Capítulo IV

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Oigo el timbre abajo, y mi nombre siendo llamado por mi padre, es la hora, da igual lo mucho que me haya intentado arreglar, todo se decidirá ahora, es el momento, ahora tendré una madrastra y un estúpido hermanastro de regalo, genial.

Llevo mi camiseta preferida y mi intento de trenza abajo, a conocer los que ahora son mi familia, aunque en unas horas tendré que abandonarlos.

- Coulter, ¿qué haces aquí? - escucho de una voz conocida.

Me giró a ver quien me ha hablado y le veo a él ahí, parado, observándome.

- ¿Qué haces aquí? Te dije que no quería verte y apareces aquí siendo ahora mi hermanastro, anda y que te den - le digo corriendo a mi habitación.

No podía ser otro, tenia que ser Edward, sabes de estos que de pequeños hacéis la promesa de ser siempre mejores amigos e iros a vivir juntos cuando fuerais mayores, bueno, así de unidos éramos Edward y yo. Llevaba ya 3 años sin verle más que en clase, os preguntareis que ha pasado para que piense eso. Muy simple, decidió que sería buena idea que ambos nos subiéramos al tren como los de Osadía, y me dejo sola. Simplemente bajo y no me ayudó, y me quede en el tren hasta llegar a Cordialidad... Obviamente después de dejarme tirada no quise volver a dirigirle la palabra, no lo hice en mi momento más duro, no lo iba a hacer ahora.

Ya en mi habitación decido que en vez de conocer a mi "familia", prefiero irme a entrenar o simplemente correr hasta acabar con toda la furia contenida. Me pongo una camiseta deportiva, unos leggins, y me hago una coleta para ver mientras corro. Y por supuesto, salgo por la ventana, si tienes una puerta sal por la ventana, filosofía de vida.

Después de 20 minutos corriendo, paso cerca del distrito de verdad, ya que esta relativamente cerca y oigo un grito.

- ¡No sabía que pasaban lindezas a esta hora! ¿No es un poco tarde para ir a correr muñeca?

- Aléjate - le grito, creo que es un abandonado.

¿Qué hará por aquí?, a parte de robar o algo por el estilo.

Me ignora y se sigue acercando con una mirada lasciva, que no hace más que incomodarme y repugnarme, a saber que se le pasa por la cabeza.

- Te ha dicho que la dejes o acaso también eres sordo sin talentos - dice un veraz de grandes ojos verdes.

El abandonado se marcha y entonces el veraz se me acerca: ¿Todo bien sabelotodo?

-Eh....sí, claro, por supuesto.

¡¿Porque tenía que tener esos ojos tan hipnóticos?!
Se ríe con la sonrisa más burlesca, y atractiva a la vez, que he visto nunca.

- No te ofendas cerebrito, pero no nos hemos ni presentado y ya has caído a mis pies, me esperaba algo más de una erudita.

-No lo soy, pero mi familia sí, a parte quien te ha dicho que yo haya caído a tus pies, tu y tus "técnicas" para saber la verdad.

- Pues sí, se podría decir que se leer a la gente y se que me deseas - dice con un tono de superioridad - a parte, ¿qué hace una sabelotodo como tú, a estas horas en verdad ?

- Entrenar - le contesto con simpleza - lo ideal es hacer entre 30 minutos y 2 horas de deporte al día, y hoy no había hecho mi dosis hasta ahora, aunque con toda la interrupción creo que he hablado más que hecho deporte, ¿y tú que haces tan tarde fuera?

- Pues vi a una damisela en apuros junto a ese sin talento y decidí ayudarla.

- Esta damisela no necesitaba ayuda hasta que apareciste, pero no me quejo de tu compañía.

- Obviamente soy encantador.

- Dejemos que te lo creas - le dije entre risas - soy _____ de todas formas, ¿y tu veraz?

- Me puedes llamar Peter.

- Bueno Peter, un placer, te veré en la selección mañana, ¿no?

- Por supuesto sabelotodo.

Emprendí el camino de vuelta a casa, y no pude quitarme las palabras de Peter ni la confesión de Uriah de mi mente hasta que llegue a mi habitación y decidí leer un libro para quitármelos de la mente; al menos por unas horas.

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Espero que os guste por ahora, por ahora no pienso ser un autor cruel que va matando muy macabramente a sus personajes, pero nunca se sabe.

Modificado: 01/01/2023

______...¿Coulter? | Peter Hayes o Uriah PedradDonde viven las historias. Descúbrelo ahora