia, sacandome de mi ensoñación y su cara de decepción cuando me vaya de aquí.

-Vale - me bajo del coche, y antes de que empiece a andar me para y dice.

•Sé que no he sido el mejor padre del mundo, pero protégete cuando estes allí y busca a tu hermano, él te ayudará.

Asiento y entramos al edificio, vemos como el único ascensor que hay se abre y se empieza a amontonar la gente, eruditos, veraces, coordiales, pero ningún abnegado ni ningún osado. Sé porque los abnegados no suben, de "buenos" son tontos y se quedan fuera cediendole el turno a otros, pero no veo a ningún osado así que supongo que seguirán en el tren que les trae aquí.

Mi padre me empuja para entrar en el ascensor al que no cabe ni un alfiler, pero lo consigue sacando a un veraz a punto de matarnos por ello. Subimos, bastante rápido para la de plantas que hay y entramos en pelotón a la sala de la ceremonia. Le cojo la mano como cuando era una cría al que creía que era mi padre, pero no es su mano, giró a ver a quien se la he cogido y me encuentro al chico de la otra noche. Y sonriendo dice:

=Sabía que no te me podías resistir= Me suelta y va con quien creo que son sus padres, dejandome confundida, ¿gustarme? ¿él?

No podría ser posible, le conozco de una noche. Doy por zanjada la disputa en mi cabeza y me siento con los eruditos, observando las caras de miedo, alegría, tristeza y confusión a mi alrededor.