Aturdida por los recuerdos de la noche, me levanto de un salto. Me pongo un albornoz de seda en tono crudo. Y me voy hacia el salon.
Si Juan sigue ahí, podre aclarar las cosas de una vez por todas.
Me acerco al salón de puntillas.
En la mesa, esta dispuesto un desayuno descomunal. Levanto los ojos al techo, con una sonrisa en los labios. Me encanta su manera de cuidarme hasta los mínimos detalles,. Como si yo fuera la séptima maravilla del mundo.
(Pero, ¿donde esta?)
Enrollo en mi dedo un mechón de mi cabello mientras que me apoyo en la pared. En copas de plata están presentados huevos revueltos y fruta fresca. Al lado de un rascacielos de pancakes destaca en una bandeja una apetitosa bollería. El zumo de naranja esta exprimido en una jarra de cristal..
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Con juan no hay termino medio. Sin embargo, me gustaría que conmigo fuese más normal. No necesito todo esto habría preferido sin duda despertarme en sus brazos. Temo nuestra charla, pero tomo más aun la idea de comer sola en esta inmensa suite decido dar marcha atrás he ir al baño. Necesito lavarme. Tengo que quitarme a Juan de la cabeza. Mientras brota el chorro de agua, me miro en el espejo veo a una joven que ya no parezco yo.
Soy incapaz de resistirme a Juan. Esta noche, he olvidado su humillante ofrecimiento del restaurante para disfrutar de su cuerpo.
Juan ha obtenido todo lo que quería. He pasado un buen rato, pero ahora.
¿Donde estoy?
Suspiro y dibujo un smiley que representa bien mi humor en el espejo empañado. Me quito el albornoz y me pongo bajo el chorro de agua. Cierro los ojos de placer y me concentro únicamente en la sensación del agua deslizándose por mi piel. Pongo el agua caliente y me quedo inmóvil.
Con juan siempre tengo que estar alerta es como si toda mi historia fuera solo una cosa ardiente pero huidiza, cambiante, efímera. Pero la verdadera vida no es así. Y sinceramente me pregunto si Juan vive en el mundo real. Es un hombre que desprende aventura, pasion. ¿Como esperar que sea distinto en sus relaciones amorosas. Me pidió que me casara con el pero ¿Realmente es lo que quiere? Si es solo por miedo a perderme, es ya una batalla perdida. Y si es para aprisionarme en una jaula dorada igualmente. Me pongo hacia atrás hasta apoyarme en los azulejos frios de la ducha. ¿Que va a pasar ahora con Juan?
